En Malvinas Argentinas como en otras escuelas del Gran Buenos Aires los comedores escolares siguieron abiertos con guardias mínimas. En algunos casos se entregaron sándwiches, en otras escuelas las familias se presentaban con tuppers para llevarse la comida y en otras empezaron con la entrega de bolsones de comida.
Hoy estamos a martes y recién mañana las familias recibirán alimentos nuevamente. Cómo decía Guadalupe, Vicedirectora de la Escuela Primaria Nº 40: “La pandemia explotó y nos puso en este brete… como nos amenaza a todos, estamos afectados. Pero, ¿qué pasa cuando los afectados son solo los trabajadores de bajo recursos?, ¿o los desempleados?, ¿o los que viven en el monte?, ¿o en una urbanización precaria? Ahí parece que a la mayoría no le quita el sueño”.
Esto sucede mientras desde los medios de comunicación y las redes sociales se instaló una campaña furibunda de “Quédate en casa” desconociendo una situación de extrema precariedad de millones que no pueden resistir la cuarentena sin ingresos. Al mismo tiempo señalaba Guadalupe que“tampoco me gustan las fuerzas de seguridad en la calle… para mí la salida nunca es individual (...) Da desconfianza que la pandemia sea motivo de una represión que encubre las verdaderas razones por la que se reprime (caso Grabois, por ejemplo). Nuestra sociedad tiene un recuerdo terrible de las fuerzas de seguridad parando gente… y es inevitable el temor”.
El viernes estuvimos en la Escuela Primaria Nº 40 dónde varias mamás y papás esperaban en la puerta de la escuela la entrega del alimento para sus chicos.
Antes de la pandemia el servicio de comedor en la Escuela Primaria Nº 40 de Tortuguitas ya era un "privilegio" al que no todos los chicos podían acceder. Cupos limitados que dejaban largas listas de niños y niñas afuera a la hora del almuerzo.
“Somos familias de trabajadores y de desocupados que no llegamos a fin de mes y el plato de comida que a veces nos niegan se justifica frases como que la comida no alcanzan por la cantidad de padres que anotan a sus hijos por la comodidad de no cocinar ” nos dijo una madre. Este sentido común que muchos repiten es una línea bajada desde el Estado y los capitalistas para dividir a los excluidos de esta sociedad.
Los cupos no alcanzan porque el presupuesto destinado a los comedores es irrisorio y auxiliares y docentes tienen que hacer malabares para estirar la comida para que alcance.
Durante la pandemia entregaron 2 sándwiches de fiambre por chico y alguna fruta o paquete pequeño de galletas. Esta tarea fue realizada por las docentes y que hacían guardia en el establecimiento.
Guadalupe, se encontró trabajando a la par de los auxiliares y docentes. Nos comenta que siempre entrega lo que puede a los chicos, incluso a los que no están en la lista del comedor. “Entregamos desde hace tres días sándwiches” y que a partir del miércoles recibirán los bolsones de alimentos.
Una situación similar se vivieron en otras escuelas del distrito. Un docente de la Escuela Primaria Nº 31 de Pablo Nogués nos informó que en esa escuela hubo largas colas para recibir los bolsones de alimentos pero como nos dijo una madre “no sé si lo organizaron mal o mandaron poca mercadería. Pero si, faltó”.
Hay que tomar ejemplos como los docentes de Tigre y otros distritos que se autoconvocaron para garantizar la llegada de bolsones de comida y no permitir que nuestras comunidades sufran hambre ni falta de condiciones de higiene.
Los sindicatos docentes tienen que estar abiertos y transformarse en grandes
centros de organización de la solidaridad con las comunidades tomando todos los recaudos necesarios para evitar el contagio, pero no podemos dejar a las comunidades libradas a su suerte, ni que sea el ejército el que garantice la provisión de alimentos porque sabemos que son los que luego perseguirán y reprimirán a nuestros propios alumnos en los barrios.
Si se pone toda la industria al servicio de producir masivamente respiradores, camas de terapia, alcohol, etc; si los trabajadores intervenimos y controlamos esas medidas
productivas y sanitarias, se puede enfrentar la pandemia. |