La carrera demócrata en Estados Unidos entró este domingo en una fase decisiva con todas las miradas centradas en el supermartes, una mega jornada electoral que repartirá el 34 % de los apoyos para lograr la candidatura del partido y a la que el senador progresista Bernie Sanders llega como gran favorito, y con una división entre el candidato del statu quo del partido, Joe Biden y el multimilonario Mike Bloomberg que participa de las internas por primera vez este martes.
Al supermartes están llamados a votar en simultaneo los habitantes de 14 estados que definirán como se reparten entre los distintos candidatos 1.357 delegados (34% de los 3.979 que se eligen en total). La cantidad de estados y la de delegados que se ponen en juego la determinan como una fecha clave. Para entender la magnitud de la jornada de este martes hay que tener en cuenta que desde que empezaron las elecciones internas a principio de febrero se votó solo en 4 estados, que definieron el reparto de 155 delegados.
Cualquier candidato que quiera obtener la nominación como candidato presidencial del partido tiene que llegar al "número mágico" de 1.991 delegados en la Convención Demócrata que se realiza luego de que terminan de votar todos los estados, a lo largo del año. Hay que tener en cuenta que las elecciones en Estados Unidos son indirectas, por lo que no es el resultado del voto popular el que elige al candidato sino los delegados que asisten a la convención, y que en caso de no lograr llegar ninguno de los candidatos al "número mágico" (50% del total de delegados), intervienen en la elección los llamados superdelegados. Estos superdelegados son funcionarios del partido, que no se eligen en ninguna instancia democrática, que responden al establishment del partido y representan al statu quo demócrata.
Es por eso que para garantizar la nominación es necesario conseguir la mayor cantidad de delegados, empezando por los que están en juego este supermartes.
Los estados del supermartes
El llamado supermartes siempre ha sido una fecha crucial para consolidar o derrumbar campañas y para aportar claridad al rumbo de las primarias, pero este año ha cobrado todavía más peso por incluir entre los estados que votan a California, el territorio más poblado del país y de fuerte mayoría demócrata.
Junto a California, votarán otros estados importantes por su población y peso en las elecciones generales de noviembre como Texas, Colorado, Carolina del Norte y Virginia; además de Alabama, Arkansas, Maine, Massachusetts, Minnesota, Oklahoma, Tennessee, Utah, Vermont y el territorio de la Samoa Estadounidense.
Sanders parte como favorito en las encuestas en al menos ocho de esos estados, incluidos los grandes premios de California y Texas, además de en otros importantes del oeste como Colorado y Utah.
Según la información de promedio de encuestas que publica el sitio Real Clear Politics, Bernie Sanders ganaría en los principales estados, a excepción de Carolina del Norte, donde el favorito, aunque por pocos puntos es el exvicepresidente de Obama, Joe Biden.
Biden vs Sanders
Biden arrancó muy mal en los primeros dos estados en los que se votó, Iowa y New Hampshire, a pesar de que era el candidato que había sido presentado como favorito del establishment demócrata. Luego logró un segundo lugar en Nevada y finalmente arrasó en las elecciones del sábado en Carolina del Sur.
En el medio, al ver el mal desempeño con el que arrancó Biden, el estáblishment demócrata decidió jugar más cartas para tener algunos candidatos que puedan competir con Sanders por la nominación. En un primer momento parecieron alentar la candidatura del alcalde Pete Buttigieg, que había tenido una buena performance en Iowa, pero luego, a medida que Buttigieg se desinflaba en las siguientes internas (hasta finalmente bajarse de la carrera este domingo), las fichas parecen estar puestas en el multimillonario exalcalde de Nueva York, Mike Bloomberg, que participará de las internas por primera vez este supermartes.
Ahora, tras la rotunda victoria que Joe Biden consiguió el sábado en Carolina del Sur, la gran pregunta es si el exvicepresidente será capaz de traducir ese triunfo en algún tipo de impulso hacia este supermartes, y si la irrupción de Bloomberg no terminará dividiendo los votos del centro partidario haciendo que ninguno obtenga resultados notables, en el marco de que el favorito sigue siendo Sanders.
"Creo que nos va a ir mejor de lo que la gente cree", dijo Biden en una entrevista este domingo con la cadena CNN, tratando de mostrar optimismo después de las elecciones en Carolina del Sur.
Sin embargo, Biden reconoció que no tiene tanta infraestructura en los estados que votan el supermartes porque "no tenía dinero" suficiente y porque centró sus recursos en Carolina del Sur, pero confió en llevarse su parte de delegados en esa fecha y en el éxito de su estrategia a largo plazo.
"Después (del supermartes) nos moveremos a estados donde creo que podemos ganar, como Florida, Georgia y otros lugares" que también votan este mes, dijo Biden.
El exvicepresidente sí tiene opciones de ganar en al menos uno de los estados del sur que votan el supermartes, el de Alabama, adonde se desplazó este domingo para hacer campaña.
Y Biden confía en disputarle a Sanders los estados de Carolina del Norte y Virginia, donde le pisa un poco más los talones al senador en las encuestas. Además la salida de Buttigieg de la carrera por la nominación puede beneficiar a Biden en algunos estados.
La entrada de Bloomberg
Como decíamos más arriba, el gran interrogante del supermartes girará en torno a la entrada en juego del magnate Mike Bloomberg, que se sumó tarde a la contienda demócrata y decidió no competir en los cuatro primeros estados en votar, por lo que se estrena en las papeletas este 3 de marzo.
El exalcalde de Nueva York, una de las personas más ricas del mundo, ha inundado de anuncios las cadenas de televisión y se ha ofrecido a gastar hasta 1.000 millones de dólares de su fortuna para ganar en noviembre al presidente Donald Trump, incluso si finalmente no es él el candidato demócrata.
Pero sus rivales en las primarias le han acusado de querer "comprar" la candidatura y su pobre actuación en el primer debate en el que participó, sumada a la victoria de Biden en Carolina del Sur, pueden haber mermado sus posibilidades de emerger como la gran alternativa moderada a Sanders.
Las encuestas no anticipan una victoria clara de Bloomberg en ninguno de los estados del supermartes, aunque tiene opciones de imponerse en Arkansas; mientras que la senadora Amy Klobuchar es la favorita en el estado al que representa, Minnesota.
Supermartes y más allá
A diferencia de las internas de 2016, en las que los precandidatos principales siempre fueron Hillary Clinton y Bernie Sanders, en las de este año hubo una dispersión por la cantidad de participantes que permitió que existan favoritos, pero no ganadores claros. Este escenario se empezó a modificar con el abandono de la carrera de dos de los candidatos este fin de semana, Steyer y Buttigieg, y es posible que otros más se bajen después del supermartes.
Dado que los precandidatos deben obtener un mínimo del 15 % de los apoyos en cada estado para llevarse algún delegado (es decir, representantes de los votantes que les apoyarán en la convención demócrata), el supermartes servirá para "limpiar" la carrera, dejando el camino más claro hacia la nominación.
Pensando más allá del supermartes, aún con una menor cantidad de candidatos en juego, salvo que Sanders consiga resultados excepcionales y logre conquistar sectores del electorado de centro a los que aún no llega, es posible que el resultado quede repartido entre el senador de Vermont y el resto de precandidatos.
Esto último podría aumentar las opciones de que ninguno de los aspirantes logre el número mágico de 1.991 delegados, y que se llegue a lo que se denomina una "convención rota", en la que se termine imponiendo la voluntad del establishment partidario mediante los superdelegados por sobre el voto popular a lo largo de la campaña. Sobre este escenario es que se monta permanentemente Trump para burlarse de los demócratas diciendo que Biden no tiene ningún carisma para ser presidente y que a Sanders le quieren robar la nominación. Es una provocación con mucho de verdad, y no solo no se puede descartar que el partido termine "robando" la candidatura a Sanders, sino que este termine apoyando al candidato que elija el establishment partidario.
Esto último está aún por verse, pero lo que si es cierto es que la base de Sanders expresa un movimiento social que ya lleva varios años activo, que abarca a sectores amplios que van desde la juventud, las minorías, e incluso sectores del movimiento obrero (que Sanders disputaba con Trump ya en 2016), tanto de los sectores más concentrados y de los cinturones industriales clásicos, hasta los millones de precarizados que van desde los trabajadores de fast food hasta los docentes, que protagonizaron huelgas masivas el año pasado.
Este fenómeno va mucho más allá de Sanders, y su alcance no terminan con la elección presidencial de noviembre, sino que tiene raíces más profundas que se verán en el próximo período, sea cual sea el escenario electoral.
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