La pandemia está poniendo más en evidencia la explotación que sufrimos cada día los trabajadores.
Desde el comienzo de la cuarentena obligatoria los empresarios pusieron a trabajar su maquinaria de extorsión y explotación para seguir rescatando sus ganancias al costo de nuestras vidas.
Los trabajadores de los call center lo venimos padeciendo. Al comienzo de la cuarentena obligatoria las trabajadoras de Mera Solutions se organizaron para que no las obliguen a ir a sus puestos de trabajos, sin respetar las medidas de prevención y seguridad, bajo el disfraz de servicios esenciales.
Desde La izquierda Diario, se vinieron replicando las denuncias de despidos y suspensiones en los call center bajo la excusa de la crisis sanitaria por el coronavirus. Bajo estos ataques la salida que se presenta como solución es el trabajo desde la casa, el conocido homeoffice. Pero ¿qué significa trabajar desde casa para un call center?
Trabajar de telemarketer, significa estar seis horas diarias atado a una vincha, con mediciones completamente restrictivas: sólo se cuenta con media hora de break, diez minutos para ir al baño en el día y un control completo en los accesos de la PC. La famosa productividad que es exigida por los clientes, se mide por tiempo hablado y todo lo que uno haga fuera de la llamada se considera tiempo improductivo u horas de ocio. Para los dueños del call center, los telemarketers debemos funcionar exactamente igual que máquinas y cualquier inconveniente que uno tenga se transforma de manera automática en una excusa para no trabajar.
Esa forma de trabajo asfixiante ahora es trasladada al hogar de cada trabajador, y los telemarketers deben en este momento poner a disposición de empresas millonarias, su computadora, el internet y su casa, para seguir cumpliendo con las métricas de ventas o atención al cliente.
No se tiene en cuenta la situación de los trabajadores, si cuentan con computadoras propias o deben compartirlas con otras personas del hogar, ni tampoco el caso de las madres que mientras trabajan deben cuidar a sus hijos o la cantidad de espacio y la complejidad de hacer llamados desde el hogar compartiendo el ambiente con otros.
Hace unos días en los grupos de whatsapp de trabajo de un conocido call center de Martínez comenzó a llegar un mensaje que decía que para mejorar la calidad del sonido de los llamados y los problemas de conexión se debía evitar en el horario laboral el uso de aplicaciones como Netflix, Youtube, PS4 o cualquier aplicación que consuma el ancho de banda. Ahora las patronales no solo pretenden utilizar los medios propios de los trabajadores para seguir enriqueciéndose sino que también quieren mandar en el hogar de cada trabajador, restringiendo el uso de internet (que dicho sea de paso es abonado por los trabajadores) a ellos y a su familia.
Está claro que los empresarios van por todo, pero existe una juventud que ya no está dispuesta a seguir precarizando su vida, como es el caso de los trabajadores de comidas rápidas que se organizaron e hicieron arder las redes con sus denuncias cuando les rebajaron el sueldo. O como es el caso de los trabajadores de delivery y apps de repartos que en el día de hoy están haciendo un paro para visibilizar su lucha contra entidades millonarias que los explotan y exponen al contagio del Covid 19.
La juventud trabajadora no se resigna a que se siga precarizando el futuro, por eso hoy en día nos organizamos porque sabemos que nuestras vidas, valen más que sus ganancias. |