En el transcurso del miércoles los cordobeses nos fuimos enterando de un caso de contagio de coronavirus en un niño pequeño. Por si no fuera impactante la noticia, las autoridades políticas de Municipalidad y Provincia decidieron hacer un “bloqueo sanitario” en el barrio de donde la mujer y su hijo venían, Nuestro Hogar III.
Podríamos pensar que la palabra “sanitario” significaría médicos, enfermeros, ambulancias, o mejoras en la infraestructura de un barrio que fue levantado sobre un basural y donde la contaminación hace aún más graves las condiciones de salubridad de sus habitantes.
En definitiva esperaríamos todo lo que tiene que ver con sanidad. Sin embargo abundan los uniformes de policías y militares en esta barriada obrera donde el hambre golpea más que la pandemia.
Nuestro Hogar III: un barrio de Córdoba donde la cuarentena sólo trae hambre
Nos comunicamos con Gonzalo, habitante del barrio y, como la mayoría, desocupado y sin recibir ninguna ayuda de los gobiernos, ni siquiera las migajas del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Gonzalo se encuentra dentro del área aislada
-Contamos cómo se vive dentro de esa zona del barrio
Lo primero que veo son policías y militares en autos y motos. Algunos funcionarios van con ellos a preguntar datos de los que viven acá. No podemos salir a comprar alimentos, nos dicen que ellos nos van a dar. Tampoco podemos salir ni siquiera a comprar. Yo me asomé a la vereda y vi cómo le decían a unos vecinos que se metan a la casa, porque ni en la vereda pueden estar. Y todos te hablan de mal modo como retándote.
-¿Y la comida en qué consiste?¿Es suficiente?
Y no es mucho ni de calidad. Un litro de aceite, dos paquetes de fideos, harina, polenta y arroz un paquete de cada uno, y un par de conservas. Yo soy solo, no me va a durar muchos días, pero he sabido y visto fotos de que a todas las casas les llevan, mas o menos, los mismos productos, no importa si viven una o cinco personas. Si con los 10 mil del gobierno una familia no llega ni a diez días, este bolsón que nos dan ahora no dura una semana y no sabemos si a este bolsón lo van a mejorar o si lo vamos a recibir de nuevo, es una burla.
Me las tengo que arreglar con eso, porque como dije, si quisiera comer verduras o un poquito de carne con polenta no puedo salir a comprar. Ya con la cuarentena nuestra comida decayó un montón, y esto no lo mejora.
-¿Les dijeron cuánto va a durar este bloqueo?
No sabemos nada. Peguntamos y no nos responden. Pero encima nos contestan mal como si los molestáramos. Todo lo que hacen es pedirnos datos pero no nos dan nada de información.
-¿Pudiste hablar con tus vecinos? ¿Sabes si están testeando?
Con los vecinos puedo hablar poco, porque como no hay trabajo tampoco hay plata para los celulares. Desde la puerta de mi casa puedo ver que la gente está asustada, no hay muchas noticias, los que pueden hablar por teléfono hablan sólo lo justo. Por los testeos o hisopados que le dicen, no vi por lo menos en mi calle, pero en otras partes si han empezado, pero muy pocos.
Gonzalo, que vive en el barrio casi desde sus orígenes, con límites técnicos y sin conocimientos de estadísticas hace lo que ningún gobierno viene haciendo, un cálculo de personas y una proyección de lo que es necesario, si es lo que las autoridades quieren hacer.
“Son 9 manzanas. Cada manzana tiene 28 lotes, y cada uno de esos lotes es una familia, 252 en total. No todas las familias tienen la misma cantidad de personas, pero yo creo que un promedio de 4 personas cada una, serían un poquito más de mil. Entonces se necesitan mil testeos. El día de hoy no se si llegarán a cien. Y como todo, tampoco sabemos si esos testeos están garantizados.”
Recordemos, el llamado Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), de Nación no ha sido asignados a todos. En Nuestro Hogar III los habitantes son en su mayoría migrantes y éste sector de la sociedad ha tenido problemas por no cumplir con el primer requisito que es, tener el DNI, o si lo tienen no cumple (o no pueden probar) los dos años mínimos de residencia en el país.
Así lo detalló Anses en un informe que presentó los días posteriores al cierre de la inscripción, el 3 de abril. Entre los más de 4 millones de personas a las que se les negó el beneficio, casi 200 mil son migrantes que no cumplían con el requisito de residencia.
Otro dato aportado por un relevamiento realizado por Agenda Migrante 2020 dice que el 58% de los migrantes residentes en el país dejaron de percibir ingresos desde que comenzó la cuarentena. De la misma encuesta se desprende que sólo un 8% mantienen el trabajo o un salario.
Estos datos no son otra cosa que la demostración de que la población migrante, en su gran mayoría, es parte de esa enorme masa de trabajadores precarizados, no formales, trabajo esporádico, y no registrado.
Por eso desde las páginas de este diario y junto a los diputados del Frente de Izquierda venimos denunciado que los 10 mil pesos son una miseria y exigimos un salario de cuarentena por 30 mil pesos para todo trabajador y trabajadora que así lo requiera, con trabajo formal o informal, registrado o no registrado, sea nativo o extranjero. |