Julia Giletta
| Delegada Docente del IPEM Nº 8 “Manuel Reyes Reyna” | Agrupación Docentes D-Base en el FURU
Muestras de solidaridad y preocupación en las escuelas de Córdoba, donde las y los docentes y auxiliares se ponen al hombro la atención de alumnos y familias.
Muchos comentarios, memes y videos han circulado por las redes y whatsapp de profes, estudiantes y familias sobre “la cantidad de tarea que le dieron a mi hijo”, “La escuela en casa”, “Quédate en casa”, pero poco se ha expresado de la solidaridad construida desde abajo, y que en momentos de crisis como el que estamos viviendo, se pone al descubierto. Porque a pesar de la cuarentena obligatoria, la suspensión de clases y la modalidad de “escuela virtual”, el rol que cumple la Escuela Pública en un contexto de crisis, no puede ser suspendido.
La invisibilización del trabajo docente no es algo nuevo, el propio gobierno mantiene a la mayoría de los y las trabajadoras de la educación bajo la línea de pobreza, el presupuesto en educación cae año tras año, pero en momentos de crisis el gobierno pide el mayor de los esfuerzos. Pero si algo saben los y las trabajadoras de la educación es como nos dijo una directora “Si nosotras no ponemos el cuerpo, esto no funciona”.
Docentes, directivos y trabajadoras de limpieza y servicios manifiestan preocupación, intentan resolver cotidianamente los problemas que no son sólo producto de la crisis sanitaria que estamos viviendo, sino de los problemas estructurales de la educación y las familias.
“Pasamos de tener 5 estudiantes en el comedor los primeros días de cuarentena, luego 40, y hoy (una semana después) 70. Al comienzo comían en la escuela, luego se realizaron viandas con menú de salida, eran sándwich o hamburguesa con fruta y cereal, esta semana fue una vianda caliente y nos dijeron que la semana de abril llegan las cajas”. Esta realidad que nos expresa Carolina, directora de una escuela secundaria, se replica en muchas escuelas, salvo en los casos donde disminuyó la cantidad de estudiantes porque viven en otros barrios, alejados de las escuelas y no tienen como llegar; como nos cuenta Verónica, profesora de primaria, “muchos no saben cómo van a hacer para buscar las cajas porque en el barrio los para la policía”.
Con respecto a la calidad de la comida y la cantidad de raciones, Carla, trabajadora auxiliar de una escuela primaria, nos dice: “Durante 4 días les dieron menú de salida que es un sándwich de Pan de carne con dos frutas y un alfajor. Después pasaron a una vianda caliente que es arroz o guiso con un poco de carne. En tiempos de pandemia, debería ser otro el alimento que se proporciona para estar saludables”.
La escuela no sólo cumple el rol de abrir los comedores y exigir las cajas y la cantidad necesaria, sino también atender a las familias que se llegan a las escuelas a buscar las tareas e intentar resolver sus distintas necesidades. Así nos cuenta Mónica, directora de una escuela secundaria “Siento una contradicción porque veo necesario tener la escuela abierta, porque las familias se llegan a buscar tareas, se llegan con alguna problemática y no es momento de cerrarlas”.
Carla nos decía que en la Institución educativa donde es trabajadora de limpieza, garantizó junto a sus compañeras abrir y cerrar la institución, “la escuela no se puede cerrar, son muchas las familias que vienen a comer. Nos preocupa porque nos enteramos que muchos colegios también están en esta situación”.
Carolina, nos comentaba “Te encontrás con situaciones como la de una nena llevándose un bidón de agua de la escuela porque no tenía agua en la casa, o situaciones como la de una estudiante que al acercarnos a su casa para llevarles las tareas, nos encontramos con las precarias condiciones en que vive, con otra docente terminamos comprando una manguera para que les llegue el agua y cable para conectarles la luz”.
A estas situaciones que los gobiernos no responden, son los y las trabajadoras de la educación quienes se ponen al frente expresando lazos de solidaridad con la comunidad educativa. Así lo vemos en docentes que desde sus casas planifican y crean plataformas y medios para llegar a los y las estudiantes buscando no interrumpir el proceso pedagógico. Pero esto también expresa contradicciones, como nos comentaba Mariela, docente secundaria: “Desde el gobierno nos mandan plataformas virtuales para trabajar con nuestros estudiantes, pero nada saben de cuál es la realidad de ellos. Muchos no tienen internet, por eso la única forma que encontramos es por grupos de whatsapp, jugando un rol pedagógico pero también estableciendo canales de comunicación y contención para los difíciles momentos que están pasando nuestros pibes con familias numerosas y condiciones precarias”.
La cuarentena obligatoria se extendería hasta mediados de Abril, y con ella además de la suspensión de las escuelas, la paralización económica de la provincia y el país. Esto, sin que sepamos a ciencia cierta cómo se desarrolla la curva de contagio del COVID-19 (En que partes y con qué velocidad) para lo cual sería necesario que se implementen Test Masivos en toda la población.
Como expresamos más arriba, hay necesidades urgentes, que hoy, no pueden entrar en cuarentena, como la alimentación y las condiciones de vida de las miles de familias que hoy no pueden afrontar el #QuedateEnCasa sin pasar todo tipo de necesidades. Las y los docentes hacemos lo imposible para responder a las necesidades de las familias, mientras nuestro sindicato sigue con las puertas cerradas sin ponerse al frente para organizar esta solidaridad. Es necesario impulsar comités de seguridad e higiene en las escuelas para organizarnos con la comunicad educativa y el barrio, para garantizar que el alimento, los insumos de higiene y las necesidades básicas sean resueltas. Somos los y las trabajadoras los que podemos plantear salidas reales a la crisis, dando una respuesta junto a nuestros alumnos y sus familias que son parte de los trabajadores más precarios de nuestro país.