La mayoría de los docentes que nos desempeñamos en los distintos niveles de la Educación atravesamos cíclicamente todas esas sensaciones en estas dos últimas semanas con el aditamento de estar viviendo, como podemos, las cuarentenas propias.
Los primeros días sin asistir a las Escuelas, Institutos y Facultades nos llovieron circulares provenientes de los Ministerios con una buena cantidad de instrucciones.
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Recordemos que la interrupción de las clases fue una medida progresiva instada por la justa presión social, ante una patronal que quería a toda costa "ver a los maestros en las aulas" sin importar mucho la exposición al virus, las familias que había que cuidar (porque somos a la vez trabajadores y trabajadoras, padres, madres, hijos e hijas) ni las condiciones que, según veníamos denunciando, atravesaba la mayoría de los establecimientos (precarios o inexistentes insumos para la higiene, falta de personal que garantizara la limpieza, hacinamiento en los salones).
La versión precarizada del "homeOffice"
La carrera docente, en la actualidad, comprende e incluye Talleres y Seminarios de formación en Tecnologías digitales.
Se enfatiza en la importancia de incorporar estos recursos para aplicarlos oportunamente a las estrategias didácticas elegidas, enriqueciendo el proceso de enseñanza aprendizaje y haciéndolo significativo.
Hasta ahí todo es ideal. No hay manera de perder la continuidad pedagógica.
Si fuera una receta, con estos ingredientes, sería infalible: docentes provistos de recursos tecnológicos, familias con óptimas conexiones a la red, papás y mamás que puedan oficiar de nexo y garanticen el acompañamiento.
Basándose en ese ideal, vimos esta semana que transcurrió, a la Ministra de Educación de la Provincia, Adriana Cantero en su derrotero mediático hablar de plataformas, aulas virtuales, conexiones wi fi, dispositivos y aplicaciones.
Póngale cero
Párrafo aparte, los mismos docentes que hoy debemos "mantener el vínculo pedagógico" y "cuidar los aprendizajes esenciales" somos aquellos que vimos arbitraria y unilateralmente suspendida la negociación paritaria, sin mayor posibilidad que la de administrar un salario absolutamente devaluado desde hace meses, hoy prácticamente obligados a destinar un porcentaje del sueldo a pagar un proveedor de internet.
Blogs, classroom y mails pero los pibes siguen con hambre
Contrariamente a la receta infalible que he enunciado, los resultados no fluyen según lo esperado: faltan ingredientes.
Las expectativas fueron bajando de las aulas virtuales a los grupos de whatsapp, en el mejor de los casos.
Las seños nos convertimos en servicio casi 24 horas y cada familia explicaba su situación.
Muchas de ellas impedidas a la hora de recargar datos para el celular: "seño disculpe, pero no puedo salir a trabajar en esta situación, me es imposible comprar datos para internet. Me conecto con suerte una vez a la semana, por favor manden todas las tareas juntas", "seño los videos ayudan a mi nena, pero si miro uno me consume todos los datos", "¿La puedo llamar, así le indica a mi hijo; yo no pude ir a la escuela y hago lo que puedo?".
Algunas voces enojadas se aplacaban con un mensaje alentador y la comunicación terminaba con una palabra de agradecimiento.
Otra de las tareas asignadas fue la de difundir entre las familias los horarios de Comedores o entrega de meriendas secas (galletitas y alfajores) que nuestros compañeros y compañeras asistentes escolares debieron entregar a los chicos.
A simple vista, algo sencillo: redactar mensaje, enviar y punto.
Pero sabemos que no es así. Todo en esta profesión es ida y vuelta, el problema se produce cuando vuelve la angustia de saber que los chicos la están pasando mal. Que van a buscar las galletitas porque no todos pueden llenar su heladera, menos aún si no están pudiendo trabajar y procurar lo esencial para alimentarse, las respuestas son lentas y escasas, con 10.000 pesos una familia no vive un mes y la necesidad es hoy.
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Y la historia parece repetirse día a día quién sabe hasta cuándo:
Docentes multifunción sobresaturados, familias intentando que la voluntad inmensa los mantenga conectados, aún sin redes y las directivas descontextualizadas de funcionarios que parecen distanciados de las aulas, mucho antes de la cuarentena.
Los que la miran por TV
Mientras el ministro Nicolás Trotta anuncia orgulloso, mediante entrevistas por Skype a los canales de televisión la totalidad de catorce horas diarias destinadas a educación en las emisoras estatales, los docentes reemplazantes esperamos la respuesta a situaciones realmente desesperantes.
En la provincia son miles los docentes que entre los distintos niveles del sistema educativo (del Nivel Inicial al ciclo Superior) desde el mes de diciembre no cobran un salario.
El pago a reemplazantes se interrumpe el 31 de Diciembre cada año y no se reanuda hasta volver a ser convocados en el mes de Marzo, para los que tienen más suerte.
La angustia de estos compañeros, muchas y muchos de ellos con alquileres por pagar y teniendo familias a su cargo, se multiplica al saber que los cobros para los reemplazantes se difieren siempre en 60 y 90 días. La pandemia y "el olvido" de quienes deberían dar respuesta propone un panorama más que desolador.
Rehenes de los escalafones
Nuestra realidad, la de los docentes reemplazantes, es de precarización absoluta. Con la interrupción de los beneficios de la Obra Social (Iapos), la imposibilidad de ocuparse en otros trabajos (ya que rechazar el ofrecimiento de un reemplazo puede excluirlos de los escalafones y con ello de la oportunidad de trabajar en la profesión para la que nos formamos) y ahora, sin un salario de emergencia que nos permita atravesar la cuarentena implica total incertidumbre para muchas familias.
La primera línea
Se ha instalado en estos últimos días que aquellos trabajadores esenciales para frenar la pandemia o minimizar sus consecuencias están en la primera línea de combate. La lucha contra "el enemigo invisible", retomando los dichos de Alberto Fernández, hoy la están llevando a cabo médicos, investigadores y enfermeros sin recursos para el cuidado de sus vidas, con salarios de miseria y sobreexplotación en sus tareas.
Los docentes acompañamos cada uno de los reclamos de los trabajadores de la salud y sumamos los propios, los de aquellos que desde nuestra casa asumimos la tarea de garantizar la continuidad de los aprendizajes y contener a las familias. Por ello denunciamos el desfinanciamiento y el desabastecimiento de la Escuela y la Salud Pública, que no se resuelve con medidas tribuneras, sino con presupuestos acordes para ambos sectores. |