Upata, una de las ciudades más importante del estado Bolívar, despertó el miércoles 23 de abril con la rabia de los sectores populares por la escasez de alimentos y los altos precios, elementos que sumados a la escasez de gasolina y fallas en los servicios públicos se transforman en los factores detonantes de estallidos sociales.
Como en Cumanacoa, en el estado de Sucre, las protestas por falta de comida y precios exorbitantes surgen cuando la cuarentena impuesta a partir del Covid-19 ha profundizado las penurias del pueblo venezolano, en un país donde el salario mínimo equivale a 3 dólares mensuales.
En Upata, municipio Piar del estado Bolívar, en horas de la mañana de este jueves se reportaron saqueos y protestas en el centro de la ciudad. Las manifestaciones comenzaron en las inmediaciones del Mercado municipal, donde se presentaron disturbios y saqueos de comercios.
La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Policía del Estado Bolívar, reprimieron brutalmente con armas de fuego. En estos momentos se reportan al menos un muerto y varios heridos, además de decenas de manifestantes detenidos. Al momento en que escribimos este artículo la comunidad de Upata sigue bajo fuerte represión.
Se trata de una situación que se ha venido repitiendo en diversos lugares del país. Hace un semana vimos cómo en el estado Falcón durante más de una semana se elevó el nivel de la protesta, lo mismo ha acontecido en el estado Sucre, tanto en Araya como en Comunacoa. Y simultáneamente a lo de Upata, también se desarrollan protestas y saqueos en Punta de Mata, en el estado Monadas. Se trata del hambre del pueblo, que ante el desespero se revela y se revuelta.
Frente a estos hechos es necesarios la unidad de los sectores populares y los trabajadores de todo el país, poniendo al frente demandas y métodos propios que garanticen la alimentación del pueblo pobre, que se conformen comités obreros y barriales para garantizar la distribución y controlar los precios. Esto no tiene que ver con el supuesto “control de precios” que anuncia el gobierno cada tanto.
Estos comités tienen que ser elegidos democráticamente sin ningún tipo de injerencia estatal, y deben ligarse indisolublemente al control obrero de la producción, deben tener acceso irrestricto a toda la información sobre los niveles de producción y de stock, margen de ganancias, lugares de almacenamiento, cadenas distribución, y con base a eso controlar la distribución y fijar los precios. En definitiva, estos comités obreros y barriales deben ser punta de lanza para evitar que la crisis caiga sobre las espaldas de los más pobres. Esto como parte de un plan de emergencia obrero y popular para que no sea el pueblo que siga pagando y soportando esta catástrofe.
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