En plena epoca de Pandemia, acercándose el invierno, la empresa de salud privada Emergencias S.A despidió a un sector de trabajadores que contrataron al inicio de la cuarentena. Tomando nuevo personal para las líneas de emergencias, y jugando con la ilusión de los ingresantes, en menos de un mes de contratados éstos les rescinden el contrato. Los que trabajan en la línea, saben la demanda que hay en ella. Aún no se llegó al pico de la pandemia, tampoco a la época invernal y son miles los llamados que atienden por día con posibles casos por COVID 19 o riesgos de vida, o visitas que son atendidas por videollamada a través de Whatsapp. Es evidente que serán necesarios esos empleados que fueron desvinculados.
Hay muchas cuestiones para destacar que creemos importantes. Desde que comenzó la cuarentena, no existía preocupación por cuidar de los empleados por parte de la empresa, y mucho menos a los de la linea de primer rango, una de las mas bajas en categoría, pero la más importante porque es el motor de toda la empresa el recibir y procesar pedidos médicos. En cuanto a la higiene, se exigió que limpien cada sector, cada teléfono, y que haya alcohol en gel que a veces ni había. Por pedido también de los trabajadores, se logró que sean trasladados de las casas a la empresa para mayor cuidado hasta que se otorgue el home office, para evitar los medios de transporte público, una gran ironía también, ya que eran móviles que trasladaban pacientes con enfermades crónicas y severas a centros médicos donde hubo casos confirmados de COVID 19. Los choferes informaban que no tenían insumos, pero la respuesta de Emergencias era que, al ser tercerizados o monotributistas, debían ellos mismos proveerse de los materiales de aislamiento. Qué loco, no? Se está hablando de una empresa de salud privada líder en el país, en un momento donde las empresas de salud son claves para combatir la pandemia, exponen a sus empleados haciéndolos ir al lugar de trabajo, y encima los echan como si fuesen descartables. Descabellado pero real, no existe el cuidado, no importan la vida de los que trabajan. Importa facturar y lucrar.
Es indignante que en menos de un mes, despiden a los pibes que se exigió con esfuerzo que contraten. ¿Cómo pueden jugar así con la necesidad de las personas? , ¿cuánto pierden realmente los empresarios? Si es que pierden, es urgente saber cuánto ganan. Porque es sabido que se llenan los bolsillos.
Hay mucha incertidumbre en la sociedad, millones de familias esperan un bono de 10 mil pesos que alcanzan para 8 dias, millones quedaron también, sin la posibilidad de ese bono. Parece que el gobierno quiere que salgan ilesos de esta situación los miserables de siempre. Con las empresas de comida rápida y Paolo Rocca de Techint a la cabeza, los empresarios están haciendo su reforma laboral "de hecho", despiden a su antojo y flexibilizan, mientras los sindicatos y el gobierno callan dejando pasar los despidos, aunque se haya decretado prohibir éstos por 60 días.
Todos conocen a alguien que suspendieron, que le recortaron el sueldo, o despidieron en plena pandemia, como a los trabajadores de emergencias. Ellos ahora son parte de los que no pueden salir a buscar trabajo corriendo el riesgo de ser detenidos, o si consiguen a través de las APPS de deliverys, ser amedrentados por la policia o con riesgo de contraer el virus.
Mientras el presidente da a elegir entre tener 100 mil muertos o tener un 10% más de pobres, cabe preguntarse ¿cuánto mas se puede tolerar esta situación? La conformidad con lo que este sistema capitalista da... ya no da para más.
No se pueden permitir los atropellos de las patronales para con los esenciales, que son los que mueven al mundo día a día con nuestro trabajo. Por eso exigimos la reincorporación de los trabajadores despedidos en todo el país, que el estado les cobre un impuesto extraordinario a las grandes empresas para solventar un bono de 30 mil pesos mínimo para las familias que hoy no tienen ingresos, así mismo, unificar el sistema de salud privado de empresas como Emergencias con el sistema público para combatir la pandemia. Los sindicatos tienen que abandonar su complicidad y ponerse al frente de esta lucha. No hay tiempo que perder, el destino de millones de familias está en las manos trabajadoras, no en las del gobierno y los empresarios. |
