Cuando el 4 de agosto 1914 los socialdemócratas alemanes votaron a favor de los créditos de guerra, sellaron no sólo su propio destino negándose a ser el partido revolucionario del proletariado, sino que con ello terminó toda una época en la historia del movimiento obrero. El SPD no sólo capituló ante el chovinismo y el militarismo del régimen alemán bajo Guillermo II. Desde 1889, la federación mundial de partidos socialistas –la Segunda Internacional– naufragó y jamás volvería jugar un papel progresista al interior del movimiento obrero.
Con su curso social, la socialdemocracia permitió una guerra imperialista en lo que debieron ser sus últimos cuatro años y una masacre mundial de proporciones inimaginables. En lugar de permanecer fieles a sus posiciones antimilitaristas y revolucionarias, incitaron a los trabajadores de Europa unos contra otros justo en el momento en que los capitalistas asestaban uno de los golpes más fuertes contra los proletarios de todo el mundo. Los socialdemócratas se pasaron al bando del patriotismo y no recordaron uno de los ejes más importantes del Manifiesto Comunista: los proletarios no tienen patria.
Los armenios y sus partidos
A principios del siglo XX vivían en los territorios de la actual Turquía y el Cáucaso varios millones de armenios, pero no tenían consolidado su propio Estado-nación. Su zona histórica se había dividido entre dos imperios: en el este vivían bajo el yugo del zarismo y eran oprimidos como todas las demás minorías nacionales en la “prisión de naciones” que era el imperio ruso. En el occidente, la mayoría de los armenios vivían en condiciones similares en el Imperio Otomano, que oprimía igualmente a varias nacionalidades en un área vasta.
Esta división del pueblo armenio hizo que la creación de una organización revolucionaria única fuera más difícil, pero no imposible. Ya en 1890 se conformó en Tbilisi, la Federación Revolucionaria Armenia (en armenio este partido se abreviaba Dashnaktsutyun; a sus miembros todavía se les conoce como Dashnaks). Esta organización estaba bajo diferentes influencias políticas: el marxismo tuvo presencia, pero también el populismo de los Narodniks y el anarquismo ruso. Las últimas direcciones habían dejado su huella, por lo que la política de los Dashnaks a menudo estaba limitada a actos individuales terroristas contra las autoridades.
Su objetivo era la creación de un Estado nacional armenio en un solo territorio. En este sentido, el programa siempre estuvo impregnado de una buena dosis de nacionalismo, aunque su líder más famoso, Andranik en 1913 respondía a León Trotsky: "Yo no soy un nacionalista, reconozco una sola nación: la nación de los oprimidos". Ya en 1907 entraban en la Segunda Internacional, a pesar de que los bolcheviques rusos protestaron al descubrir las bases nacionalistas de los Dashnaks.
Un programa de corte social revolucionario era el que tenía el Partido Hunchak Armenio, que surgió alrededor del mismo tiempo. Su objetivo era la creación de un estado autónomo de armenios, lo cual significaba que éste debía ser producto del levantamiento revolucionario. Aunque tendían más en su propia imagen hacia el marxismo –tienen el mérito de ser el primer partido en difundir el Manifiesto Comunista en el Imperio Otomano– no renunciaron a sus métodos pequeñoburgueses: participaban en cualquier levantamiento y perpetraban atentados contra las más importantes personalidades del Imperio Otomano.
Los Hunchaks también se vieron involucrados en guerras de guerrillas contra el Imperio Otomano, por ejemplo, en las guerras de los Balcanes de 1912-1913. En algunas partes de que su programa, tenían todo un tinte revolucionario, por ejemplo, sobre la cuestión agraria: los campesinos sin tierra/agricultores podían obtener pequeñas parcelas si así lo deseaban. Pero en esencia, su política era clara en la lucha solamente contra el dominio otomano y no es de extrañar que lucharan contra éste después del estallido de la guerra mundial imperialista. Sin embargo, estuvieron privados de una dirección la mayoría del tiempo, con algunas excepciones: El 15 de junio 1915, 20 Hunchaks en Constantinopla fueron ejecutados públicamente. El primero en la lista de los condenados, Paramez, antes de morir, dijo: “Sólo pueden colgar nuestros cuerpos, pero no nuestra ideología. [...] Van a ver mañana en el horizonte oriental a una Armenia socialista”.
La relación con los Jóvenes Turcos
En 1908, la llamada Revolución de los Jóvenes Turcos ocurrió en el Imperio Otomano; el partido más importante era el “Comité de Unión y Progreso” (Ittihad ve Terakki). Los Dashnaks se unieron a este partido con el objetivo de derrocar al “Sultán Sanguinario”, Abdul Hamid II. Éste había tenido en años anteriores políticas contra todas las minorías nacionales debido a sus fracasos en política exterior (¡y vaya que había muchos!) y provocó –como su homólogo ruso Nicolás II– pogromos con regularidad. Los Huntschakistas primero trabajaron con los Jóvenes Turcos, sin embargo, rompieron relaciones relativamente rápido y se unieron a la lucha clandestina.
Los Jóvenes Turcos –con su triunvirato de Enver, Talaat y Djemal– disfrutaron no sólo de una educación en las universidades de Europa Occidental, sino que se apropiaron de las ideas de la Revolución Francesa, a cuyo famoso lema “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, agregaron a la adición de “Patria” y la pusieron en primer lugar. Los Dashnaks fueron muy similares a ellos en este sentido, su objetivo de hecho era solamente transferirle un carácter cívico-constitucional a un Estado nacional armenio. Consideraciones como éstas fueron las que llevaron a los Dashnaks a apoyar los Jóvenes Turcos. No estaban solos en esto: incluso griegos, búlgaros, albaneses y otros grupos étnicos creían en un Imperio Otomano burgués constitucional, aunque con una mayor autonomía nacional en sus respectivas áreas.
Sin embargo, cuán poco solucionaba este programa burgués los problemas del polvorín otomano se muestra por el hecho de que Abdul Hamid II no fue decapitado como su antecesor histórico, Luis XVI, sino que fue alabado por su discurso de apertura en la nueva Asamblea Constituyente y por el presunto progreso bajo su reinado desde 1876. Aunque el papel de jefe de Estado en un Estado democrático burgués –tomando como modelo histórico a Inglaterra– para Abdul Hamid II no se suponía que era poco atractivo, se apoyó en éste para impulsar de nuevo la contrarrevolución en 1909, pero las mujeres Jóvenes Turcas respondieron a este acto de represalias. Esto se hizo con la ayuda sustancial de los Dashnaks, quienes accedieron a proteger a los líderes de los Jóvenes Turcos y les proporcionaron refugio.
En 1909 Mehmed V reemplazó a su hermano Abdul Hamid II como sultán. Éste, sin embargo, seguía teniendo el poder político. La Revolución de los Jóvenes Turcos –descrita por León Trotsky y Lenin como una revolución burguesa– fue completada en gran medida de este modo. Después de un período de consolidación, incluyendo disputas internas (purgas), con el estallido de la Primera Guerra Mundial vino el último capítulo del Imperio Otomano. Para los Jóvenes Turcos no cabía duda de que iban a entrar del lado de las potencias centrales en la guerra, y estaban extremadamente ansiosos de hacer todo lo posible para que el Imperio Otomano siguiera siendo el más grande de sus clientes. Antes de que comenzara el genocidio el 24 de abril de 1915, tuvo lugar la muerte política de los Dashnaks, que de acuerdo con la lógica de la Segunda Internacional, se pasaron del lado de los capitalistas en la participación de la guerra.
¿Pero de qué lado podían ir a la guerra si no había un Estado nacional armenio? Para una organización que tenía la pretensión de unir a todos los armenios bajo su bandera, el asunto era extremadamente delicado y estaban en un dilema similar. Una parte del pueblo armenio estaba en el área del Imperio Otomano, mientras que la otra parte vivía en el territorio del Imperio Ruso –dos potencias que estaban en guerra una contra la otra. ¿La solución de los armenios socialdemócratas? De acuerdo con los Dashnaks, ¡los armenios se debían mantener “leales” estando del lado de sus respectivos Estados en la guerra! Vemos aquí en su forma más pura todo el absurdo de la política de la Segunda Internacional: un partido cuyo objetivo era la unidad de los armenios, ¡vio que el camino era la matanza mutua en la guerra!
Desastre nacional y la República Soviética
Los Dashnaks se mantuvieron “fieles” al régimen de los Jóvenes Turcos, incluso después de 1909 se estima que entre 20.000 y 30.000 armenios fueron asesinados en Adana. Aunque su actitud con el régimen de los Jóvenes Turcos era disidente –lo que se expresa en el hecho de que en 1911 criticaron a éstos en su Congreso en Constantinopla–, no pudieron prevenir el desastre y sus primeras víctimas fueron ellos mismos. El llamado a la participación en la guerra mundial imperialista no era solamente un grave error político, sino que además les costó la vida.
Después de la guerra mundial imperialista, los Dashnaks fueron legalizados al instante, con Hovhannes Katchaznouni en el poder después de que la pequeña República Democrática de Armenia fuera fundada en 1918. Su programa nacionalista ahora se podría poner en práctica, pues implicaba no sólo en una breve guerra contra Turquía, sino también masacres de las minorías musulmanas cometidos en sus respectivos campos. Su política anti-bolchevique continuó y se convirtió en uno de los principales aliados del imperialismo británico. Pero su república burguesa, con su nacionalismo agresivo, no duró mucho tiempo. El 29 de noviembre el levantamiento bolchevique selló su destino: la joven República Armenia fue parte de la Unión Soviética y los Dashnaks fueron prohibidos como organización política.
Sólo a partir de la restauración burguesa, los Dashnaks pudieron ser nuevamente activos en Armenia, pero ya no eran un partido de masas. Actualmente tienen 5 diputados en el Parlamento de Armenia, y dos más en el parlamento libanés (debido a una fuerte diáspora). Pero en última instancia, dejan lecciones para los socialistas: una Armenia socialista sólo pudo ser el producto de una lucha de los trabajadores con un programa internacionalista.
Traducción de este artículo de la Revolutionäre Internationalistische Organisatio |