Esta mañana me desperté imaginando.
Hace tanto que los sueños de las personas que imaginan otro mundo han sido silenciados que ya nadie se atreve a tener sentido común.
Hay un puñado de familias en el mundo que acumularon tanta riqueza que ni sus tataranietos terminarían de gastarla aún derrochando en fiestas cada día.
Y hay millones de personas que no tienen para comer, ni agua potable para tomar o lavarse las manos.
Volviendo a los ricos: ¿alguien cree que los billetes que acumulan se reproducen solos en sus cuentas bancarias? No, la única forma de generar riqueza es con trabajo humano, entonces nos lo han robado a los que dejamos las horas en las fábricas, las oficinas, en todos los trabajos.
Sentido común es decir: devuelvan lo que nos han robado, repartamos como corresponde.
Acá viene mi alocada idea.
En un mundo en donde los recursos están bien repartidos también puede haber pandemias, pero los Estados hacen otra cosa.
1. En cuanto se detecta, se avisa a todas las poblaciones.
2. Definen servicios esenciales y a toda persona que trabaja en ellos se le otorgan equipos de ropa protectora necesaria.
3. La industria farmacéutica produce al doble los elementos necesarios como alcohol en gel y el Estado los reparte gratuitamente.
4. La gente es sus casas recibe los alimentos o va a buscarlos pero organizadamente. No hay desabastecimiento, no hay aumento de precios especulativos.
5. El sistema de salud tiene muchos, muchos hospitales. En cada ciudad hay un hospital con todos los servicios de alta tecnología. Mediques, camilleres, laboratoristes y enfermeres ganan buenos sueldos. Cuando la pandemia llega son convocades a trabajar más horas pero les pagan más. Van casa por casa, barrio por barrio y analizan con los test de detección a cada persona de la casa.
6. Si da positivo, la llevan y la hospitalizan.
7. Hay terapia intensiva y respiradores para todes.
8. Solo mueren los que, a pesar de todos la atención que reciben, no tienen las fuerzas suficientes.
9. Nadie muere de hambre o de otras enfermedades relacionadas con la pobreza.
En este mundo en el que vivimos, sin ningún sentido común, millones mueren de hambre, miles de mujeres mueren por machismo, los ancianos y ancianas mueren por abandono.
Y los Estados, defensores de las ganancias de los dueños del mundo, ponen más recursos en fuerzas represivas para castigar a los que más desesperados están y todo caso, a algunos de clase media alta que hacen estupideces arrogantes, pero no tocan a las empresas especuladoras. Y hasta las salvarán, como ya le están pidiendo las aerolíneas.
En Argentina hubo gente que el 24 de marzo, fecha en que recordamos a los 30.000 desaparecidos en manos de la peor dictadura, nos pidió que olvidáramos esos crímenes y confiemos en los militares y la policía que hoy están vigilándonos y reprimiendo en las calles.
Aún peor fue que el propio presidente pidió que olvidáramos y aceptáramos.
En los medios y en las casas, hay una pregunta recurrente: ¿cómo será el nuevo mundo después de la pandemia?
Creo que si a la salida de esta crisis mundial no aprendemos quién es el verdadero enemigo de la humanidad la próxima crisis nos matará más que ésta.
La distopía es el capitalismo.
O empezamos a soñar otro mundo o el más aterrador capítulo de Black Mirror no es ni siquiera la vida de millones de personas en día de hoy, sino la que vendrá. | 
