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Es la forma de evitar caer en las trampas preparadas por los partidos como el PT y el PCdoB, que dirigen las centrales sindicales como la Central Única de Trabajadores (CUT) y la Central de los Trabajadores y Trabajadoras de Brasil (CTB). Estos partidos están llevando adelante un movimiento doble para intentar engañar a los trabajadores y conservar su legitimidad. Al frente de los sindicatos, responden a la presión de las bases y convocan a medidas parciales de lucha contra el Proyecto de Ley 4330 (PL 4330) o las Medidas Provisorias de ajuste fiscal, omitiendo, sin embargo, que son responsabilidad de Dilma y culpando solo a su ministro Joaquim Levy. Mientras tanto, en el Congreso nacional, aprueban las mismas medidas contra las cuales se oponen desde los sindicatos.
Esta movida es parte de un juego mayor. Plantean como una de las demandas de la jornada nacional la defensa de la democracia, en general. Con esto intentan dar a las movilizaciones un tono de defensa de Dilma contra la derecha, contra un supuesto golpe y la amenaza de un impeachment (destitución). De este modo para la CUT y la CTB la jornada convocada para el 29 de mayo es al mismo tiempo contra las medidas del gobierno de Dilma y en defensa del gobierno. Como si los trabajadores no se sintieran también indignados con los escándalos de corrupción del gobierno petista.
¿Y la lucha de los profesores?
El gran ausente de la convocatoria unificada para el próximo 29 es la lucha de los profesores y la defensa de la educación. La tarea urgente del momento sería convocar a una gran jornada de paro contra los ajustes pero también en apoyo a las huelgas educativas que enfrentan los mismos ajustes solo que a nivel municipal y estadual.
Las oposiciones sindicales y sindicatos agrupados en la Central Sindical Popular (CSP –Conlutas) y la Intersindical deberían denunciar la jugada del PT y del PCdoB y poner todas sus fuerzas para unificar las huelgas en defensa de la educación a la lucha contra las MP 664 y 665 y el Proyecto de Ley 4330 de tercerización.
Enfrentar los ataques del gobierno de Dilma y la derecha
La izquierda opositora al gobierno tiene una enorme responsabilidad en la actual situación política. Mientras Dilma aplica el ajuste fiscal al servicio de los banqueros y grandes empresarios, se hunde en los escándalos de corrupción. Los sindicatos oficialistas para defender al gobierno permanecen en silencio frente a estos escándalos o directamente defienden a los corruptos.
De esta manera, los sectores más conservadores y la derecha se embanderan demagógicamente bajo el discurso anticorrupción, al paso en que dividen tareas con el gobierno en la aplicación de las medidas de ajuste en sus estados.
Un programa claro, aprobado en los sindicatos dirigidos por la izquierda y defendido por las oposiciones sindicales combativas podría dar un gran impulso a la constitución de una tercera alternativa en el escenario político nacional. Este programa podría girar en torno de algunos ejes principales.
En primer lugar, la responsabilidad clara y directa del gobierno de Dilma por los ataques a los trabajadores y una denuncia contundente del aumento de la precarización bajo los tres mandatos petistas. En segundo lugar, la lucha por el castigo y la confiscación de todos los bienes de los corruptos – políticos y empresarios – y la lucha por el fin de los privilegios de la casta política. Esta cuestión podría traducirse en una demanda que ligue el apoyo a la lucha de los profesores y contra los recortes presupuestarios a la educación con la demanda de que “todos los políticos ganen como un profesor”. En los lugares de trabajo, de estudio comenzando por aquellos en los que la izquierda tiene mayor peso, podría dar fuerza a este programa y convertirse en una tercera alternativa, independiente del gobierno y de la derecha, para dar una respuesta a la crisis política y económica del país. |