El pasado viernes 13 de marzo la Universidad de la República emitió un comunicado en el cual se suspenden las actividades académicas entre el sábado 14 de marzo y el sábado 21 de marzo, con motivo de "mitigar la expansión de la transmisión del Coronavirus COVID-19".
En este pronunciamiento, el rector Rodrigo Arim se refiere expresamente a la continuidad de las actividades laborales en las dependencias universitarias, estableciendo algunas excepciones, como exonerar de la obligación de asistencia a quienes hayan viajado a zonas con casos confirmados de COVID-19. También se exonera de la asistencia a quienes hayan estado en contacto con casos confirmados de la pandemia o casos sospechosos del virus.
Comunicado del 15 de marzo
El domingo 15 de marzo la Udelar emitió otro comunicado a través del rector. A partir de la emergencia sanitaria en Uruguay y el anuncio de nuevos casos de COVID-19 en el país, la universidad decide suspender las clases hasta el día 12 de abril. Se suspenden las clases de pregrado, grado y posgrado. También se toman medidas en el sentido de reducir al mínimos imprescindible las reuniones e intercambios presenciales, pero se faculta a las autoridades de los servicios a establecer las excepciones del caso.
Se plantea que los: "Funcionarios y docentes deben concurrir al servicio de ser convocados por las autoridades, salvo que se encuentren en cuarentena, o cumplan con las siguientes condiciones..." . Entonces se enumera en qué casos los funcionarios universitarios no deben presentarse a trabajar: (a) quienes hayan viajado a las zonas con casos confirmados (en los 14 días posteriores a su regreso al país); (b) haber estado en contacto con casos confirmados (en los 14 días posteriores a dicho contacto); (c) haber estado en contacto con casos determinados como sospechosos de COVID-19 por algún servicio de salud (hasta cuando no se cuente con el resultado del test que descarte la sospecha); y (d) funcionarios TAS y docentes mayores de 65 años o embarazadas están exonerados de concurrir al trabajo en estos casos. Quienes no cumplan con estas condiciones deberán permanecer a las órdenes para cumplir con sus actividades desde su domicilio o concurrir al servicio si así lo disponen las autoridades del mismo.
Comunicado del 16 de marzo
En este nuevo comunicado, el rector vuelve a reiterar en qué casos se exime a los funcionarios universitarios de asistir a trabajar, básicamente los grupos de riesgo: personas mayores de 60 años, mujeres embarazadas y se agrega a estos casos las personas con afecciones médicas preexistentes que las conviertan en población de riesgo (diabetes, inmunodepresión, enfermedades autoinmunes, problemas cardíacos o cualquier otra situación por la que tengan indicación médica de permanecer en el domicilio). También se habilita el trabajo en forma remota en todos los casos que sea posible, y se intenta disminuir al mínimo la atención presencial al público, dando prioridad a los canales de consulta a distancia (correo electrónico y teléfono).
Se establece que las dependencias universitarias permanecerán abiertas salvo: "... aquellos casos en los que se indique expresamente lo contrario por las autoridades correspondientes, como ya se hizo en las sedes del litoral norte."
A nivel de enseñanza se prioriza el aprendizaje en línea para minimizar los retrasos curriculares.
Los trabajadores, los más desprotegidos
Si bien la medida de suspensión de clases es básica y razonable, no lo es el hecho de que se obligue a concurrir al personal docente y no docente. Por ejemplo, en la Facultad de Psicología, las autoridades obligan a que docentes y funcionarios concurran al centro de estudio en un horario reducido, cuando tranquilamente la mayoría (sino la totalidad) de las tareas podrían hacerse a distancia. Así, se está obligando a que trabajadoras y trabajadores de limpieza y tareas administrativas deban transportarse hasta la Facultad y se reúnan sin saber muy bien qué es lo que harán, algo totalmente injustificado.
No solo docentes, sino también funcionarios técnicos, administrativos y todos los trabajadores universitarios en general están en la misma situación. Después de todo son las trabajadoras y trabajadores universitarios quienes se verán afectados por igual, ante las dificultades que se presenten a nivel sanitario por la llegada de casos de Coronavirus al Uruguay.
Es necesario evitar las aglomeraciones de personas e impedir totalmente el contacto mientras dure esta situación. Suspender las actividades de forma integral, es decir incluir a toda la comunidad universitaria en este esfuerzo, sería una buena señal, si consideramos lo que ya ha ocurrido con la pandemia en otros países, como por ejemplo en Italia donde la situación es muy grave.
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