Tras el avance del virus COVID-19 sobre el mundo, en Argentina al igual que en otros países se ha determinado la cuarentena estricta para la población. Esta medida, a pesar de ser necesaria en cierto punto, genera grandes contradicciones sobre la población y pone sobre la mesa de forma aún más evidente la enorme desigualdad social existente, a la que el gobierno no está respondiendo. Toda esta crisis pone en una situación más vulnerable aún a los ancianos, las mujeres, los trabajadores en negro, precarizados y/o informales y también, a quienes tratamos de vivir del arte.
Para los artistas, la situación se vuelve muy complicada. La mayoría de nosotros nos enfrentamos a la realidad de conseguir trabajos mensuales, y vivir del día a día, o por encargos, etc. Así subsistir se vuelve prácticamente insostenible, muchos hemos perdido nuestros trabajos, ya que nuestra capacidad de conseguir ingresos como lo veíamos haciendo se vuelve insostenible. Además, todos los eventos culturales e instituciones de arte han sido cerrados y los espacios sin subsidios se ven particularmente afectados, al igual que artistas escénicos, desde actores hasta escenógrafos, pero también técnicos que pierden gran parte de sus ingresos y encima tienen que pagar el monotributo.
Algunos artistas, como músicos y actores optaron por alternativas online para hacer sus shows o impartir clases. Sim embargo, no todos los artistas cuentan con esta posibilidad, sobre todo en Argentina.
Cayetina Arte, artista emprendedora marplatense, nos comenta:
“Particularmente en mi trabajo relacionado al arte se ve afectado de las siguientes formas: no estando tomando pedidos y no pudiendo hacer entregas. Ya que la forma de emprender que tengo es online, en este caso no tengo un lugar físico, un local, sino que vendo, tomo pedidos mediante las redes sociales. Estas medidas de restricción no tienen en cuentas a las miles de personas que tienen pequeños emprendimientos, muchos no registrados al igual que yo. No podemos generar envíos, no podemos trabajar y esto no nos afecta solo económicamente sino emocionalmente.
Al no poder generar ingresos de lo que habitualmente trabajamos día a día, vivimos en la incertidumbre de no saber qué va a pasar en una semana, ni cuándo va a terminar y vamos a poder tener una vida "normal", no teniendo ni siquiera la contemplación del estado, ni de los monotributistas, personas autogestivas no registradas, sumándole que mucha gente al igual que yo viene a estudiar, y debemos pagar un alquiler, servicios. Pero pareciera que no existimos’’.
Preguntamos acerca de su visión sobre las medidas del gobierno de Alberto Fernández:
“Pienso que se necesita acompañar esto con medidas como test para saber si estamos infectados o no, y a partir de eso poder tener otro panorama acerca de este virus. ¡No podemos estar en la incertidumbre de si nos duele la garganta no saber si es una gripe o realmente lo estamos! Ahora: en cuanto a la restricción, aislamiento. Me parece necesario, pero también creo que no todas las personas están preparadas o tienen contención alguna para sobrellevar esta situación que de alguna forma nos influye a todes en menor o mayor medida.’’
Mientras esta problemática afecta a millones, el gobierno solo propone un subsidio de $10.000 que alcanza solo para vivir 5 días al mes. Esta ‘’ayuda’’ además es inferior al Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) que, incluso no estando actualizado por la inflación, es de $ 16.875. El subsidio equivale solo al 73% de lo que el Banco Central paga en un mes por intereses de Leliq a los bancos. Sin embargo, el Gobierno no exige un aporte ‘’solidario’’ a los bancos y especuladores de la deuda.
Para hacer frente a esta crisis donde millones se verán afectados perdiendo su fuente de trabajo, hace falta que invitamos las prioridades. No se puede seguir beneficiando a los bancos, especuladores y empresarios y dejando en último plano a las mayorías populares y su salud. Necesitamos subsidios extraordinarios de al menos $30.000 para trabajadores desocupados, monotributistas y cuentapropistas.
Planteando el desconocimiento de la deuda e imponiendo impuestos progresivos y extraordinarios a los grandes capitalistas, para pensar un nuevo esquema de medidas económicas de emergencia donde la crisis la paguen los empresarios y no la carguen en sus hombros los trabajadores. |