El martes 15 de abril, el ministro de salud, Marcelo Navajas, emitió un instructivo en el que se dispone que “Las pruebas no se aplican a los contactos de un caso confirmado o sospechoso que al momento no presente sintomatología". Así mismo, la norma señala que quien incumpla este instructivo será sujeto a una sanción.
La disposición que restringe el uso de test que permita identificar el Covid-19, se habría emitido por recomendaciones del representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Bolivia, Alonso Tenorio. Ésta recomendación es opuesta a las sugerencias vertidas por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus que en su momento sugería:
No podremos frenar esta pandemia si no sabemos quién está infectado; tenemos un mensaje simple que trasladar a todos los países: hagan, hagan y hagan los test en cada caso sospechoso.
Y en esa línea su contundente recomendación fue: “test, test, y más test”.
Se puede inferir que, con la medida de restringir los test masivos, se pretende ocultar la cantidad de casos reales existentes en el país y así descomprimir de manera artificial el sistema de salud. Sin embargo, esto provocaría que el virus se siga propagando entre la población y que en un futuro la crisis sea insostenible; escenario que sería responsabilidad del Gobierno de Áñez.
Sin la medida de los test masivos, el confinamiento no es ni será suficiente. Es indispensable realizar una política decidida con relación a la implementación de test masivos a todos los pacientes: independientemente de su gravedad y de los síntomas que presenten.
La implementación del testeo masivo es la única manera de mapear seriamente la ruta de contagio del virus y de poder disponer de recursos y medidas que garanticen la atención a las y los contagiados pero también para ir aislando el virus. En primer lugar se debe garantizar test masivos para todos las y los trabajadores del sector salud que están en la primera línea de lucha contra esta pandemia y siguen exponiéndose con temor al contagio porque además siguen sin contar con los insumos básicos de bioseguridad. Pero también se debe hacer el testeo masivo para todos los y las trabajadores de los sectores esenciales que hacen que el día a día siga funcionando y que tienen que ir a trabajar con temor.
El ministro Navajas señalaba que el test no garantizaría o evitaría el contagio y que eventualmente se tendría que hacer más de un test a una misma persona. Claro está, para quiénes hoy administran el Estado se trata de un problema de cálculos.
Hace poco el virólogo Andrea Crisanti, en una entrevista realizada en El País, planteaba la importancia de los test masivos y que la clave se halla en que se deberían realizar como 20 pruebas por diagnóstico.
La necesidad del testeo masivo es hoy más sentida por toda la población y principalmente por las y los trabajadores de salud porque es claro que es la mejor vía para tener fundamentos serios que permitan saber dónde concentrar los recursos sanitarios –que encima son insuficientes- y cómo disponer de los mismos para atender los casos más graves.
Por eso exigimos #TestMasivosYa para frenar y romper la cadena de contagios del virus. Áñez y sus ministros hacen cálculos. Las y los trabajadores sabemos que si lo que se quiere es salvar vidas y no los negocios de los mercaderes de la salud ni de los grandes negocios capitalistas necesitamos #TestMasivosYa y las veces que sea necesario.
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