La noticia llegó a través de un PDF en los grupos de WhatsApp, donde se informaba la nueva modalidad.
Marianela, que trabaja hace 4 años en la empresa, nos cuenta como vive la situación:
"Primero nos enteramos cuando nos depositaron de que nos iban a pagar solo un 30 % de nuestro sueldo. Dimos la pelea por las redes sociales y logramos molestar bastante, porque el sindicato que acabábamos de conocer tuvo que ir a "negociar" con la empresa, pero decidió que alcanzaba con que nos paguen dos tercios de nuestro salario. Yo me enteré hoy que mañana a las 10 am vuelvo a laburar, y ahora me entero de que voy a tener que ir a pata, casa por casa, repartiendo hamburguesas porque los dueños de Arcos Dorados se quieren ahorrar la plata del delivery de Rappi o PedidosYa. Para ellos somos marionetas que pueden usar a su antojo cuando se les ocurre una idea "para innovar" el negocio y sacar más plata. Si eso implica exponernos al contagio o que no podamos pagar el alquiler a ellos les da igual".
Igual que para Marianela, para las y los 90.000 empleados que posee Arcos Dorados en América Latina llegan noticias todas las semanas sobre cómo se renuevan las formas de precarización. La multinacional sigue los pasos de Burguer King y de Degasa, otra que ya hace unos días comenzó a reemplazar a las aplicaciones de delivery con sus propios empleados y empleadas.
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Las nuevas formas de precarización laboral se contagian más rápido que el virus, entre las cadenas de comida rápida. Para sus dueños basta con que uno solo se atreva a recortar salarios, a no pagar licencias a personas de riesgo, a mandar a los pibes y pibas a repartir caminando, para que el resto se sienta con la impunidad de avanzar contra las condiciones de trabajo. Porque en esto también compiten; para ser los primeros en el mercado no es solo quien vende más hamburguesas, sino también quien logra reducir más sus "costos".
Por esto mismo las y los trabajadores pueden hacer algo que los empresarios no. Tejer lazos de solidaridad con trabajadores de otras empresas, de otras ramas, de otros lugares, e incluso de otros países. Hoy la coordinación se da a nivel nacional y entre trabajadores de las principales cadenas de comida rápida, McDonald’s, Starbucks, Burguer King, Wendy’s, GreenEat, Mostaza, KFC, y la lista sigue. Y comienza también la solidaridad con trabajadores de aplicaciones.
Al contrario de querer que las y los pibes de PedidosYa y Rappi hagan el "trabajo sucio" y se encarguen del reparto de forma riesgosa, desde el movimiento de comidas rápidas se acompañó anteayer el paro internacional de las aplicaciones. Brindando la fuerza de sus propios métodos y replicando el twittazo de #YoNoReparto para exigir medidas de seguridad e higiene y la regularización de su trabajo. Ya que este sector no tiene siquiera la posibilidad de acceder a derechos laborales.
Una fuerza recorre las calles y las cocinas, es la juventud precaria que no le debe nada a este régimen ni a sus dueños. El desafío está en lograr organizar esa fuerza para luchar por transformar sus condiciones de vida. | 
