Han pasado ya dos días desde que se declaró el cierre de los centros escolares y, desde la universidad, siguen sin darnos soluciones coherentes. Hemos visto cómo se vaciaban los colegios, institutos y universidades sin ningún plan alternativo eficaz ni para estudiantado, familias o trabajadores y trabajadoras. En el caso de la Universidad Autónoma de Madrid todo sigue muy caótico.
La primera sensación que tuvimos las estudiantes fue de alivio y de felicidad ante unos días que nos permitían tener un poco de tiempo libre y vida social, lo que ya dice mucho de la presión a la que estamos sometidas normalmente.
Sin embargo, la dirección de la universidad está tomando las decisiones sobre la crisis del coronavirus sin contar con nosotras y ha optado porque seamos las estudiantes y la clase trabajadora quienes paguemos las consecuencias de esta crisis. La falta de información, la toma de decisiones sin nuestro consentimiento o las soluciones nefastas que nos están proporcionando son el reflejo de una universidad neoliberal en manos de la casta universitaria y al servicio de las empresas.
Personalmente, los y las profesoras han decidido mandarnos trabajos desmesurados e incoherentes así como no proporcionarnos un plan de trabajo concreto o directrices asequibles. Se han pensado que estos días no podemos hacer nada más que estar sentadas realizando trabajos y actividades, pensamiento que no es nada nuevo en este sistema universitario.
Un sistema universitario en el que son unos pocos, al servicio de las grandes empresas y promoviendo un sistema universitario elitista, cada vez más privatizado y que desarrolla el pensamiento neoliberal, los que están decidiendo sobre nuestro calendario escolar, entregas de trabajos o exámenes.
A lo largo del día de hoy han determinado alargar el calendario escolar dos semanas sin contar con nuestra opinión, sin tener en cuenta a las personas que viven fuera y no se pueden permitir alargar su estancia, que necesitan trabajar en verano para pagarse las altas tasas universitarias o que ya han organizado planes y viajes con anterioridad. Además, en multitud de asignaturas se siguen mandando trabajos y actividades desmesuradas o se siguen impartiendo clases online.
Deberíamos ser los y las estudiantes, trabajadores y trabajadoras docentes y personal no docente quien tome las decisiones sobre cómo gestionar la educación, creando organismos de autoorganización que permitan conocer la realidad de cada sector y tomar medidas que realmente resuelvan los problemas a los que nos enfrentamos.
Sería muy fácil hacer una consulta electrónica a toda la comunidad universitaria sobre las medidas a tomar, por ejemplo, lo que falta es la voluntad de permitir que las decisiones las tomemos entre todos y no los cuatro de siempre en sus despachos. |