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20 de abril de 2020 Twitter Faceboock

Podemos y Ciudad Futura: “gestión social” del Estado burgués en tiempos de coronavirus
Romina Faccioli | Redacción LID Rosario

A finales del 2019, comienza la legislatura del gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, que aporta cuatro ministros al gabinete de Pedro Sánchez, además de Pablo Iglesias en una vicepresidencia. Un modelo de “gente común” administrando el estado capitalista. Un racconto de la política real de los referentes de Ciudad Futura.

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Cuando comenzó la experiencia de Podemos en el Estado Español, en Rosario Ciudad Futura y su principal figura Juan Monteverde, reivindicaban este proyecto que planteaba el desafío según ellos, de mostrar que se puede transformar la realidad con gente común que se puede hacer cargo de lo público y que la verdadera transformación se da cuando la gente común administra el Estado, y no es hecho solamente por políticos profesionales. Es decir, gestionar entre todos el Estado, lo que ellos llaman “gestión social”. Hoy frente a la crisis abierta por el coronavirus, donde el Estado Español es uno de los países con más muertes, toda la expectativa inicial terminó de morir.

La crisis del Covid-19 bajo los mismos regímenes políticos

Frente a la crisis del coronavirus, las primeras medidas anunciadas por el Gobierno del PSOE-Unidas Podemos significan un verdadero plan de rescate millonario a las grandes empresas y la banca. De los 200.000 millones de euros que va a otorgar el Estado Español, solo 17.000 millones son para destinar en gasto directo hacia “sectores vulnerables”, mientras que 100.000 millones van a constituir avales para “otorgar liquidez al mercado” mediante créditos a las empresas, que seguramente acaben en impago, engordándose esta deuda pública que acabará pagándose con más recortes neoliberales y perdida de derechos.

Esta crisis ha dejado sin ingresos nada menos que a 2 millones de trabajadores y trabajadoras. Son los de la llamada “economía sumergida” y en la primera línea de fuego en el Estado español tenemos a los trabajadores de la sanidad a los que se han mantenido desprotegidos, más de 30.000 trabajadoras y trabajadores contagiados con COVD-19 a esta semana. Una cifra espeluznante para los que nos están cuidando, los que tienen que sanarnos, a los que el estado no garantiza su seguridad.

Esta es la brutal fotografía de como las consecuencias económicas de esta crisis se están descargando por parte de empresarios y gobierno sobre los hombros de la clase trabajadora y los sectores populares.

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Por otro lado, el gobierno “más progresista de la historia”, envió a millones de vuelta al trabajo. Levantando el cierre de las actividades no esenciales, tal y como le pedía la gran patronal que gana fortunas y lleva semanas haciendo lobby. Lo hizo con el informe en contra del comité de científicos que le asesora, que ha advertido que esta medida puede volver a aumentar el número de contagios, volver a colapsar el sistema sanitario y por lo tanto volver elevar la cifra de muertos dentro de 2 o 3 semanas. Se manda a millones a trabajar, cuando todavía en hospitales, residencias y otros sectores esenciales siguen faltando mascarillas, guantes, batas o alcohol en gel.

De la pretensión de rebeldía a la resignación

Podemos, que emergió denunciando los ajustes de 2010 en adelante, cuestionando una democracia “al servicio de los banqueros” y que aseguraba que venía a “renovar la política”, fue echando lastre de sus aspiraciones iniciales y son hoy parte del “Régimen del 78 en estado puro”, parte de un gobierno que gestiona la crisis como cualquier otro ejecutivo al servicio de los capitalistas. Esta organización pasó a ser parte de la dirección de un gobierno que se basa en el respeto inamovible al “equilibrio fiscal” impuesto por Bruselas y la Unión Europea, esto es, la continuidad de las políticas de austeridad, recortes y privatizaciones que se vieron con los gobiernos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y del Partido Popular (PP).

Hoy Iglesias y sus ministros han optado por subordinarse por completo a la hegemonía dictada por el PSOE y formar parte de un gobierno que gestiona las políticas capitalistas del imperialista Estado Español en todo el mundo, como sus intervenciones militares en Mali, Libia o Afganistán, sus acuerdos de venta de armas a las monarquías árabes, sus políticas de expoliación y extractivismo mediante las multinacionales españolas en América Latina, sus políticas de racismo y xenofobia en las fronteras europeas, y la continuidad de la represión al movimiento democrático catalán. El verdadero rostro de la estrategia de “no ser de izquierda, ni de derecha” y de gestión social del Estado fue lavarle la cara a esta política.

El gobierno de coalición no es un gobierno progresista, que defienda los intereses populares: es el gobierno de la quinta potencia imperialista de Europa. Por eso Podemos lleva años, casi desde su emergencia, en un trabajo constante de rebaja de programa y expectativas. Era su manera de prepararse para gobernar, y siempre dijeron que “venían a gobernar”. Como se verá, a cualquier costo. Pongamos, por ejemplo, su política migratoria. Unidas Podemos llevaba en su programa el establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y la defensa del derecho de autodeterminación para su pueblo.
Pero ahora, cuestionar la política de Estado sobre el Sáhara Occidental es cuestionar nada menos que una de las políticas personales de Juan Carlos I y su dinastía, esa monarquía vetusta a la que el gobierno español juró lealtad. A su vez a principios de marzo en el Consejo de Ministros de Interior europeos el gobierno español daba luz verde al envío de policías y guardias civiles, como parte del dispositivo que se iba a encargar de reprimir a los refugiados en la frontera greco-turca. Otra mancha en el tigre de la subordinación a los partidos tradicionales, es que son parte del gobierno que reconoce al golpista Guaidó como presidente.

¿De Podemos a no pudimos?

Ciudad Futura además de tener una política de confianza al gobierno de Alberto Fernández, está subordinado a la gestión de la crisis por el COVID-19 que están llevando adelante Perotti y Javkin en momentos en que la solución por parte de estos gobiernos ha sido la militarización de los barrios, el endeudamiento de la provincia y municipio y el ataque a los docentes y estatales que corren el riesgo de no cobrar sus sueldos en el mes de mayo, en momentos en que no se garantizan testeos ni salarios de emergencia para los sectores populares. Santa Fe es la capital de los despidos y rebajas salariales, pero también es dónde están empezando a resistir como lo venimos reflejando desde La Izquierda Diario con los y las trabajadoras de La Gallega, los pibes y pibas precarizadas de los locales de comida rápida y las docentes reemplazantes que se organizan para reclamar por sus derechos. Esa es otra forma de hacer política porque desde nuestro lugar creemos que la aspiración de millones de terminar con la corrupción, el desempleo, los recortes sociales y los ataques a las libertades democráticas, difícilmente pueda resolverse mediante variantes que son críticas de los partidos tradicionales, pero van limando sus armas para volverse amigables con esos partidos.

Vimos en Grecia el ensayo de esta vía de gestión del Estado por un partido que pretendía hacer cambios graduales desde adentro. Es una visión que asume la limitada democracia capitalista como un marco neutral, en el que el Estado capitalista puede ocuparse poco a poco por “los de abajo” y transformar su naturaleza. En el caso de Syriza, ya vimos a dónde llevó esa hipótesis: acabó aplicando los memorándums de la Troika. Algo que en aquel momento Pablo Iglesias definió como lo único posible que podía hacer Tsipras.

Estamos atravesando en el mundo una triple crisis (sanitaria, económica y social) en pleno desarrollo. En lo económico ya ha significado un desplome generalizado de todas las economías, en niveles mayores a la crisis de 1930. En nuestro país ha implicado quedarse sin ingresos de un día para el otro al menos a 7 millones que vivían de la economía informal o de su actividad inmediata y son miles los y las que en nuestra provincia se suman a las desesperantes cifras de pobreza e indigencia. A su vez, con la continuidad del aislamiento obligatorio cada día más patronales rebajan salarios, suspenden o directamente despiden, como lo hacen empresas como Acindar o General Motors que han acumulado fortunas bajo distintos gobiernos.

Las alianzas políticas de Ciudad Futura con el gobierno de Alberto Fernández y Unidas Podemos en el Estado Español es con los gobiernos que hoy vienen descargando la crisis sobre las espaldas de los sectores populares. Romper con los que gestionan la crisis es fundamental, porque más que nunca, hay que estar del lado de las peleas del pueblo trabajador para intervenir, sino serán los capitalistas y su Estado quienes descargarán los costos. Desde el PTS en el Frente de Izquierda peleamos por verdaderas medidas de emergencia que permitan la supervivencia de millones de trabajadores. El proyecto que presentamos con Nicolas del Caño apunta a esa emergencia, sabiendo que está abierta una pelea más de fondo por quien paga los costos de esta crisis.

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Una pelea para la que hay que prepararse desde ahora defendiendo cada puesto de trabajo y enfrentando las rebajas salariales. Exigiendo a los sindicatos ponerse al frente de las demandas obreras. Ocupando y poniendo a producir las fábricas que cierren o despidan en forma masiva y readaptando la producción como lo hacen los y las trabajadoras de las Cooperativas Madygraf y la textil Traful Newen. Planteando el levantamiento del secreto empresarial, la apertura de libros contables y el control de precios por comités de trabajadores y consumidores. No permitiendo que las ganancias de los capitalistas (que presionan para volver a la actividad en los sectores no esenciales) estén por sobre la salud de la clase trabajadora. Y una salida definitiva a esta situación solo podrá venir con la superación de este régimen social y político y de conquistar un gobierno de las y los trabajadores.

 
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