Luego de los pronósticos desfavorecedores para la economía mexicana producto de la pandemia por COVID-19, el director del Hemisferio Occidente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, explicó en un comunicado de prensa, la necesidad de que México contraiga deuda externa con el objetivo de inyectar liquidez a la economía mexicana para enfrentar la recesión económica. A su vez, el país debe garantizar su pago a través de una legislación que respalde el pago en el largo plazo.
Werner mencionó que, en estos momentos de crisis sanitaria México debe tomar sus ahorros y su capacidad de endeudamiento para reforzar programas de apoyo a empresas y familia, a la par de implementar una política que “solvente el gasto en salud, que apoye a las familias más afectadas con un seguro de desempleo; apoyos directos a empresas, postergar impuestos, garantías para apoyar la reestructuración y alargamiento de los plazos o nuevos créditos.”
Asimismo, recordó que el gobierno mexicano renovó en noviembre del año pasado la Línea de Crédito Flexible por más de 61 mil millones de dólares con vigencia de dos años, con el objetivo de fortalecer las reservas internacionales o para apoyar al presupuesto.
De acuerdo con los pronósticos, México podría ser considerado el tercer país en América Latina con una recesión económica más profunda, debido a que conjugan distintos elementos que potencian esta situación.
Uno de ellos es la contracción económica al 2.2 % de Estados Unidos, afectando de esta manera las exportaciones que México realiza al país del norte, las cuales son estimadas en un 80 % por ser el primer socio comercial. También contemplando la caída de los precios del petróleo en un 20% y la disminución económica de México debido al cierre de comercios, de la industria, etcétera, por lo que se prevé una contracción del 6.6 % del PIB del país para este año.
Es necesario cuestionar la injerencia del FMI en las economías usando el endeudamiento para mantener sus planes de ajuste, por ello, para enfrentar la recesión económica y la pandemia del COVID-19, es necesario imponer un programa que responda a los intereses de la clase trabajadora, exigiendo el no pago a la deuda externa y destinar esos recursos al sector salud.
Asimismo, es necesaria una mayor recaudación fiscal a las grandes fortunas para financiar planes de emergencia ante la crisis sanitaria, la nacionalización de los bancos, la reorganización de la economía y que las principales industrias se encuentren bajo control obrero para orientar la producción a las necesidades básicas para esta pandemia, como la producción de insumos básicos: gel antibacterial, cubrebocas y respiradores artificiales.
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