Desde hace ya algún tiempo, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), se mantiene recibiendo un presupuesto de 1,300 millones de pesos, cuando debería recibir alrededor de 1,700 millones para funcionar adecuadamente, lo cual resulta problemático por múltiples motivos, sociales y políticos.
Sin duda el congelamiento del presupuesto universitario refleja que México es un país donde la educación pública superior no es una prioridad, tan es así que la Guardia Nacional (GN) y las fuerzas armadas no ven ni estancamiento ni reducción de los recursos que les han asignado.
Uno de los nudos problemáticos aquí es la cuestión de los derechos humanos, como lo son el derecho humano a la educación y al trabajo digno, empecemos por definir esto, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH):
“Los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas sustentadas en la dignidad humana, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral de la persona. Este conjunto de prerrogativas se encuentra establecido dentro del orden jurídico nacional, en nuestra Constitución Política, tratados internacionales y las leyes”.
Uno de los principios de esta concepción es la progresividad de los mismos, es decir que estas prerrogativas deben ir en aumento con el tiempo para mejorar cada vez más las condiciones de vida de las personas, algo que es importante apuntar es que esta progresividad no sólo va a dirigida a los mismos sujetos que ya poseían derechos. Además, se aspira a que estas prerrogativas abarquen a un número cada vez mayor de individuos, promoviendo que la igualdad y la equidad se extiendan cada vez más.
Negligencias de la autoridad de la UACM
Frente a los derechos humanos, las autoridades de la UACM han mostrado una actitud irresponsable y negligente, ya que, si retomamos el dato que el presupuesto de la Autónoma de la Ciudad ha estado congelado en los últimos años, recibiendo la misma cantidad de recursos, esto representa un problema debido a que no se cumple la progresividad de los derechos humanos para su comunidad, en primer lugar, porque limita la cantidad de prerrogativas a la que pueden acceder las personas que ya son alumnos, como becas, estancias de investigación, prácticas de campo.
Ello también afecta por supuesto a los trabajadores y académicos, que no pueden aspirar a mejoras salariales y prestaciones, ya que como es obvio, las mejoras materiales a quienes laboran dentro de dicha institución sólo pueden darse en función del aumento del presupuesto. De lo contrario, o se estanca ese derecho o se consigue arrebatando derechos a otros, lo cual por supuesto no es justo ni es aceptable.
En segundo lugar, porque limita el incremento de la matrícula; sabemos que fenómenos como la inflación existen, por eso es necesario el aumento constante del presupuesto universitario para que las universidades ya existentes puedan contar con el dinero necesario para aumentar la matrícula y para brindar mejores condiciones de estudio a los antiguos y nuevos alumnos.
Ahora, ¿por qué podemos afirmar que la actitud de la autoridad de la UACM ha sido negligente? Por varias razones, una de ellas es que no han exigido al gobierno de Ciudad de México más presupuesto para seguir creciendo.
En tercer lugar, hubo un subejercicio de 100 millones de pesos llevado adelante por quienes administran esa universidad, ya que a la vez que estos gestores se niegan a cumplir con su trabajo de velar porque la institución que ellos dirigen tenga mejores condiciones para desarrollar su labor, se ufanan de su negligencia.
En noviembre del año pasado, Patricia Arenas Chang, encargada del despacho de la UACM, presumió ante el Congreso local, que realizaron dicho sub ejercicio, por lo que fue incluso regañada por la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de este órgano gubernamental. El otro gran problema es que hay opacidad en los gastos, el destino de esos 100 millones es ocultado al igual que muchos otros gastos que se hacen en la Universidad.
En cuarto lugar, es la existencia de la precarización laboral, otro elemento que muestra la negligencia de las autoridades incurriendo en total ilegalidad.
A finales del año pasado surgió la Asamblea de Profesores de Asignatura de la UACM en Lucha, compuesta precisamente por profesores de asignatura de dicha institución, quienes denuncian que esa figura no está regulada por el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) siendo ilegal, y es un mecanismo que sirve para precarizar el trabajo docente como pasa en otras universidades.
De modo que la propia existencia de la figura del profesor de asignatura es violatoria de los derechos humanos y derechos humanos laborales, porque no sólo no permite la progresividad de los mismos, sino que, de hecho, niega que los trabajadores contratados con este tipo de esquemas puedan tener el mínimo de condiciones dignas de trabajo.
Autoridad neoliberal
Parece que la autoridad de la UACM está más interesada en seguir los principios de disciplina fiscal, subcontratación y Estado mínimo, premisas que son profundamente neoliberales, las cuales fueron aplicadas en la mayor parte del mundo creando el desastre que vemos hoy día y que la aparición del Covid-19 nos ha revelado con mayor claridad. Ya que los sistemas de bienestar necesarios para que las prerrogativas que hacen posible una vida digna han sido desmanteladas, lo cual se hace más evidente en el sector salud.
Durante décadas los gobiernos se dedicaron a seguir las directrices del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos financieros, recortando de forma despiadada el presupuesto destinado al gasto social (para reorientar como estímulos al sector privado), privatizando empresas paraestatales y degradando la calidad en sectores como la educación y salud.
Todo porque según ellos no era eficiente garantizar salud gratuita, expedita y de calidad, con acceso irrestricto y universal -lo mismo pasó con la educación y el trabajo digno en todos los ámbitos laborales- y ahí tenemos la causa que da origen a la expansión del Covid-19 y que ha dejado en la indefensión total a millones de trabajadores.
Queda demostrado que en la UACM, se practican complacientemente los cánones emanados de las oficinas de Ppalacio Nacional, la política que hace 15 meses practica la 4T y su "austeridad republicana" que, como continuidad de los gobiernos anteriores del PRI y PAN, prosiguió con el recorte del presupuesto de los gobiernos anteriores y profundizó estas directrices neoliberales.
Es por eso que en el neoliberalismo el derecho humano a la salud no se lleva a cabo por el contrario está subordinado a la búsqueda de la máxima ganancia, lo cual se refleja en el recorte de los servicios otorgados por el estado tal como nos lo demuestran las autoridades de la UACM. Éstas, han traicionado el principio de “Nada humano me es ajeno”, al grado de que
despidieron a todos los profesores de asignatura organizados en la asamblea antes mencionada. Negándose, entre otras cosas, el tan necesario derecho a la seguridad social en medio de la pandemia.
Lo cierto es que las y los trabajadores de la UACM (incluidos los precarizados y los despedidos) requieren ampliar y conservar sus conquistas, pero eso sólo será producto de la organización independiente para exigir a los gobiernos que garanticen los derechos de todos.
Es vital que en estos momentos de contingencia sanitaria, se respeten los derechos humanos como son el acceso a la salud, al tratamiento de la enfermedad en caso de ser necesario, a poder mantener la cuarentena sin ser despedido y con sueldo completo. |