Hoy se cumplen 4 décadas del lanzamiento de “Iron Maiden”, primer disco de la banda comandada por el bajista Steve Harris. La raíz obrera de un nuevo heavy metal que marcó época.
En los fines de los años setenta y principio de los años ochenta, el heavy metal fue una vanguardia dentro del mundo del rock británico. Dentro de esa vanguardia, de composición esencialmente obrera, se destacó Iron Maiden.
Tal vez 1980 sea para el heavy metal el 1977 del punk, ya que se muestra pletórico de grandes discos de hard rock y de heavy metal. Entre discos lanzados por bandas o músicos con una importante trayectoria podemos nombrar a Back in Black (AC/DC), British Steel (Judas Priest), Ace of Spades (Motörhead), Heaven and Hell (Black Sabbath) y Blizzard of Ozz (Ozzy Osbourne). A ellos se suman los primeros lanzamientos de bandas que formaban parte de la New Wave of British Heavy Metal (Nueva Ola del Heavy Metal Británico o NWOBHM) como Saxon (Wheels of Steel), Diamond Head (Lightning to the Nations) y Def Leppard (On Through the Night). Dentro de la NWOBHM, Iron Maiden fue la banda más importante y el lanzamiento de su primer disco ocurre un 14 de abril de 1980.
El nombre Iron Maiden (Doncella de Hierro) proviene de un antiguo aparato de tortura con forma de sarcófago, que en su interior tenía colocados pinchos. Es un nombre que denota heavy metal y condensa la sinergia del sistema de creencias del heavy metal al estar interconectado con la producción de significados e ideas de esta corriente musical. Para ello tal nombre cumplía con los requisitos fundamentales de todo nombre heavy metal. Uno es generar un sentido de amenaza al estilo Black Sabbath, Judas Priest o Venom; otro es expresar poder como los nombres AC/DC, Motörhead o Diamond Head; y, eventualmente, hacer referenciar al pasado como es el caso de Saxon. Estas tres condiciones estaban sintetizadas en el nombre Iron Maiden. A ello se suma que el nombre de toda banda heavy metal debe ser simbolizado en un poderoso logo. Para eso Steve Harris, con experiencia en dibujo, diseñó un tipo de fuente que sintetiza en un logo las condiciones fundamentales antes aludidas para todo nombre heavy metal.
Además, si Iron Maiden se mostró permeable a seguir la doxa del heavy metal en lo que refiere a pelos largos (a excepción del cantante Paul Di´Anno), nombre, logo, camperas de cuero y tachas, también hizo innovaciones. Una de ellas fue el recurso de incorporar en la portada una mascota llamada Eddie. Este recurso ya tenía antecedentes en el Snaggletooth de Motörhead, pero es con Eddie que las mascotas en heavy metal se consolidan y proliferan. En la portada de Iron Maiden, Eddie es presentado en las calles del East End, donde se llega a apreciar la fachada de una council house y predomina el sentido oscuro de la noche londinense. El cuerpo de Eddie parece estar muerto hace mucho tiempo, presenta un peinado punk y utiliza una remera, destacándose la falta de elementos distintivos que hagan alusión al heavy metal como el cuero, las tachas o el pelo largo. Con esta portada se inicia una saga de imágenes que tiene a Eddie como protagonista de diversas aventuras. Se inicia cuando Eddie es un asesino que transita las mismas calles del East End, calles que antes fueron testigo de la acción del célebre asesino Jack The Ripper (EP Running Free y LP Killers). Entre sus víctimas se encuentra la mismísima Margaret Thatcher (EP Sanctuary), pero más tarde la Iron Lady resucita y asesina a Eddie (EP Women in Uniform). Perseguido por la censura (la utilización de la imagen de la premier del gobierno británico generó que ambos EPs fueran censurados por el “Estado de Su Majestad”), Eddie debe ir al infierno para pagar por sus crímenes y allí combate (EP Run to the Hills) y vence a Lucifer (LP The Number of the Beast). Se eleva del infierno, pero sus alas se queman (EP Flight of Icarus) y luego de la caída es internado en un psiquiátrico. Allí es lobotomizado (LP Piece of Mind) para ser convertido en un soldado imperialista británico (EPs The Trooper y Aces High), que es el responsable de desatar el holocausto nuclear (EP 2 Minutes to Midnight). La explosión hace viajar a Eddie al Egipto antiguo, donde es considerado un dios (LP Powerslave). Y así siguen sus aventuras.
Sin embargo, el nombre, la imagen, el logo y/o tener una mascota icónica son una cascara vacía si no es acompañado por una música que esté acorde. Será el talento musical de Steve Harris la clave para darle organicidad a la propuesta de Iron Maiden. Steve Harris se había criado en el East End del barrio Whitechapel de Londres, un barrio preeminentemente de clase obrera, y creó Iron Maiden a fines de 1975. Se formó como músico bajo la influencia de Black Sabbath, Led Zeppelin, Deep Purple, Uriah Heep y Thin Lizzy, por nombrar algunas bandas. A ello se agrega bandas clásicas como The Who y el rock progresivo (Pink Floyd, Yes, Genesis, etc.). Pero la banda favorita de Steve Harris era UFO e idolatraba a su bajista Pete Way. Ahora, al momento de analizar el sonido de Iron Maiden se destaca la velocidad (al estilo Judas Priest), el cabalgar del bajo de Harris y el recurso de las dobles guitarras gemelas. Este último aspecto es un recurso original (si puede existir tal cosa) que aporta Iron Maiden al mundo musical del heavy metal.
El sonido distintivo de Iron Maiden se forja entre 1976 y 1978. Durante ese período, Iron Maiden tuvo varias formaciones, caracterizándose por la inestabilidad de las mismas. Además, en esos años se inicia la contradictoria relación de Steve Harris con el punk debido a que la gran mayoría de los pequeños locales disponibles para las presentaciones de Iron Maiden tenían las puertas cerradas al heavy metal. Exigencias como el cambio de apariencias e incluso respecto a la música eran imposiciones que Steve Harris no estaba preparado para aceptar. Tampoco estaba dispuesto a dar el brazo a torcer frente a las compañías grabadoras que otorgaban un contrato por el alma del grupo… bueno, puede ser que las compañías no fueran tan metafísicas en sus exigencias, pero definitivamente querían imponerle a Steve Harris y a sus compañeros un corte de pelo y que aceptaran el rótulo de “punks”. La tozuda convicción de Steve Harris iba a comenzar a producir frutos en 1979, luego de que su primer demo (de finales de 1978 y titulado The Soundhouse Tapes) comienza a repercutir en lo que todavía era un movimiento underground. Los eventos se aceleran al acceder a la posibilidad de presentarse en el mítico Marquee y finalmente Iron Maiden firma para EMI.
Aun así, al momento de analizar los nueve temas que componen Iron Maiden, es necio negar que el punk sea una influencia destacable. Todos y cada uno de los temas se encuentran lubricados por la rabia punk, siendo su mejor exponente, por letra y música, Running Free, aunque también ello se trasluce en Sanctuary, Prowler y Charlotte the Harlot. Mientras que en Remenber Tomorrow y Strange World los ritmos se desaceleran y se crean atmósferas más densas, en los casos de Phantom of the Opera y de Transylvania, se reflejan todos elementos e influencias del hard rock, el heavy metal, el punk y el rock progresivo. Cierra el álbum el clásico himno titulado Iron Maiden.
La Nueva Ola del Heavy Metal Británico en un marco de crisis social
Visto desde el presente, el heavy metal parece tener contornos claros, perfiles apreciables a la vista o estructuras palpables de forma más o menos evidente. Con la expresión heavy metal se alude a un sonido duro, denso, pesado y fuerte. Su estética y sonido son singulares y distintivos, y junto al punk, es una de las formas más radicales dentro del amplio universo del rock. Continuador de estilos libertarios y provocativos, pero no revolucionarios, como el hippismo o el nombrado punk, planteó la modelación de unos determinados valores, subjetividades, sensibilidades e imaginarios. ¿Cómo se formaron tales dimensiones? El origen espacial y temporal de la NWOBHM, como su nombre marca, es la sociedad británica y tiene inicio en los años setenta. En esos años la sociedad británica mostraba los efectos de un proceso de modernización social iniciado en la década anterior. Eso se expresó en noveles subjetividades que dieron vida a una revolución en las costumbres sexuales, a la consolidación del rock como un ámbito de la juventud y a que se normalizara en los varones el pelo largo, rapado o con dreadlocks (lo que conocemos popularmente como “rastas”). Sin embargo, la sociedad británica seguía teniendo rasgos estamentales propios de una sociedad tradicional cuyo mayor símbolo era la corona.
Preeminentemente, la generación de músicos embanderados en la NWOBHM tenía orígenes sociales en los barrios obreros. ¿Cómo era la vida obrera en la Gran Bretaña anterior a 1979? El motor de la economía británica era la industria. Buena parte del territorio británico tenía una composición eminentemente industrial, donde se destacaban las fábricas acero, las minas de carbón y los astilleros. Los miembros de la clase obrera industrial combinaban un salario modesto con un puesto de empleo estable. Así, muchas familias obreras empeñaron varias de sus generaciones trabajando en las mismas fábricas, minas o astilleros. Esa estabilidad redundó en la formación de comunidades con fuertes lazos y, de modo similar a como se puede observar en La Comarca de Bilbo y Frodo Bolsón, donde “todo el mundo se conocía”. La familia obrera media vivía en propiedades alquiladas por el Estado a un precio accesible. Estas viviendas eran llamadas council houses y poseían una superficie pequeña. Debido al poco espacio, los varones pasaban el mayor parte de su tiempo libre en los pubs del barrio. Por eso los pubs se erigieron en espacio fundamental para la sociabilización obrera, siendo el lugar donde se conocerían muchos de los integrantes de las bandas que darían lugar a la NWOBHM.
En Gran Bretaña, el ascenso social por medio de un exitoso paso por las diferentes etapas del sistema educativo no era una posibilidad relativa como en la Argentina contemporánea. Los miembros de la burguesía accedían a costosas escuelas privadas, donde se preparaban para estudiar carreras universitarias. Los integrantes de la pequeña burguesía y de la clase obrera iban a colegios públicos y, al terminar la educación primaria, debían rendir un examen nacional. Hasta los años sesenta el futuro profesional de cada niño se decidía a los 11 años en un único examen. Solo un 15% podían acceder a los colegios secundarios académicos y tener la oportunidad de estudiar una carrera universitaria. La población restante era derivada a colegios secundarios de oficios, donde solamente tenían acceso a un nivel básico en los campos de las ciencias, las letras y las matemáticas.
Esta precaria estabilidad, que aseguraba la reproducción de la esclavitud asalariada, iba a comenzar a sufrir fuertes golpes regresivos. Inicialmente, la economía británica no fue ajena a los fenómenos reinantes en las economías centrales de estanflación posteriores a la Crisis del Petróleo (1973). La “salida” que planeaba la premier Margaret Thatcher, electa en la elecciones generales de 1979, era mucho más ambiciosa que los recortes en el presupuesto destinado a la educación estatal que ella había implementado como ministra de educación entre 1970 y 1974, cuando llegó a suprimir la copa de leche gratuita. Con la Iron Lady (Dama de Hierro) al mando, la burguesía realizó el primer experimento de imponer la utopía neoliberal en una democracia burguesa liberal arraigada en un país de la OTAN. Su período de gobierno inicia la reinstauración del viejo darwinismo social en la sociedad británica bajo la apologética de la iniciativa individual. En un ambiente de desempleo creciente y un poder sindical quebrado en los sectores económicos británicos de alto valor estratégico, los salarios quedaron atados a un aumento de la “productividad” (la forma burguesa para referirse a un aumento en la tasa de explotación) y/o a una disminución en los puestos de trabajo (que empuja los sueldos hacia la baja). A ello se suma la cuantiosa transferencia de recursos del Estado, las llamadas vulgarmente “privatizaciones”, y de los trabajadores a la burguesía, como el ascenso de un orden fiscal regresivo y las desregulaciones de los mercados. Fundamentalmente, las desregulaciones afectaron regresivamente el mercado de la compra-venta de la fuerza de trabajo y el mercado de la vivienda obrera. En este último mercado se privatizaron las council houses, lo que generó una presión sobre la demanda en el mercado de alquileres y un consecuente aumento del costo de vivir bajo techo. De esa forma, alrededor un tercio de la sociedad (ya golpeada por más de un lustro de recesión económica británica) vio socavado su nivel de ingresos y reducidas sus posibilidades de acceso a las prestaciones sociales. Con el tiempo la utopía neoliberal volvería la vida cotidiana de muchos integrantes de clase obrera, en lo que diez años antes hubiera sido considerado una distopía de las relaciones sociales capitalistas: las industrias definidas por la burguesía como no-rentables fueron cerradas y se disolvió a sus sindicatos. A tono con el darwinismo social, los integrantes de la clase obrera se debían reciclar de oficio si querían ascender a la clase media y no ahogarse en mar de las relaciones sociales capitalistas. Los ahogados en ese mar tormentoso fueron desclasados hacia los márgenes de la sociedad oficial. Así, se salvó quién podía, y el estrecho tejido social que unía las comunidades de clase obrera se rompió para siempre.
De esta forma, si las generaciones anteriores de rockeros surgidos de la clase trabajadora, como The Beatles o Black Sabbath, encontraban en el negocio del rock una forma para sortear las barreras británicas a la movilidad ascendente entre las clases sociales e incluso a nivel estamental (los integrantes de los Beatles fueron nombrados Knight Bachelor), las generaciones punk y heavy metal encontraban en el rock una forma de luchar contra los efectos del desclasamiento. Las tensiones y rivalidades entre ambas corrientes no deben hacer olvidar este condicionamiento común.
Advertidos sobre las simplezas de recurrir a economicismos y mecanicismos, se puede afirmar que este hostil ambiente influyó en corrientes musicales forjadas en una sociedad que presentaba una descomposición en la articulación de sus relaciones sociales. Particularmente, en la irrupción de la NWOBHM se condensan la necesidad de encontrar un nuevo sentido al hard rock, así como la voluntad diferenciadora de estilo frente a él. Es indudable el impulso al sonido pesado iniciado por Led Zeppelin, Deep Purple y, especialmente, Black Sabbath. A ello se puede sumar una diversidad de bandas que ocupaban un segundo plano, pero que fueron influencias muy importantes para la NWOBHM. Entre ellos se puede nombrar a Budgie, UFO, Uriah Heep y a Thin Lizzy. Sin embargo, para fines de los setenta, las bandas insignias se encontraban disueltas (Deep Purple), hundidas en un pozo creativo (Black Sabbath), sin actividad (Led Zeppelin) y con serias adicciones al alcohol o las drogas en algunos de sus miembros. Bandas como Queen, con potencia y talento suficiente para reclamar el trono del hard rock, no tenían intensión de quedar encorsetadas en tal género. Y, al observar lo que ocurría en Norteamérica, “the hottest band in the world: Kiss”, naufragaba en los ritmos de la música disco y el más bizarro intento de la historia del cine de emular la épica de Star Wars con su película Kiss Meets the Phantom of the Park (1978), mientras que Gene Simmons y Paul Stanley ahogaban sus cuentas bancarias con el dinero surgido de la venta de todo tipo de merchandising.
Aun así, el rock seguía mostrando una forma dinámica, es decir, seguía mostrando ser un proceso regenerativo constante de creación y recreación. Visto desde hoy, se puede decir que el hard rock no estaba finalizado, solo estaba mutando. Esta mutación que preanuncia la constitución del heavy metal, se puede observar en AC/DC (banda surgida en Australia y que transpiró rock n´ roll durante lustro antes de logar su consagración, tanto en pequeños pubs como en recintos clásicos como el Marquee de Londres y el CBGB de Nueva York) o en Motörhead. Sin embargo, AC/DC y Motörhead siempre esquivaron tanto el rótulo de heavy metal como también el de punk, prefiriendo sostener que lo suyo era rock n´ roll a secas.
Será Judas Priest el antecedente inmediato para entender muchas de las características de la NWOBHM. Si, como se afirma en un anterior artículo de La Izquierda Diario, los Black Sabbath ocupan un lugar similar en el heavy metal al de los Ramones en el punk, los Judas Priest ocupan un lugar similar en el heavy metal al de los Sex Pistols en el punk. Su sonido terminará de dar forma metálica a los riffs de Black Sabbath, mediante las veloces dobles guitarras y la impresionante voz y el magnetismo escénico de Rob Halford. A ello hay que sumar algo no menor: con Judas Priest la imagen del heavy metal va a quedar cristalizada en la motocicleta Harley Davidson, y en elementos como el cuero, las cadenas, las tachas, esposas de metal y látigos introducidos por Halford desde los ambientes donde miembros de la comunidad gay podían extraerse de la sanción social y expresar su verdadera sexualidad (recordemos que en Gran Bretaña la homosexualidad es legalizada recién en 1970). Esta forma estética emulaba la imagen desmesurada de los artistas de hard rock estadounidense (Kiss, Alice Cooper, etc.), pero en términos de un grupo socializado tanto en el mundo industrial británico como dentro de la oscuridad musical de Black Sabbath.
En este proceso jugó un rol clave la necesidad de enfrentar el desafío del punk. Con epicentro en Gran Bretaña y compartiendo las calles con los integrantes futuros del NWOBHM, “all the young punks”, sin mucho por llorar o por morir y ansiosos por renovar el rock, desarrollaron propuestas simples, originales y escandalosas en su afán por dar un golpe definitivo al rock aburguesado. Bajo esas banderas habían iniciado una ola o corriente del rock que los ubicarían por arriba en su vitalidad y complejidad que las anteriores tribus urbanas como los rudeboys, los mods y los skinheads. En los miembros del punk predominaba la percepción de encontrar carbón donde se prometía oro, de que era necesario arrastrase para ir a trabajar y drogarse para dormir. Así, la sensación de estar “muerto del cuello para arriba” se combinaba con una actitud crítica frente a las formas reinantes y aburguesadas del rock. A ello se suma que el movimiento punk fue permeable al momento de integrar las oleadas de inmigración provenientes del Caribe, del África, de la India y de Pakistán, ubicándose como contrapeso de los ataques racistas del período. Sin embargo, como toda corriente contracultural no revolucionaria, el punk se encontraba abierto al momento de absorber las contradicciones típicas de la sociedad capitalista y ellas las hicieron estallar “por dentro”. Dicho de otra forma: sus intenciones impulsadas por una moral rebelde chocaron con la limitación intelectual y material al momento de construir una praxis libertaria. Esta limitación tiene diversas causas y en función del presente artículo queremos llamar la atención de una de ellas en particular: la industria discográfica. Si durante la Crisis del Petróleo había impedido el ascenso de nuevas bandas que renovaran el mundo del rock para que el vinilo existente se utilizara en bandas que aseguraran hacer del dinero más dinero (la transformación del dinero en capital), ahora ponían todo su poder de coacción para que los grupos que se estaban iniciando se rotularan como punk. Con ello el punk lograba un éxito no buscado ni querido y daba paso a su mutación en el New Wave.
En el océano tormentoso de las relaciones sociales de su tiempo, el heavy metal se levantó (durante un breve período) como una vanguardia dentro del mundo del rock británico. Sin embargo, en el mundo del rock, las decadencias se alternan con auges, períodos rupturistas dan paso a su transformación en poses y clichés. La NWOBHM estaba condenada a repetir los fracasos del hippismo y el punk, como más tarde también le ocurrió al thrash metal y al grunge. Todas esas corrientes de vanguardia, como diferentes encarnaciones de Sísifo, empujaron la piedra del rock n´roll en la cuesta arriba de las relaciones sociales capitalistas hasta ser trasmutados en una mercancía más envuelta de poses y clichés.
Aun así, luego de 40 años Iron Maiden sigue corriendo libre por este mundo extraño, donde los trabajadores tienen que pagar las fiestas de la burguesía. Aunque ya no es vanguardia y la vida heavy metal fluye principalmente desde la sangre que le inyecta el underground, como los tiburones que compartieron los mares con los dinosaurios, Iron Maiden todavía está entre nosotros. Y se encuentra vivo en el sentido más denso de la palabra: siempre capitaneados por Steve Harris –con su eterna posee de la pierna izquierda ubicada sobre el retorno mientras apunta al público con su Fender–, hoy Iron Maiden cuenta con su formación ideal, sus miembros se muestran en gran forma en los shows y su talento siempre nos regala grandes discos.
Aquí concluye este viaje por las múltiples determinaciones que confluyeron y transformaron a Iron Maiden en el integrante principal de la vanguardia heavy metal de su tiempo. Termina con la advertencia conocida, gratamente sufrida por todo fan de la Doncella de Hierro y que da título a la presente nota: Dondequiera que estés, Iron Maiden va a atraparte (como hace décadas atrapó a quién escribe en el hogar de un amigo en Colegiales). ¡Up the Irons!