Ante la crisis sanitaria del Coronavirus y viendo las enormes consecuencias que está teniendo a nivel internacional, desde La Izquierda Diario entrevistamos el día 17 de Marzo a 4 trabajadorxs (a quienes se les preserva los nombres por obvias razones) de salud mental del Hospital José T. Borda de la Capital Federal de Buenos Aires quienes nos compartieron su visión del hospital de cara a la pandemia.
El día 12 de Marzo, a partir de una reunión conjunta de los Jefes de departamento y la dirección del Hospital, se declararon 2 medidas preventivas. Por un lado se suspendía toda actividad social o cultural dentro del monovalente, y por otro se prohíben las salidas de lxs pacientes y el ingreso de sus visitas.
Pero más allá de estas medidas lo que nos comentaron lxs profesionales es que no hubo reuniones informativas ni mucho menos capacitaciones. Sólo apareció un papel en cartelera sobre qué medidas tomar ante la sospecha de pacientes contagiados, dictando que el procedimiento es llamar al SAME o al 107, derivar al paciente al Hospital Muñiz y allí se evaluaría con una muestra, pero nada indica que esta sea una medida diferente a cualquier otro caso de síntomas clínicos. Teniendo en cuenta que el hospital carece de elementos para testear rápidamente a quienes presenten síntomas, la falta de un insumos particulares para el Coronavirus llama fuertemente la atención ya que estamos hablando de un virus de muy fácil contagio y que tiene consecuencias serias, necesitando en casos avanzados la intubación urgente.
Una de las psiquiatras nos comenta que “hay enfermos febriles en este momento, hoy 17 de Marzo, hay pacientes febriles sin ningún otro síntomas - por el momento - parecidos o compatibles al coronavirus, pero no están correctamente aislados, no están bien asistidos”.
Ante esta realidad, no hay medidas preventivas, lxs pacientes están en un pabellón y no hay medidas para evitar el hacinamiento, no se promovió el distanciamiento entre pacientes, no hay habitaciones individuales y lxs médicxs de guardia solamente pueden atender en dos de los cinco consultorios destinados, al ser los únicos con ventilación adecuada. Esto lo que implica es que aumente el número de pacientes en la consulta y no es difícil concluir que al no haber sectores diferenciados para aquellxs pacientes que presenten síntomas, nada impide que se propague el virus entre pacientes y personal médico.
Hay un protocolo pobre para casos de Coronavirus, donde no hay medidas preventivas básicas para pacientes ni médicos, uno de los profesionales nos comenta que “(...) en mi guardia habían dejado 4 o 5 barbijos y nada más, no encontré nada más. Nunca tuve guantes ni ninguna medida de protección.”
Falta ventilación, limpieza, hay escaso personal, no hay control de entrada ni salida. “¡No hay papel higiénico!” nos comentan. Lxs profesionales se ven obligadxs a llevar su propio jabón, alcohol en gel y papel. No sólo para ellxs sino también para lxs pacientes.
Cabe destacar, además, que el Hospital Borda es uno de los 42 hospitales públicos monovalentes de Argentina. El 1 de Enero de este año vencía el plazo para la implementación de la Ley Nacional de Salud Mental 26.657, sancionada en el 2010 y reglamentada en el 2013, planteando, entre otras cosas, la integración de salud mental a hospitales generales y la creación de dispositivos comunitarios apelando a la desmanicomialización. Al momento, la falta de presupuesto acorde no solo evidencia que lejos está de implementarse la ley en su totalidad, sino también que faltan recursos esenciales para la salud y salud mental.
En cuanto a la infraestructura nos dicen que hoy no está en condiciones de poder dar respuesta a las exigencias de una pandemia. Pero resaltan que tienen espacio físico suficiente que “(...) podría adecuarse de forma rápida, urgente y organizada. (...) Buscando servicios como forma de aislamiento, organizando el hospital.”
Para que se puedan llevar a cabo medidas como esta reorganización del espacio, que permitan mejorar las condiciones tanto para trabajadorxs como pacientes, es necesario desarrollar una Comisión de Seguridad e Higiene compuesta por todxs lxs trabajadorxs, autoorganizados y con plenos poderes para investigar, consultar y cuestionar las medidas que hacen a la seguridad de médicos, pacientes, personal de limpieza y administrativo, tal como lo están llevando a cabo las y los trabajadores aeronáuticos.
Viendo las condiciones del hospital, la falta de insumos, de un protocolo adecuado y de trabajadores del ámbito de la salud que puedan cubrir todas las necesidades, resulta más que necesario pensar medidas tales como la centralización de todo el sistema de salud, incluyendo toda la salud privada (desde los grandes laboratorios a las clínicas y hospitales privados), bajo gestión pública y control de trabajadores y especialistas, para garantizar la producción a cargo el estado de todos los medicamentos que tengan efectividad (probada por los organismos de control) para enfrentar la pandemia.
Otra medida fundamental es la ampliación de emergencia de todo el personal del sistema de salud pública, empezando por hospitales y clínicas. Capacitación inmediata y aumento de salarios. Reincorporación de todo el personal médico y de enfermería despedido en los últimos años o desocupado, como también la incorporación y capacitación de todo estudiante pronto a recibirse de carreras afines a la salud.
Plata para la salud pública no para la deuda odiosa
Siguiendo esta línea, Nicolás del Caño y Myriam Bregman presentaron un proyecto ante el Congresourgentes
con una serie de medidas de emergencia, señalando que “las ganancias de los empresarios de la salud privada no pueden estar por encima de la vida de las personas”. |