Este jueves fue la primera charla del ciclo “Dictadura, medios y fotografía” con la presencia en el panel de Eduardo Longoni, reportero gráfico desde 1979, fundador de la Primera Muestra de Fotoperiodismo de la Argentina.

Con un público que llenó la sala del Instituto, Longoni nos contó a través de las páginas de su libro, Violencias publicado en 2012, cómo fue su inicio en el fotoperiodismo, “empecé por casualidad”. Se había presentado en la agencia Noticias Argentinas en aquel momento dirigida por el editor Miguel Ángel Cuarterolo, a su juicio, el mejor de la Argentina.

El hecho fue que le tocó, de casualidad, por ser el único fotógrafo disponible para registrar el ataque a Juan Aleman en la “contraofensiva” de los Montoneros, cuando decidieron realizar atentados contra ministros de economía de la dictadura. Para poder sacar la foto del auto averiado por la bomba, dijo que era el fotógrafo del 1° Cuerpo de Ejército. Una mentira sacada de la galera que le permitió tener su primera foto, publicada en la agencia, donde luego se desarrolló y fue para él, una verdadera escuela.

Su recorrida fue por aquellos años, cuando los fotógrafos progresistas se sentían hermanados por el mismo enemigo, la dictadura militar. “Le regalábamos las fotos a las Madres, y luego llegaban a Europa”. Eran las imágenes que se sacaban del país en forma clandestina. Hoy en día es mucho más fácil, un whatsapp y la foto llega al otro lado del mundo en un instante. Pero en aquel entonces muy pocos tenían un trasmisor de fotos (que valía unos U$S15 mil).

La primera muestra de periodismo gráfico fue en 1981, aún bajo la dictadura, y fue parte del movimiento cultural del Teatro Abierto. De hecho la muestra significó un acto político, en la puerta había algunos “Falcon verdes” típicos de los militares. Aunque nadie fue preso…

Se realizó en el centro de Residentes Azuleños, un esfuerzo colectivo, que fue un hito en la historia del periodismo fotográfico.

“Fue un privilegio trabajar en esa época”, durante la dictadura militar. Así lo sentía en una idea medio romántica de la aventura de ser el fotógrafo que se prepara para salir a la calle, en zapatillas, listo para correr como un militante más en la lucha contra la dictadura. Se quedó con la pena de no tener ninguna foto del 30 de marzo de 1982, justo antes del desembarco de la dictadura en Malvinas. Ya la dictadura perdía base social y la guerra era el pretexto para llamar a la unidad.

Fue en medio de los gases lacrimógenos, y las corridas por el centro de la ciudad de Buenos Aires, que Longoni al encontrarse con un compañero de la agencia decidió pasarle un par de rollos para que los lleve a la agencia y él seguía registrando las imágenes de lo que pasaba. Los pararon cerca del lugar, seguro los estarían vigilando, y los milicos les sacaron los rollos. Le quedó ese bache en su historia de la violencia bajo la dictadura. Las imágenes quedaron sólo en su retina, sin poder compartirlas.
“Los fotógrafos no pudimos registrar ningún secuestro, ningún centro clandestino, bajo la dictadura. En Chile sí se fotografió el estadio en 1973. Pero la dictadura argentina aprendió rápido, y ya no dejaron sacar fotos. Lo que no se veía no existía”.

En los primeros años de la democracia pudo obtener fotos que luego serían la prueba para que en enero de este año finalmente se reabra la causa por los asesinatos en la represión en La Tablada. Había estado nueve horas en un lugar cerca de los hechos para sacar fotos, no sabía en aquel momento si servirían todas esas fotos, pero resulta que hoy son la prueba para que la Comisión Interamericana por los Derechos Humanos reabra la causa. Un fiscal famoso tenía cajoneada la causa del reclamo de los familiares por los asesinatos de desapariciones de quienes se habían entregado en el ataque al cuartel de La Tablada. Ese fiscal era Nisman.

Al final de la charla, muy interesante, una historia detrás de cada foto, por las imágenes mismas, y por cómo fueron conseguidas, se intercambiaron ideas sobre la fotografía hoy y el rol del fotógrafo.

La charla completa podrá verse en video de La Izquierda Diario el próximo martes.
Y seguiremos con el ciclo el viernes 15, a las 19 horas, en el IPS “Karl Marx” junto a Cora Gamarnik, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, y Alejandrina Barry, hija de desaparecidos, querellante en las causas contra los medios como editorial Atlántida en la dictadura.