En el idioma de los economistas, esta medida sirve para inyectar liquidez en el sistema, para evitar que los bancos quiebren. Pero en un lenguaje más accesible y desde el punto de vista de los trabajadores y el pueblo pobre, esta medida representa una política de protección de las fortunas y los beneficios de los más ricos en medio de una pandemia y un caos social que se cobrará la vida de miles de personas.
Es en estos momentos más críticos de la crisis que caen las caretas, que el sistema capitalista revela concretamente lo que es. Se hace más evidente que el dinero, las ganancias pesan mucho más que la vida. Las riquezas languidecen en las arcas de los bancos mientras la clase obrera sufre y se pierden muchas vidas. Riquezas que se producen a partir de la sangre y el sudor de los trabajadores, que se producen a partir de intereses abusivos, e incluso fraudulentos, ilegales e ilegítimos, como en el caso de la llamada deuda pública, que en 2019 alcanzó los 4,24 billones de reales, más de la mitad del presupuesto federal.
Estos bancos que ahora están siendo "rescatados" por el gobierno de Bolsonaro son los mismos bancos que han obtenido beneficios récord en los últimos años como Bradesco, Itaú Unibanco, Santander y el Banco do Brasil (este último todavía de propiedad estatal, pero con casi el 50% de capital privado), sólo por nombrar los más grandes. Juntos, estos bancos crecieron un 15% en 2019 y sus beneficios batieron récords hasta alcanzar 59.700 millones de reales. La cifra más alta desde 2006.
Sin embargo, a pesar de esta inyección de 1,2 billones de reales del Banco Central, estos chupasanges continuarán cobrando intereses por los cheques especiales y las tarjetas de crédito... ¿Incluso en medio de una pandemia y la perspectiva del desempleo y la pobreza? Sí. Mientras tanto, continuamos con un precario sistema de salud que ya está al borde del colapso. Al mismo tiempo, algunos de los mayores empresarios de Brasil se están reuniendo y creando un fondo de 5 millones de reales para distribuir bolsas de alimentos básicos en las favelas del país. ¿Qué son 5 millones comparados con de 1,2 billones? Tal vez el temor de estos empresarios es que el hambre genere revueltas incontrolables. La verdad es que se preocupan poco por nuestras vidas.
Y la única medida del gobierno es aplanar la curva de contagio para que el sistema de salud pueda atender a todos. Este lunes Bolsonaro, en una conferencia de prensa frente al Palacio da Alvorada dijo que no tenía nada que hacer más que eso. Pero sabemos que se puede controlar el contagio. Mediante la distribución masiva de pruebas a la población, incluso a los asintomáticos, sería posible aislar, atender y tratar a los infectados.
Sin embargo, si el gobierno ni siquiera garantiza las pruebas, que decir de respiradores, más camas, más trabajadores de la salud, refugios y todo lo demás necesario. Por eso tenemos muchos motivos para rebelarnos y tomar en nuestras manos la solución de esta crisis sanitaria y económica, tal y como empiezan a hacer aquí los trabajadores de Italia que empezaron con huelgas espontáneas y que convocan una huelga general para el día 25. Tenemos que seguir el ejemplo de los trabajadores italianos en este momento, pero más allá de simplemente detener la producción, tenemos que pensar en cómo transformar la producción al servicio de la lucha contra el coronavirus.
Para garantizar el empleo de todos, el 100% de los salarios y derechos, es necesario organizar la lucha desde abajo, en cada lugar de trabajo, exigiendo que los sindicatos y las centrales sindicales defiendan las condiciones de salud y de vida de los trabajadores, como la CUT y la CTB que dirigen la mayoría de los sindicatos del país. Levantar un programa obrero para que nuestras vidas valgan más que las ganancias capitalistas. Ocupar las fábricas y ponerlas bajo el control y la dirección de los trabajadores en una coordinación nacional para satisfacer las demandas de respiradores, mascarillas, alcohol en gel, camas de hospital y todo lo necesario para salvar vidas. Exigir mediante la lucha de clases la nacionalización de todos los hospitales privados y poner todo el sistema de salud bajo la gestión de los trabajadores. En esta lógica, también es necesario nacionalizar los bancos bajo el control de los trabajadores. Imagínese si estos 1,2 billones de reales estuvieran al servicio de la contención de la pandemia en lugar de mantener las ganancias de los capitalistas. |