Carlos era parte de reclamos extendidos a lo largo del país, por un aumento salarial que cubriera la canasta básica familiar y en defensa de la escuela pública. A nivel nacional, el gobierno de Néstor Kirchner había establecido “un piso” de $ 1.040, cuando la canasta básica familiar rondaba los $2400. Sin embargo, las luchas provinciales habían quedado aisladas por la ausencia de un plan de lucha nacional de CTERA.
Hoy, nos encuentra en la misma lucha por una educación pública de calidad y un salario que cubra las necesidades básicas de los trabajadores de la educación, en un contexto inédito por la pandemia producida por el virus Covid-19. No obstante, la situación ya era difícil durante el gobierno de Cambiemos, que agravó el deterioro de años anteriores, con la ayuda de la oposición burguesa y la burocracia sindical.
Con la pandemia y la cuarentena, quedaron en evidencia las condiciones de precariedad en las que nos encontramos los docentes, por planes como FinEs, no poder tomar cargos, etc. Y, en cuanto a los alumnos y sus familias, la imposibilidad de cumplir con el aislamiento por no contar con un lugar adecuado y la necesidad de seguir trabajando para comer.
En cuanto a la continuidad del aprendizaje, la mayoría no cuenta con la tecnología y el espacio físico para hacerlo.
La asistencia alimentaria es totalmente insuficiente en cantidad y calidad. Plata hay, pero va al pago de la deuda, los bonistas y a salvar a los empresarios.
Como si fuera poco ese conjunto de penurias, el Estado manda al Ejército para repartir la comida. Esa tarea ya es realizada por los docentes organizados con auxiliares y vecinos. Sabemos que el Ejército es el mismo de ayer y su llegada es para reforzar el control social. El poder que el gobierno de Fernández les ha dado a las Fuerzas de Seguridad, con la excusa de hacer cumplir la cuarentena, se expresó en el maltrato y represión, sobre todo a los pibes de los barrios, a nuestros alumnos.
Por eso, recordando a Carlos y su lucha decimos:
Carlos Fuentealba ¡Presente!
No damos vuelta la página
Seguimos exigiendo castigo a los responsables políticos y materiales de su asesinato.
La plata tiene que ir a educación y salud, no para el FMI |