En mitad de la crisis del coronavirus ha saltado a la luz el último escándalo de corrupción de la familia real, en este caso salpicando nada más y nada menos que al rey emérito y a Felipe VI. Se trata de una fundación en un paraíso fiscal a nombre de Juan Carlos I del que su hijo el rey es beneficiario y después de él sus hijas, en la que aparece una donación de 65 millones de euros de origen saudí, presumiblemente relacionadas con la concesión del Ave a la Meca.
La reacción contra la institución monárquica no se ha hecho esperar a pesar de encontrarnos inmersos en la crisis del coronavirus, o precisamente por ello. Resulta especialmente escandaloso descubrir un nuevo episodio de enriquecimiento fraudulento de la Familia Real a nuestra costa en mitad de una gran crisis que nos tiene sufriendo restricciones, trabajando sin seguridad o perdiendo nuestro trabajo, con familiares enfermos o guardando cuarentena con fiebre sin derecho a un test porque no somos parte de la casta política privilegiada ni miembros de la familia real. Por eso, esta vez no vamos a dejarlo pasar
Las peticiones para que la fortuna del rey vaya a la sanidad pública han recogido miles y miles de firmas en apenas unas horas y las convocatorias de caceroladas contra el rey se multiplican. Esta misma mañana hubo una primera cacerolada espontánea a las 12 de la mañana para que el rey se vaya.
Hoy a las 21h, el rey saldrá de su silencio para dar un discurso sobre la crisis del coronavirus, momento en el que se convoca a todo el mundo a salir a su balcón, ventana o terraza a mostrar el enrome rechazo que sentimos miles y que ahora no podemos expresar en la calle.
En esta crisis ha vuelta a quedar al descubierto el papel de la corona, que acumula millones a nuestra costa, siempre del lado de las grandes fortunas, regímenes totalitarios y grandes capitalistas. Por mucho que a Pedro Sánchez le parezca un comportamiento ejemplar la reacción de Felipe VI, no podemos permitir que gestos vacíos como eliminar la asignación al ya multimillonario Juan Carlos I nos callen. Es el momento de exigir la expropiación de la fortuna de la familia real para ponerla a disposición del pueblo trabajador en esta crisis y la abolición de la monarquía.
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