¿Quién mató a Laura Palmer? fue la principal incógnita de "Twin Peaks", una serie de culto escrita y dirigida por David Lynch en 1990. Misterio y surrealismo se combinaron para lograr una serie que aún hoy sigue cosechando adeptos.
"Nunca se había visto en prime time en una cadena en abierto nada como esto” fue la crítica del New York Times sobre el estreno de "Twin Peaks", un pequeño pueblo ficticio en la frontera de Canadá que fue el escenario para el desarrollo de una serie que comenzó con un femicidio y que puso en vilo a toda una población. Se emitió por primera vez el 8 de abril de 1990 hasta mediados de 1991, luego se estrenó una película y finalmente tuvo una tercer temporada hace siete años. Sin embargo, tratar de describirla con el género policial es quedarse bastante corto si se tiene en cuenta que el cerebro creativo del guion y detrás de las cámaras es David Lynch, director de Eraserhead, Blue Velvet, del drama El Hombre Elefante, la brillantez de Mulholland Drive, entre otras. Pintor, fotógrafo, productor de música electrónica, admirador confeso del dadaísmo y del surrealismo, el esquema de Lynch atraviesa todas sus obras y Twin Peaks no fue la excepción.
El mundo onírico del excéntrico agente del FBI Dale Cooper y los mensajes que se cuelan en el inconsciente, las frases pronunciadas al revés, caballos que aparecen y desaparecen, la Dama del Tronco y un conjunto de personajes bastante bizarros se combinaron con una investigación policial en torno a la muerte de Laura Palmer y con la realidad de un pueblo idílico cuyos habitantes esconden muchas verdades por detrás. En la serie, participó incluso el propio Lynch, David Bowie y hasta hubo un cameo con David Duchovny como una agente trans de la DEA. Dos años después, este actor llegaría al pico de popularidad con otra serie que le debe mucho a Twin Peaks, X Files, y con un personaje que tiene mucho del agente Cooper con sus creencias en el mundo paranormal: el agente Fox Mulder.
Un policial poco convencional
La serie revolucionó las concepciones narrativas: los puntos flojos o sin respuesta fueron característicos para dejar pendiente de forma permanente a la audiencia y también por la multiplicidad de subgéneros en su trama. Aparte del policial, en ella cohabitan el melodrama, el suspenso, el terror y la comedia, todo con un trasfondo kitsch lleno de simbología que determina e incluso potencia la propia serie. Fue la oportunidad de oro para demostrar que en televisión se podía hacer algo de calidad, que no solo era impecable por su relato sino por las cuestiones más relacionadas a la técnica, la banda sonora de Ángelo Badalamenti y al concepto artístico que en sí mismo fue la serie. "No entiendo por qué la gente espera que el arte tenga sentido. Ellos aceptan el hecho que la vida no tiene sentido", respondió Lynch en una entrevista que le hicieron en su momento en relación a la trama de la serie.
La película se lanzó luego de la cancelación de la segunda temporada: para entonces, David Lynch estaba sumergido en Corazón Salvaje, la película con la que después ganaría la Palma de Oro en Cannes, y desatendió la dirección de la serie hasta los últimos capítulos, que son algunos de los más magistrales. En la película se narra la última semana de vida de Laura Palmer y es mucho más oscura y perturbadora que la serie en sí misma. La tercer temporada se estrenó 25 años después con la mayoría de los actores principales.
Twin Peaks fue la punta de lanza para una variedad de series posteriores, además de la mencionada X Files, tal como Los Soprano, True Detective, Mad Men, Lost, entre varios ejemplos. Con los años se convirtió en una serie de culto y uno de los íconos de la cultura pop estadounidense. Única en su género, supuso un antes y un después para los cinéfilos del mundo con una extraña combinación de tragedia con esperanza, realidad con ficción y sobre todo con la vida de un pueblo que, con todas sus contradicciones, solo necesita del combustible necesario que es, al mismo tiempo, la razón de ser del agente Cooper: una buena taza de café.