La pelota sigue rodando en Bielorrusia y aunque las puertas están cerradas al público, el club Dinamo Brest, del cual Diego Maradona es presidente honorifico, decidió colocar simpatizantes de cartón para que las gradas no estén vacías, en su pasado encuentro el día 4 de abril. Como las recientes medidas de seguridad tomadas por el país prohibieron el acceso al público, lanzó una campaña virtual para recaudar fondos, en la que puso a la venta las entradas con una revista que le llegaría a cada fanático a través del correo. Los dirigentes del Dinamo Brest, en forma de agradecimiento, les pidieron a los hinchas una foto para ubicar en la tribuna.
“Hay que saltar, hay que saltar”, dice el tradicional cántico futbolero, pero esta vez los hinchas no pueden saltar, ni moverse. Ellos no son reales. Esta es una de las primeras medidas que toma el gobierno de Alexander Lukashenko, el cual venia de dichos polémicos como los de considerar al Vodka como un antídoto para un virus que ahora lo obliga a prohibir las aglomeraciones de personas en estadios de fútbol. Y mientras el presidente de Bielorrusia sigue sin declarar medidas serias para combatir al virus, este no deja de avanzar entre su población. Exponiendo a las personas a seguir los espantosos caminos que tomaron Trump, Bolsonaro o Boris Johnson en sus respectivos países.
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Mientras tanto, la liga de fútbol de Bielorrusia se suma a las de Tayikistan, Burundi y Nicaragua que siguen en actividad. Siendo que este último país es vecino de Honduras donde hay estadios deportivos que son utilizados como morgues y no es de extrañar que los partidos se sigan disputando ya que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, fue visto por última vez en público el 12 de Marzo, minimizando el efecto del Covid-19. Otro ejemplo mas de que lo que se minimiza es la salud de las y los trabajadores que continúan exponiéndose sin ningún tipo de medida sanitaria. |