Son tantas las personas afectadas por el “retraso de fase” (modificación en los ciclos de sueño), que científicos han empezado a realizar estudios para identificar causas y posibles salidas.
Son dos las principales causas encontradas en los estudios para explicar este trastorno colectivo actual, por un lado, el ciclo de luz y oscuridad y, por otro, el cansancio relacionado con el ejercicio físico.
El acostarse más tarde, recorriendo la hora de despertar, impide aprovechar las primeras horas de luz que son fundamentales para que el organismo humano se prepare para descansar en 14 o 16 horas. Precisamente, la costumbre del cuerpo de activarse con la salida del sol por las mañanas, es determinante para el sano funcionamiento de todo el organismo.
Al desplazarse fuera de casa o realizar actividades físicas vinculadas con la vida cotidiana, el cuerpo agota parte de sus energías y puede enfrentar la fatiga física reponiéndose en el sueño, pero con menor exigencia energética este ciclo se ve interrumpido.
Con el confinamiento que mantiene en cuarentena a la mitad de la población mundial ha aumentado la ansiedad y el estrés en millones de personas de la clase trabajadora y populares, particularmente sobre mujeres, jóvenes y adultos mayores.
Convivencia forzada en espacios muy reducidos, aumento en el uso de electrónicos, el trabajo desde casa pero con el extra del trabajo doméstico y el cuidado de los hijos, son algunas de las causas que agudizan los desordenes de sueño. Por lo mismo, la irritabilidad ha aumentado considerablemente de la mano del agotamiento que genera dormir mal y poco.
Frente a esta situación, recomiendan establecer una rutina, hacer ejercicio en casa, desarrollar actividades recreativas y descansar lo más posible de los electrónicos. Pero frente a la angustia que genera el riesgo del contagio o la situación de salud de la población en mayor riesgo, así como el temor del desempleo o de no llegar a cubrir las necesidades del día, y contra la sensación generalizada de que la clase trabajadora es desechable, hace falta llenarse de energía vital conspirando contra los capitalistas y sus agentes.
Las aspiraciones de un mundo mejor, de transformar todo de raíz, son un gran aliciente del odio de clase que puede motorizar la construcción e impulso de un programa anticapitalista y revolucionario para enfrentar esta crisis -económica, política y sanitaria-.
La gran crisis actual genera ansiedad. Solo resolviendo la crisis lograremos un sistema estable de desarrollo psicológico. De ahí que una de las claves es generar las bases materiales para que todas y todos tengamos un sistema de salud digno. | 
