Se trata de un joven, estudiante de la Universidad Nacional de Rosario, que trabajaba para la App “Pedidos YA”. Durante la noche del viernes, en la esquina de Av. Francia y Cerrito, Emma Riosendaulv Joncka, de nacionalidad haitiana perdió la vida al chocar con un colectivo. Otra muerte que nos golpea y duele, en medio de una crisis que empuja cada vez más a la juventud precarizada a exponer sus vidas en trabajos como estos.
Cuántos jóvenes hoy habrán entrado a la nota que anunciaba la muerte de un pibe de Pedidos Ya mientras trabajaba, pensando que podría haber sido un amigo o compañero de cursada. Esa es la realidad que vive la juventud en una ciudad que poco a poco se está convirtiendo en la capital nacional de la desocupación. Si no estás desempleado, te descuentan los días de cuarentena como a los pibes del Mc Donald, o tenés que salir a cadetear sin saber qué puede pasarte.
Una juventud para la cual no hay cuarentena ni respuestas. Detrás de las publicidades en que aparecen jóvenes felices en sus bicicletas que te llevan lo que necesites a cualquier hora, se esconde la precarización laboral. Se esconden realidades poco felices.
El día de ayer, el presidente Alberto Fernández, anunció que no se flexibilizará la cuarentena, pero no anunció ningún plan sanitario y mucho menos le dio respuestas a los millones de argentinos y argentinas que se quedaron sin trabajo, que no están cobrando su sueldo, o que sólo cobraron un porcentaje. Para el gobierno sí era importante aclarar que evalúan que se pueda salir a hacer ejercicio. Llena de bronca ver cómo la gente pasa hambre, o deja sus vidas en los trabajos precarios y esto no es prioridad para ningún gobierno.
Desde el Frente de Izquierda venimos exigiendo un salario de emergencia de 30000 pesos para la clase trabajadora que se ve perjudicada por la crisis. Tan solo un 3% de impuestos a las grandes fortunas alcanzaría para que esta propuesta sea realizable. Mientras la vida de millones se degrada, los más ricos del país siguen aumentando sus ganancias a cuesta del hambre de las grandes mayorías. La grieta se reabre, en momentos donde la prioridad no son nuestras vidas, sino sus ganancias. |