La banda puntana con dos décadas de trayectoria, pero con formación renovada, está en Buenos Aires presentando nuevo disco. Reggae desde el interior, el arte pese a todo, la lucha por la legalización de la marihuana, en una cálida charla como antesala del show que ofrecen este sábado en El Emergente de Almagro.
El escenario para el encuentro con La Izquierda Diario dio un marco acorde: en el Bar La Poesía de San Telmo, charlamos con Jorge Pepo Reynoso (voz y guitarra) y Lucas Limbrici Dagfal (joven cantante y guitarrista de 21 años). Junto a Lionel Folch en bajo, Sergio Barroso en batería, Cristian Gerardi en teclados y coros, más Augusto Almagro (guitarra y coros) y Martín Quinzio (saxo, coros) forman Kameleba, la banda oriunda de Villa Mercedes (San Luis), que -como se percibe en esta entrevista- tiene una auténtica preocupación por el arte y la música, más allá de los momentos que atraviesen y de los recursos con los que cuenten. En definitiva, el bar elegido terminó haciendo justicia poética.
Kameleba significa león en un dialecto africano de Burkina Faso, el diula, relatan. “El nombre lo puso Lione Folchl, el bajista, por una canción de Alpha Blondy. Nos sonaba ‘a la oreja’, nos pareció que tiene potencia como nombre”, sentencian mientras llega una cerveza que sirve como disparador para hacer un brindis “por el reggae”.
Con 20 años en su haber, los Kameleba llegaron a grabar una canción con nada menos que Rally Barrionuevo (“El Activista”) “El suegro de el Rally vive en San Luis, su hija también. Es muy cercano y hay una cuestión muy militante y el reggae y las letras del Rally se relacionan fácil, había caminos comunes. Es difícil fusionar el folklore con el reggae, pero siempre le buscamos la vuelta y salió una linda versión”, explica Pepo.
Resurgidos como el Ave Fénix tras un parate de 5 años, vuelven a Buenos Aires para un show de reencuentro con su público en El Emergente (Acuña de Figueroa 1030, Almagro). Admiradores de los sonidos de Jamaica, pero también de Charly García y Fito Páez, no se encierran en un género, aunque casi siempre navegan las calmas aguas del reggae. Amables y sinceros, la humildad con la que se manejan es la invitación para entrar a su mundo como si de un encuentro de viejos amigos se tratara. En parte, lo es.
LID - ¿Cómo se formó Kameleba?
P - Nos formamos hace 20 años. Somos de Villa Mercedes, San Luis, una banda “del interior del interior”. En esa época era muy difícil: se veía al rock, a la música y a los artistas por la tele; hoy en día está todo mucho más cercano. Amamos el reggae, fue lo que nos impulsó a juntarnos en aquel momento. Sobre todo, Marley. También el reggae nacional de Los Pericos, Los Cafres (que fueron esenciales para nosotros, cuando empezamos estaban sacando el disco Espejitos, un discazo) … Nos fuimos curtiendo por ahí.
Tuvieron un parate y Kameleba se reformuló para volver renovado ¿cómo les vino ese impasse?
P - Hace 5 años tomamos la decisión de parar de conjunto. Fue todo un aprendizaje. Nos separamos en 3 proyectos distintos. Nosotros somos una parte de la banda de los inicios que seguimos tocando y tocando… Sacamos un disco antes de volver a Kameleba, salió bajo el seudónimo de UMO y se llamó De mi silencio un templo, tenía 10 canciones muy lindas. Pero el peso del nombre y de la trayectoria de la banda, 15 años de laburo y 4 discos con Kameleba… Era cuestión de juntarnos, ensayar y volver a encontrarnos con esas canciones y con el sonido Kameleba. Lo extrañábamos, estábamos acostumbrados a eso. Y fue un arrancar de vuelta, es como un comienzo con un toque de experiencia. Gente nueva, energías nuevas, pero a la vez con un sonido consolidado, con una identidad.
L - Es como una mezcla de energías y sensaciones distintas: unos que vuelven, otros que empezamos… Todos estamos muy entusiasmados y con muchas ganas de hacer cosas, de crecer. Hay una búsqueda nueva.
En tu caso, que sos de los miembros nuevos ¿cómo te integraste a la banda?
L - Yo empecé a hacer música por verlos a ellos en vivo. Yo era deportista, nada que ver… Al ver a Kameleba empecé a cantar, era muy fanático de la banda… Veía videos en Youtube y cantaba encima. Mis amigos me decían: “Che andá a aprender música”. Me enteré de una escuela de música que tenían él (Pepo) y Augusto Almagro (otro guitarrista) que se llamaba Vinilo Club y me anoté como alumno…
P - Es todo muy genuino porque Lucas empezó como fan de la banda, después pasó como estudiante de la escuela de música que teníamos, después nos asistió en la banda anterior -UMO- y al final terminó con nosotros tocando la viola y cantando. Todo muy natural, no hubo casting, ninguna historia… Eso es mucho mejor para una banda porque no se buscaba querer reconstruir algo forzosamente. Es una etapa nueva, manteniendo la esencia de Kameleba.
En una reseña del show que dieron en San Luis de presentación del disco leí que entre el público había mucha gente joven, de promedio 25 años ¿Lo percibieron así? ¿Por qué les parece que se da eso?
L- Kameleba tiene una historia, es un nombre muy mítico en la ciudad…
P- Hicimos la primera fecha en San Luis desde el regreso y la verdad que nos fue muy bien, explotó de gente el lugar. La verdad que siempre estuvimos muy abiertos a otros estilos, somos una banda de reggae, pero no queremos encasillarnos: siempre intentamos fusionar estilos y relacionarlos con el reggae, en el disco nuevo (El presente que soñamos, de 2019) hacemos un cover de “Just the Way You Are” de Barry White, por ejemplo… Y en este show metimos mucho hip-hop, tal vez eso hace que al público joven le resulte atractivo el show y se predisponga, porque inevitablemente el rap es un género que pega fuerte, que está influenciando todo. Pasó con el reggae en su momento, que influenció a todos los estilos, creo que hoy en día el rap tomó ese peso. Y eso que viene de los ´90…
L - Realmente nos gusta esa música, todos los géneros: reggaetón, hip-hop, balada, somos de disfrutar cualquier tipo de música. Eso hace que te puedas abrir y crecer…
LID - ¿Cómo ven la actual escena del reggae en contraste con el trap, por ejemplo? Hace algunos años era una movida bastante masiva, recuerdo haber conocido a Kameleba en 2004 en uno de los festivales Oye Reggae en Capilla del Monte…
P – ¡Uno de los festivales más lindos que hubo en la Argentina y que creo que no va a volver a haber nunca! Ojalá volviera algún día… La escena del reggae decayó, la del trap es mucho más grande. Por muchas cosas, la cuestión tecnológica y mediática… Hoy en día se maneja por las redes a una velocidad que nos cuesta entenderla. Y está buenísimo, hay canciones que me encantan, hay artistas que me gustan mucho de trap. Pero es distinto, momentos distintos.
L – Tuvo un momento importante el reggae, de auge y de explosión…
P – Y se buscaba otra cosa… Son momentos sociales distintos. La energía del reggae como género buscaba la montaña, la tranquilidad, otra historia…
En la zona de Cuyo, especialmente en Mendoza, hay una escena de bandas catalogadas como indie (Mi amigo Invencible, Perras on the Beach) ¿tiene alguna relación con la escena que construyeron ustedes un tiempo antes por otro camino o con otros estilos?
L – Son como el mainstream que empieza a surgir ahora… No hay mucha relación. Mendoza es mucho más grande, pero a pesar de eso, y más allá de que estamos cerca en San Luis, no hay mucha movida. Estas bandas como Mi amigo Invencible funcionan acá en Buenos Aires, pero en Cuyo no pasa nada.
P – Podés tocar 2 o 3 veces al año y te sacás las ganas de tocar en tu ciudad, para tu gente, tu familia, tus amigos… Pero no es que hay un movimiento a partir del cual se genera un público… Eso sí pasa en lo tropical, el cuarteto, la cumbia. Está más instalada la movida tropical.
L – Yo creo que si tocara en Cuyo todos los meses algún artista mainstream de trap, de los más famosos, tampoco rendiría. Es más difícil. En el momento de pensar en la recreación, la gente se inclina más por los géneros tropicales. No hay tanto una cuestión de ver bandas.
Igualmente ustedes en San Luis, y en todo Cuyo, son muy conocidos (también a nivel nacional en la escena reggae) … Pero ¿cómo es la vida de ustedes como artistas allá?
P – La gente nos conoce, pero es todo tranqui. En el momento anterior a separarnos en 2015 estábamos a pleno, la gente te saludaba en la calle y por ahí te pedía una fotito. Pero hoy no pasa tanto eso. Por un lado, es bueno porque te pone más los pies sobre la tierra. Por eso la decisión de separarnos de alguna manera estuvo bien porque somos seres humanos y no podíamos sostener un proyecto que tal vez no nos estaba haciendo bien en ese momento. El amor al reggae y a la música estaba, pero era necesario respirar un poco…
L – También es un empezar de nuevo. El viernes pasado, después de tocar en San Luis, pasaron 3 días hasta que viajamos para Buenos Aires y en un par de situaciones de mi vida como ir a comprar a un kiosco me pasó de cruzarme con alguien que me dice “¡Eh, Kameleba, los vi el otro día!” y te piden sacarse una foto. El volver a girar nos pone en ese volver a empezar.
P – Claro, imagínate que en San Luis hace 6 años que no tocábamos. Y volver ahora, hacer una primera fecha y meter unas 500 personas en un show es super valorable. Fue sorprendente para nosotros. Encontrar a la gente cantando canciones viejas con Lucas, que es el cantante nuevo, es como que se regenera esa magia.
¿A qué apuntan en las letras a la hora de componer?
P – Somos más del palo del mensaje social. También del mensaje de amor. Somos de ese palo. Hoy en día estamos en una búsqueda, intentamos recrearnos y salir un poco de la estructura… Nos parece que el arte, la música, la cultura, tienen que ser simples. Uno escribe para uno y para gente, mucha gente que después termina cantando tus canciones, entonces tenés que estar muy consciente en lo que decís, en lo que hacés. Últimamente estamos pensando más eso. Ser directos y simples.
L – En mi caso es un aprendizaje. Este disco, El Presente que Soñamos, lo escribió él (Pepo)… Pero ahora estoy empezando a escribir un poco y componer. Pero es aprender a expresarte y cómo decir lo que querés decir. Por ahí tenés una idea, pero la estás expresando mal y no funciona. Estamos buscando, también rotamos y alternamos la voz líder… Evolucionamos bastante en poco tiempo juntos.
La cuestión de la legalización de la marihuana es un estandarte clásico en el reggae ¿cómo se desarrolla esa pelea en una provincia como San Luis? ¿Es más difícil, el interior es más conservador en esas cosas o no?
P - No, creo que es más fácil que acá en Buenos Aires, al menos en lo que respecta al autocultivo. Tenemos más campo, más patio, más lugar. En cuanto a que esté socialmente aceptado o no, te diría que está igual que acá. Hay tabú, pero legalmente para el consumo personal hay menos persecución, casi que está despenalizada.
L – Hace poco hubo un caso de dos chicas, dos estudiantes, que tenían 80 plantas en la casa. En una causa que les abrieron declararon que era para ellas el cultivo y que a lo sumo les ayudaba a pagarse los estudios, explicaron que no era ningún peligro para la sociedad. Y la causa no avanzó.
P – Claro, a veces largan causas y te comés el viaje, la burocracia, te pueden detener. Pero no hay tanta persecución, por lo menos comparado con otras provincias.
El disco que lanzaron hace unos meses se llama El Presente que Soñamos, lo cual es toda una definición. ¿Cómo ven a Kameleba dentro de 10 años?
P – Laburando a pleno. No sé qué disco será en ese momento, ya tendremos 10 discos (risas). O tal vez no, porque viste que ahora “hay que sacar singles”, como que tenés que seguir ese ritmo... Pero sí, nos veo haciendo mucha música porque ese es nuestro motor. Hay música que fluye, que va brotando, y algo tenemos que hacer con esa música. O la dejás de lado, o la trabajás de una manera muy amateur, o la trabajás a full. Yo creo que esto último va a ser el futuro nuestro, siempre.
¿Se puede vivir trabajando con la música, sin necesidad de recurrir a otro trabajo?
L - En este momento creo que nadie puede vivir de tocar en una banda. Con que sea rentable, en el sentido de no tener pérdidas, ya es un gran logro. Es muy bueno que podamos viajar, salir de gira 12 o 13 personas y no tener que estar poniendo plata para hacerlo. Y tener un apoyo y un sustento del público en todos los lugares a los que vamos, que la gente reciba bien al disco nuevo y a la banda. Ya todo eso es bastante. Ir creciendo paso a paso.
P – Igualmente, yo tenga plata o no tenga dinero, siempre voy a hacer arte. Soy músico, soy diseñador y artista plástico. Así esté en la calle, en un hotel o en donde sea, voy a hacer arte. La música la vamos a hacer con una guitarrita y dos chapitas o con una banda. Por ahí pasa lo nuestro. Nosotros estamos juntos como banda más allá de la situación económica, más allá de que sea o no rentable. Obviamente que siempre tratamos de que lo sea… Pero hacemos música y nuestra “inversión” es hacer, venir a tocar.
L – También es una apuesta, sabemos que siempre podemos más, por eso estamos bien.
Están muy de moda las colaboraciones (el famoso featuring), en algún momento grabaron con Rally. ¿Con quiénes sueñan grabar algo?
P – Jamaica siempre es un lugar preciado, de referencia en cuanto a artistas de reggae, ahí con todos... Pero si querés que soñemos, no me iría tan afuera: me encantaría algún groso de acá, un Charly, un Fito, me saco el sombrero ante ellos. Son los últimos grandes de nuestro rock, de nuestra música. De hecho, tenemos una versión de Charly en el tintero, ya la vamos a estrenar… Tenemos que ver la manera de llegar a Charly.
¿Qué podemos esperar del show de este sábado en El Emergente?
P – Llegamos con toda la nueva energía manteniendo la misma esencia, haciendo un mix de canciones clásicas de la banda y canciones nuevas de El Presente que Soñamos. Y hay un par de sorpresitas que nos gusta meter para adornar el show…
L – Siempre apuntamos a disfrutar, a que el show sea divertido, que sea “arriba”, que sea una fiesta. Está bien matizado, con partes más al palo y partes más tranqui. El show va tocando distintas emociones y distintas sensibilidades. Ya venimos hace un año tocando, la lista de temas fue cambiando, la fuimos encontrando y representa bien el momento de la banda. También una linda puesta en escena… Va a ser un lindo show en vivo. Están todos y todas invitados a compartir la experiencia con nosotros.