El rápido paso de la nada misma a un estado policial, nos muestran cómo años de desinversión y ajuste de los diferentes gobiernos, han dejado a la salud en terapia intensiva.
Luego de la conferencia que brindó Alberto Fernández sobre las medidas a tomar con respecto a la pandemia del coronavirus, el gobernador de la provincia de Tierra del Fuego adhirió al protocolo con algunas reformas.
Permanecerán cerrados los bares, confiterías, restaurantes y edificios educativos de todos los niveles. Así mismo se prohibió todo tipo de reunión. Solo se podrá salir a la calle para ir al supermercado, farmacia o atención hospitalaria. A su vez se cancelaron todos los turnos médicos y consultas que no sean de urgencia y las operaciones programadas. Quedando a disposición las instalaciones solo para casos que presenten síntomas de coronavirus.
Estás medidas sanitarias lo único que hacen es confirmar la situación paupérrima que transita la salud pública en la provincia. El año pasado se destinaron 6 millones de pesos a la compra de aparatos de alta tecnología, pero la situación edilicia de los hospitales de Río Grande y Ushuaia, dificultaron su uso. Además, la ex gobernadora Rosana Bertone licitó la ampliación del Hospital Regional Ushuaia por 102 millones de pesos, obra que al día de la fecha se encuentra paralizada bajo auditoría por parte de profesionales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), con el propósito de verificar el estado administrativo mediante el cual se tramitó el expediente y si el avance de obra se corresponde efectivamente con lo certificado.
Los distintos reclamos no solo salariales, si no también de infraestructura, o por falta de insumos que llevaron a cabo los profesionales de la salud, dejan en claro que no hay recursos ni humanos, ni de insumos para afrontar la pandemia.
Como toda respuesta, el estado de sitio
Las acciones del Gobierno provincial, encabezadas por el gobernador Gustavo Melella, pasaron de ser prácticamente nulas a una cuarentena policial "a la italiana". ¿Por qué el cambio brusco de estrategia para combatir la pandemia?
Una respuesta podría ser que subestimaron el alcance del contagio y esconden los números reales a la población. O que prefirieron privilegiar las suculentas ganancias de los empresarios del sector turístico y sus derivados, antes que la salud del pueblo trabajador.
Pero lo que le realmente confirman las medidas del Gobierno, son el estado calamitoso en que años de desinversiones y ajustes de parte de todos los gobiernos dejaron a la salud pública.
En las últimas horas se viralizaron videos que muestran a las patrullas policiales circulando por ambas ciudades dispersando e instando a la población a permanente en sus casas cual estado de sitio. La cuarentena total, el estado policial y el pedido constante a la población a denunciarse entre sí, hacen que la distopía creada por Orwell en 1984 parezca cosa de principiantes.
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Las y los trabajadores tenemos que cuidarnos siguiendo las recomendaciones de quienes son especialistas en el tema. Pero no podemos permitir que la pandemia recaiga sobre los hombros de quienes son más vulnerables. Sobre todo quienes no poseen un ingreso en blanco y dependen de la diaria para llevar el pan a sus casas. Muchas de ellas mujeres sostenes de hogar. debemos exigir un subsidio de 20 mil pesos para los sectores en negro y precarizados (muchos de la salud y la educación), para que la cuarentena pueda ser cumplida efectivamente sin que muchas familias trabajadoras pasen hambre o frío.
La izquierda presentó a través de varios proyectos en diferentes ámbitos legislativos una serie de medidas de fondo para enfrentar la pandemia del COVID-19, que aplicadas en lo inmediato podrían hacer retroceder el contagio y la propagación antes incluso que en algunos países donde se han aplicado de manera parcial con mucho éxito como en Singapur.
Debemos poner también a aquellos sectores de la salud privada que viven de los subsidios del estado a disposición de las grandes mayorías sin acceso a una salud de calidad. Exigir tests, alcohol en gel, guantes y barbijos gratuitos, para evitar la especulación de quienes se aprovechan de la crisis y la emergencia sanitaria para lucrar con el sufrimiento de todos y todas.
Porque nuestras vidas y nuestra salud, valen más que sus ganacias.