Desde los anuncios del presidente Fernández, acompañadas por Horacio Rodríguez Larreta, y las medidas publicadas en el boletín oficial, las trabajadoras y trabajadores de salud se preguntan si ese derecho les corresponde o no. Las respuestas de las autoridades son arbitrarias, restringen las licencias con el fundamento que salud es un sector esencial.
Siendo mayoría mujeres, con niños a cargo y sin clases tampoco se contemplan licencias para que las madres puedan cuidar a sus hijos. Parece que sólo son esenciales para negarles derechos. Salarios que no cubren las necesidades básicas, sobrecarga de trabajo, jornadas extenuantes, falta de insumos son moneda corriente. Además de no ser recocidos enfermeros, radiólogos e instrumentadores quirúrgicos como profesionales de salud por el Gobierno de la ciudad.
Esta es la realidad de todos los hospitales de la Ciudad, ninguna de las medidas los prepara para la pandemia. Ni para protegerse ellas ni para poder encarar la demanda de pacientes, cuando llegue el pico de contagio.
¿Quién cuida a los que cuidan?
La respuesta está a la vista. Alcanza con ver el contraste de las dos fotos del día de hoy. Larreta recorriendo el Hospital Fernández con cara de preocupación y una enfermera del hospital mostrando en el mismo momento la calidad de su camisolín. Los cuidados sólo pueden venir de la organización de los trabajadores para exigir inversión realmente de emergencia.
Si los trabajadores de la salud son esenciales, que ingrese el personal capacitado que dejó su currículum y los que están en los listados para rendir ingresos a residencias.
Que se pase a planta tercerizados y contratados, que se capacite a estudiantes de medicina, enfermería y carreras afines de forma paga, para reforzar los servicios escenciales, sin poner en riesgo a ningún trabajador de la salud.
Exponer al grupo de riesgo no resuelve el problema de la necesidad de personal y arriesga la vida de los trabajadores más vulnerables. Que las madres con niños a cargo tengan que seguir concurriendo a trabajar, llevando a sus hijos o dejándolos solos en sus casas, es de extrema desidia.
Capítulo aparte, merecen los trabajadores tercerizados que prestan servicios de limpieza, alimentación y seguridad, que ni siquiera están en el análisis de las autoridades, menos de las empresas que se llevan millones y que les pagan magros salarios.
Mientras se anuncia desde el Gobierno nacional una suma extraordinaria de $1700 millones para la emergencia sanitaria de todo el país, que son apenas la mitad de lo que se paga por día de la deuda externa fraudulenta e ilegítima. O la plata va para salud o va para la deuda. Las prioridades son claras, al menos para los trabajadores que todos los días exponen sus vidas. | 
