Mientras Andrés Manuel López Obrador reconoció primero la Fase 2 -que la OMS le impuso al gobierno federal- y se impulsó el programa preventivo "Susana Distancia" hasta el 30 de abril, la realidad y los señalamientos de cientos de especialistas a nivel internacional nos demuestran que la cuarentena no es suficiente para combatir el contagio.
Los defensores del gobierno hablan que esta es la única estrategia posiblemientras miles de millones se le siguen destinando a la Guardia Nacional (GN), en vez de reorientarlo al sector salud y a los sectores esenciales de la industria, para poder equipar integralmente los hospitales y centros de salud.
El contexto precario de los sistemas de salud, en la gran mayoría de los países, evita respuestas adecuadas (como los test masivos y la infraestructura hospitalaria necesaria), genera miles de muertes evitables y provee información confusa de la realidad de la pandemia en cada país.
Los efectos económicos y financieros de la crisis buscan ser descargados sobre las y los trabajadores y sectores empobrecidos, que a su vez son los más desprotegidos frente al peligro de infección.
Somos nosotros, los jóvenes y trabajadores, que sabemos lo que es vivir al día y no tener acceso a la salud, quienes tenemos que proponer medidas que garanticen nuestra integridad, nuestra salud y que no nos mate de hambre. Queda claro que, por fuera de medidas asistencialistas como los apoyos a adultos mayores o a las pequeñas y medianas empresas, este gobierno no ha logrado garantizar la salud para todos y todas.
Por eso, reclamemos al gobierno la necesidad de unificar el sector público y privado de la salud, para que se pueda brindar atención gratuita e integra a toda la población, especialmente a la población en riesgo (adultos mayores, enfermos crónicos, etc.)y a todo aquel que presente síntomas.
La cuarentena por sí sola no es suficiente, como lo pone en evidencia la grave situación de Italia o del Estado Español. Es urgente impulsar no solo el aislamiento social como vienen planteando los gobiernos, sino también un plan de salud integral que debe comenzar con test masivos para poder determinar las áreas y focos de contagio.
Reconvertir la producción para combatir al coronavirus
A nivel internacional hay ejemplos de fábricas y sectores de la industria que se han puesto a producir suministros para enfrentar la crisis, desde gel antibacterialhasta camillas para cuidados intensivos, pues en la mayoría de los países -principalmente los más pobres como Mali o Bolivia- son insuficientes.
Es posible reconvertir la producción para que esta esté al servicio de enfrentar la crisis, pero como se ha demostrado esto no sucederá por la buena voluntad de los empresarios. Si bien algunos -poquísimos- lo han hecho, la gran mayoría de la industria sigue funcionando como si no tuviéramos ya decenas de miles de muertos por COVID19. Hay que exigir que el estado impulse estas medidas drásticas y enérgicas.
¿Cómo enfrentamos la crisis?
Para imponer estas medidas que planteamos, es muy importante la organización de los trabajadores y los sectores populares, para tomar parte en las decisiones.
Recuperemos las lecciones del Astillero Río Santiago, la UNLP y MadyGraf en Argentina que han puesto todo su esfuerzo en la producción y distribución gratuita de gel antibacterial, camillas y otros insumos básicos de salud.
Construyamos comisiones de higiene y seguridad al interior de los hospitales y centros de salud, independientes del gobierno y las farmacéuticas, que fiscalicen la aplicación de protocolos sanitarios y la utilización de los recursos.
Impulsemos el control obrero en la industria que sigue en actividad, empezando por la industria médica. Así también en las actividades no esenciales para la reconversión de la producción, para la provisión de ventiladores, alcohol en gel, guantes cubrebocas, jabón y todo lo necesario para la prevención y tratamiento oportuno del COVID-19.
Sabemos bien que las patronales no van a querer parar la producción de los centros de trabajo de actividades no esenciales ni reconvertirlas, y las que sí, no querrán garantizar licencias durante la crisis. Exijamos entonces al gobierno que se prohíban los despidos y que los trabajadores que sean suspendidos tengan garantizadas licencias al 100% de su salario real, para subsistir durante la cuarentena. De igual forma, que toda empresa que continúe con los despidos o que no garantice licencias, sea expropiada y nacionalizada sin indemnización, bajo el control de sus trabajadores.
Mientras los patrones se van a cuarentena y se atienden en hospitales privados, los pobres son los que mueren. Exijamos que el presupuesto que es destinado a la Guardia Nacional, al plan de emergencia de la SEDENA y al DN III recién declarado ayer, se le otorgue a la salud pública, para que sea fiscalizado por sus trabajadores y sirva para presupuestar los suministros para su propia protección así como para el tratamiento de los enfermos.
A pesar de que se declare la cuarentena sabemos que miles de trabajadores siguen saliendo a laborar en condiciones insalubres. Levantemos ya una ruta de emergencia que le de salida por izquierda.
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