Junto a Fernández participaron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Por parte de la UIA, la delegación estuvo encabezada por su presidente, Miguel Acevedo (Aceitera General Deheza); Daniel Funes de Rioja (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios); Adrián Kaufmann Brea (Arcor), Guillermo Moretti, además de Alberto Álvarez Saavedra (Laboratorio Gador) y David Uriburu (Techint), entre otros.
Anteriormente Fernández se había reunido con la cúpula cegetista. En ambas reuniones se escuchó el mismo reclamo de salida de la cuarentena. Nuevamente la CGT ofició de vocera anticipado del lobby patronal, cuya preocupación central es resguardar las ganancias de los capitalistas afectadas por el parate económico.
Parate económico
Loas grandes patronales aducen para retomar la actividad el parate de la producción. Según Adefa, cámara de la patronal automotriz, en el último mes se produjeron 19.164 vehículos, un 34,4% por debajo de los 29.227 que se fabricaron en marzo de 2019. En un documento interno, la UIA señala como consecuencias de la cuarentena: caída de la demanda interna, caída de la demanda externa, menores precios internacionales, hacer frente a los pagos de impuestos y deudas con menores ingresos, dificultades logísticas, ausentismo. Según el mismo informe, el 25% de las empresas no dispone del personal mínimo para sostener el nivel de producción.
Hasta ahora el gobierno destinó un 1,8% del PBI, unos U$D 8000 mil millones (de los cuales $350.000 millones corresponden a créditos y subsidios) para las empresas afectadas por el cese de actividad. En contraste, para reforzar el presupuesto sanitario se destinaron apenas $1700 mil millones.
La demanda patronal
Luego del cortocircuito en la “unidad nacional” a partir del despido de 1450 operarios en Techint y de más de 700 en Tierra del Fuego por Nicolás Caputo (uno de los mayores responsables de la fuga de capitales), el Gobierno dictaminó la prohibición de despidos por 60 días. Frente a la imposibilidad temporal de despedir las patronales buscan una compensación económica por sus pérdidas y un fin pronto de la situación de parate económico por la cuarentena. Buscan además negociar una rebaja salarial que les permita sortear la crisis a su favor, tal cual se pronunciara uno de los asistentes a la reunión, Daniel Funes de Rioja hace apenas unos días. Concordando, no olvidarlo, con el burócrata sindical Héctor Daer.
En el planteo conjunto de sindicalistas y empresarios, la salud de los trabajadores es una cuestión secundaria frente a la necesidad de ganancia del capital. Las denuncias entre los trabajadores de la primera línea sobre la carencia de insumos básicos para la higiene y el cuidado sanitario de los empleados es extendida. Más aún, las patronales despiden a aquellos trabajadores que se organizan para garantizar tareas esenciales en condiciones de seguridad e higiene como los trabajadores de GPS en el Aeropuerto de Ezeiza.
Las patronales y la fuerza de trabajo
Evidentemente la crisis industrial tiene como motor el abandono por parte de la fuerza laboral de sus puestos de trabajo y una caída del consumo por el cierre del comercio.
Al margen del objetivo central de la nota vale hacer una reflexión que es notoria en los reclamos patronales. Los efectos de la paralización económica tiene que ver con que la mayoría de los trabajadores no están concurriendo a sus tareas, ni consumiendo más que lo necesario para subsistir, por la cuarentena. Esta situación demuestra por la negativa que son los trabajadores quienes hacen funcionar los resortes económicos de la sociedad. La preocupación patronal por la caída de su rentabilidad da razón a la ley formulada por los socialistas de que es la explotación de la fuerza de trabajo la fuente de la ganancia capitalista. Es, por la negativa, una comprobación del poder social de la clase trabajadora, de la fuerza devastadora que podría tener una huelga general para quebrar la voluntad de los empresarios.
Salud y economía
En el encuentro entre la UIA y el Ejecutivo se estableció la creación de un Comité de Crisis conjunto con la CGT y distintas cámaras patronales para dictaminar los pasos de la salida del aislamiento social. Muchos de los empresarios presentes en la reunión representaban a sectores como la alimentación y los laboratorios que no han visto mermar su actividad y que impulsan la especulación económica mediante el desabastecimiento.
Más que el salvataje que exigen las grandes patronales, deberían pagar un impuesto extraordinario para financiar la política sanitaria frente al COVID 19 y la industria debería reconvertirse en función de una planificación publica para dotar de insumos.
Así como el ingreso a la cuarentena respondió fundamentalmente a la destrucción de la salud pública durante los últimos 40 años, a la falta de presupuesto y recursos sanitarios para atender una pandemia sin que colapse el sistema de salud, su salida está siendo negociada para favorecer a las patronales sin que ninguna de las causas estructurales de la degradación de los recursos sanitarios hayan sido resueltas.
Pareciera ser que en la ecuación entre salud y economía que planteo Alberto Fernández, el lobby por recomponer el lucro patronal avanza en imponer sus condiciones. |