El Estado y los bancos llevaron a cientos de miles de adultos mayores y beneficiarios de AUH a hacer largas colas en sucursales de todos el país. A cambio de cobrar ingresos miserables, aumentan sus riesgos.
Al conocerse a mediados de la semana que el Gobierno, las entidades financieras y el sindicato La Bancaria habían acordado la apertura este viernes de los bancos para pagar jubilaciones, pensiones y la Asignación Universal por Hijo a aquellas personas que no tienen ni usan tarjeta de débito, el defensor de la tercera edad, Eugenio Semino, lo dijo con claridad: “con todo lo que los bancos ganaron a costa de los jubilados en estos años, deberían ir a pagarles casa por casa en lugar de obligarlos a hacer colas en cada sucursal”.
Y no era un chiste. Este viernes, desde la madrugada, se comprobó una vez más que para el Estado y, aún más, para los grandes grupos financieros, la salud y la vida de millones de personas consideradas “grupos de riesgo” por la Organización Mundial de la Salud no valen más que sus ganancias.
La resolución acordada entre el Gobierno (a través del Banco Central), los CEO de los bancos y la dirigencia sindical derivó en una escena casi dantesca en la madrugada de hoy, cuando miles de personas en todo el país salieron a las calles y empezaron a formar colas que, en algunos casos, alcanzaron varios kilómetros de longitud.
El video muestra lo que pasaba a la mañana en la esquina de Mitre y Callao de la Ciudad de Buenos Aires, una de las zonas más "privilegiadas" del país, llena de bancos y con una buena infraestructura urbana. Multiplicadas por diez, cien, mil, las complicaciones se dan mucho más en partidos del conurbano bonaerense y muchas ciudades del interior, donde los bancos son pocos y la población es mucha.
En plena campaña electoral de 2019, el candidato Alberto Fernández había lanzado una bonita frase que quedó en la memoria colectiva: “entre los bancos y los jubilados, yo elijo a los jubilados”. Una vez más, como con el congelamiento de la movilidad jubilatoria y la discriminación de la entrega del bono de $ 5.000 de diciembre y enero a millones de adultos mayores que cobran por debajo de la canasta básica, esa frase se demuestra falsa e hipócrita.
Hoy, como toda "asistencia" estatal frente a las largas colas de jubilados y jubiladas, lo que se vio fue a policías armados (provistos de sus barbijos y guantes, por supuesto) procurando que se mantenga el metro y medio de distancia entre las personas. Casi una provocación.
Pasan de una cuarentena total sin realizar tests masivos para identificar el nivel de contagio, a agolpar al grupo de riesgo más numeroso en la mañana más fría del año para cobrar unos miserables pesos. Menos aplausazos y autofelicitaciones y más preocupación por los #Jubilados.
— Octavio Crivaro 💚✊🏻 (@OctavioCrivaro) April 3, 2020
¿El Gobierno y los empresarios no previeron que esto sucedería? Sin dudas que sí. Ellos saben que de todo el universo de jubiladas, jubilados, pensionados y pensionadas la mitad no tiene tarjeta de débito. Y del 50 % que sí la tiene, el 50 % no la usa. Es decir que, potencialmente, casi ocho de cada diez adultos mayores iban a concurrir a los bancos esta mañana. Y a eso hay que sumar los millones de personas que cobran el magro beneficio de la AUH.
Sabiendo de las necesidades y de los riesgos de esa porción de la población, ¿no previeron que una situación caótica y preocupante como ésta sucedería? Sí, sin dudas. Pero claramente no les interesó. Ni al Gobierno nacional, ni a los provinciales ni municipales. Ni mucho menos a los empresarios de los bancos.
Como era de esperar, los móviles de las grandes empresas periodísticas se apostaron desde temprano en las puertas de las sucursales para registrar lo que se sabía que iba a suceder.
Los mismos medios que durante semanas vienen haciéndole el aguante al Gobierno y sus decisiones (bombardenando con el "quedate en casa" y ocultando al máximo la imposibilidad de una cuarentena real por parte de millones de pobres sin trabajo), esta vez no pudieron evitar mostrar una realidad que poco tiene de saludable.
Alcanzó con ponerle el micrófono a alguna jubilada o tomar alguna foto panorámica de una esquina bancaria del Gran Buenos Aires para comprobar la falta absoluta de planificación en favor de quienes más sufren el ataque de la pandemia. Y hasta hubo cronistas que, tal vez a sugerencia de los gerentes de los canales, se animaron a preguntarle a la gente "¿y por qué no tramitó antes la tarjeta de débito?"...
Una vez más, sale a la luz el desprecio por la vida de millones de personas (en su mayoría de las más pobres). Desde hace décadas las jubiladas y los jubilados son una población en riesgo. La pandemia solo trajo una complicación más para esa parte de la población. Con gobiernos ultraneoliberales, como los de Menem o Macri, o con gobiernos barnizados de "progresismo" como el de Alberto Fernández, a esa gente se la sigue maltratando. A veces en el bolsillo, otras en la puerta de los bancos. Para el Estado capitalista las jubiladas y los jubilados son descartables. Siempre.
Casi como una reacción producida por la lectura de los diarios o de hacer zapping en la televisión, a las 10 de la mañana los mismos grandes medios de comunicación empezaron a informar que el Banco Central evalúa la apertura de los bancos durante el sábado y el domingo e incluso la extensión del horario este mismo viernes, buscando descomprimir la caótica situación. Hasta el momento, no hay resolución oficial al respecto.
¿En dónde quedó que nuestros viejos y viejas eran grupo de riesgo? ¿Se terminó hoy esa recomendación sanitaria? Miles haciendo filas desde anoche para cobrar una jubilación de miseria, que este mismo gobierno ajustó #Jubilados