San Martín es uno de los municipios más grandes y populosos del conurbano. En esta nota, testimonios de quienes padecen las medidas frente al CO-VID19.

Como sabemos, la gran mayoría de la población no puede realizar un "aislamiento responsable y preventivo" en la comodidad de su hogar. Son estas personas a las que la cuarentena les pasa por el costado.

J, trabajador oriundo de San Martín, comenta: "Trabajo en una carpintería en Munro. Desde que se declaró la cuarentena voluntaria, nos mandaban a trabajar y no nos daban los elementos de higiene necesarios por lo que tuvimos que comprarlos nosotros. Ayer, cuando se enteraron que se iba a declarar la cuarentena obligatoria, nos dijeron que si se extendía más de una semana íbamos a cobrar solo el 60% del sueldo, y no se puede hacer nada porque cobramos la mitad en negro".

Esto no solo sucede en pequeñas empresas. Esta mañana recibimos el testimonio de una trabajadora de una reconocida cadena de perfumerías: "fuimos a trabajar y los pibes se pusieron de acuerdo para irse. Cuando llegó el gerente para abrir, pasaron unos policías a decirles que no podían abrir. Y si lo hacían, se los hacía cerrar. Nos hacen venir igual".

Asimismo, hoy se llenaron las redes sociales de denuncias acerca de empresas que están intentando pasar su producción como "rubros esenciales", entre ellas, los chocolates y helados de vital importancia para la supervivencia humana, de RapaNui, o FelFort, en donde sus trabajadores están denunciando las condiciones a las que están expuestos.

Sofía, una joven trabajadora oriunda de Ballester, también pasa por una situación similar: "En los shopping se tomaron las medidas básicas de protocolo dónde trabajadores de seguridad quedaban totalmente expuestos a los clientes, turistas y personal de aproximadamente 80 locales del Recoleta Mall. Trabajadores que varían su edad, con adultos y menores a cargo. Otra de sus medidas fue el cambio de horario en el que solo el shopping este abierto 8 hs. Trabajadores de limpieza, de seguridad y los de comercio hicimos protesta desde la puerta hasta aplausos en sus pasillos exigiendo el cierre total. Soy ex trabajadora de una marca muy conocida donde nuestros empleadores no tomaban ninguna medida protocolar desde alcohol en gel exponiéndonos al contagio directo de este virus. Para ir a trabajar me tomaba dos colectivos de 40 minutos cada uno donde tampoco se respetaba el no estar parados, no por una falta de consciencia o por el chófer sino por la necesidad de la gente de ir a trabajar. Ex trabajadora porque inicie para cubrir un puesto de vacaciones y la empresa decidió cerrar sus locales de todos los shopping. Me dió de baja aunque mi contrato parcial duraba hasta el 31 de este mes, por lo cual solo voy a cobrar los días trabajados. Está situación me pone a mí y a otros trabajadores y trabajadoras con las mismas condiciones laborales a tener que estirar con lo que nos quieren pagar, lo que como mucho llega a cubrir el alimento para 3 o 4 días, sin contar el pago del alquiler. No soy madre, pero me veo en una situación complicada en esta cuarentena de no poder salir a trabajar para ganarme el techo y la comida diaria".

¿Y los trabajadores que viven el día a día? ¿Los emprendedores? ¿Los monotributistas?

Allí encontramos una situación mucho peor. Mientras que vemos la "cuarentena" de Tinelli, en su mega campo en Esquel, elogiando las medidas del presidente y avisando que el gobernador, Mariano Arcioni, le dio el ok para que se instale (de paso, Marcelo, preguntale cómo va eso del pago a los docentes y estatales) y Susana diciéndonos que es "fundamental no engordar en la cuarentena", en el conurbano y, en este caso, en San Martín, la realidad es otra.

Camila es una de las tantas estudiantes universitarias que se encuentran desocupadas y viven esta crisis sanitaria desde otro lugar: "Fui al Carrefour que está en General Paz y Avenida San Martín. Fui ayer y el domingo. La empresa se re aprovecho y subió los precios al punto de que una bandeja de carne picada que la semana pasada estaba 179 pesos salía 300 y pico. Y encima no había. ¿Cómo va a hacer la gente que vive al día? Corte mi vieja que labura limpiando casas, le pagan el día y con eso compra la comida del día. Mi viejo labura en una fábrica y con el sueldo del mes compramos lo básico, fideos, arroz, y con lo de limpiar casas comprabamos el resto, ahora ya no".

La pregunta de Camila es la que se hace gran parte de la población del país: ¿cómo va a hacer la gente que vive al día? Desde el gobierno, todavía no hay respuesta para esa masa trabajadora, sumado a que ahora serán perseguidos y requisados por las fuerzas de seguridad.

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Julieta es tatuadora, de Villa Ballester. Ella es parte de los cientos de jóvenes que tienen su proyecto autogestionado. Para ella no hay Esquel, ni dietas fit, ni utopías de maratones de Netflix y pochoclos: "a mí me jode la vida porque laburo autogestiva y si no puedo salir a laburar, nada, no pago el alquiler, ni tengo para comer. Y la gente obvio, si no tiene un mango lo último que hace es tatuarse. Me da mucha intriga cómo van a reforzar la ayuda a los sectores informales. No existimos en ninguna base de nada... Emprendedores, gente que labura en negro, gente que labura en la calle, o sea somos el cero a la izquierda en este sistema".

Esta es la realidad que afrontamos la mayoría de los jóvenes y entendemos que no puede ser una solución la salvación individual, sino que se hace necesario discutir qué rol cumpliremos los estudiantes y los trabajadores ante esta crisis.

Medidas como la unificación de los sistemas de salud público y privado, que todos los recursos sean destinados de manera urgente a salud pública, garantizar el protocolo de prevención para todos aquellos que deban continuar con sus trabajos, garantizar los test de detección temprana, poner al servicio de enfrentar esta pandemia a los laboratorios privados que pueden elaborar alcohol en gel, organizar el sistema productivo en manos de los trabajadores en función de las necesidades de la población y en todas las universidades, lugares de trabajo y estudio levantar comisiones de seguridad e higiene y solidaridad.

Las fábricas recuperadas que pusieron su producción a disposición de los sectores más golpeados, el Astillero Río Santiago que se puso al servicio del pueblo elaborando camillas, camas, mesas y 100 litros de alcohol en gel por día, estos son los ejemplos que nos van mostrando el camino de la solidaridad y lo importante de tomar manos en el asunto para ponerle un freno a esta crisis.