11 mujeres han sido asesinadas producto de la violencia femicida hasta la fecha, se calculan que se producen alrededor de 50 femicidios al año (Red Chilena Contra la Violencia), una cifra alarmante, que pone en tela de juicio la violencia machista que vivimos las mujeres a lo largo de nuestra vida, de manera cotidiana y sistemática, en la esfera social, económica, política y cultural, avaladas, legitimadas y reproducidas por los estados capitalistas y sus instituciones, violencia que puede aumentar en el contexto de confinamiento domiciliario producto de la crisis sanitaria.
Según diversas autoridades sanitarias, la cuarentena es la forma más eficaz para reducir el número de contagios del covid-19, producto de la escasez de test masivos para la población por el déficit crónico en la salud pública (herencia del neoliberalismo). Sin embargo, el confinamiento también deja en evidencia la realidad de miles de mujeres que sufren violencia machista y que deben estar encerradas con su agresor.
ONU Mujeres alertó en un informe de que en este contexto de emergencia sanitaria "aumentan los riesgos de violencia contra las mujeres y las niñas, especialmente violencia doméstica, debido al aumento de las tensiones en el hogar y puede también aumentar el aislamiento de las mujeres".
En este sentido, para un sector de la población, la cuarentena las ha encerrado con sus maltratadores, enfrentándolas a 2 pandemias: la Covid-19 y la violencia machista. El maltrato, se agrava en un contexto en el que víctimas y los agresores mantienen mayor horas de convivencia, sin la posibilidad de salir salvo para lo imprescindible, generando una atmósfera de mayor impunidad para la psicología del agresor, donde el aislamiento social impide la posibilidad de intervención activa de terceras personas.
En China, aunque no existen datos oficiales, los expertos consideran que se ha producido un aumento de la violencia doméstica durante las semanas de cuarentena. La ONG Maple Leaf, especializada en la atención a las víctimas de la violencia de género en Pekín, asegura que ha detectado un aumento de llamadas a su número de teléfono de asistencia para este tipo de casos.
Violencias silenciadas
El movimiento de mujeres y feminista ha logrado poner en tensión la violencia sistemática que recae sobre las mujeres, como quedó demostrado de sobre manera con las más de 3millones de mujeres en las calle, a los largo de todo el territorio, el 8 de marzo, pese a esto, no se ha logrado frenar la misógina ni la violencia femicida.
En este contexto la violencia sobre los niños, niñas, adolescentes y adultos mayores sigue siendo una realidad enormemente silenciada, los primeros, producto de la normalización por una parte y por otra, la sensación de miedo, culpa y la falta de conocimiento de sus derechos, mientras que los segundos, la dimensión del maltrato, sea el abandono y la falta de cuidados, expresado gráficamente en las pensiones de hambre. Realidad que contrasta duramente con la campaña discursiva de cuidado a la población de riesgo por parte del gobierno.
La violencia hacia las mujeres, es una situación que reconoce el gobierno, por lo cual, el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, publicó entre sus plataformas un Plan de Contingencia que busca resguardar a las mujeres que están expuestas durante la cuarentena, "ya que podría aumentar el riesgo de sufrir situaciones de violencia por parte de sus parejas o convivientes". Anunciando el refuerzo con más turnos de la central telefónica atención y orientación frente a situaciones de violencia, fono altamente cuestionado durante el año por la poca efectividad.
Nuestras vidas si importan, enfrentemos la pandemia del Covid-19 y la violencia machista
Para enfrentar estructuralmente y salvar la vida de las mujeres es necesario exigir medidas mínimas preventivas que debiesen tomar el Estado y sus respectivas autoridades. Garantizando viviendas, refugios transitorios y casas de acogida estatales y costeadas mediante impuestos a las grandes empresas y fortunas del país, para todas aquellas mujeres (y sus hijos, hijas, hijes) que estén pasando por un proceso de violencia de género y no tengan vivienda propia o su permanencia en esta implicara una amenaza para su integridad física, psicológicas y/o sexual.
Avanzar a un régimen de subsidios a las mujeres víctimas de violencia que les permita salir ser cerco económico que implica una relación de poder, licencias laborales inmediatas. Propuestas que van totalmente en línea opuesta a la acción del gobierno que durante los meses de revuelta han mostrado la más brutal represión sobre los cuerpos de las mujeres, mientras hipócritamente hablan de nuestras vidas.
Es urgente que el distanciamiento social preventivo no constituya una medida regresiva para nosotras en materia de la violencia de género, por ello es imprescindible la disposición de equipos para la prevención, atención y asistencia a las mujeres víctimas de violencia en todo el territorio. |