Es necesario desarrollar una gran campaña de organización de la juventud precarizada en una situación donde el hambre y la precariedad nos apremia y nos excluye, planteando una salida para los trabajadores y las mayorías. Desde la agrupación No Pasarán (Juventud del PTS e independientes) ponemos en debate qué rol deben jugar los centros de estudiantes.
El mundo entero está en una crisis sin precedentes, agudizada producto de la pandemia. Tanto la CEPAL como el FMI pronostican una enorme recesión para América Latina y la Argentina no escapa de eso. Pero en distintas partes del mundo vemos a trabajadores y jóvenes precarizados salir a pelear contra esta crisis.
Dentro de ese mundo desigual, los jóvenes somos un sector vulnerable.
Con la cuarentena en curso somos miles los jóvenes que no tenemos un peso porque nos quedamos sin laburo, vivimos del día a día o de trabajos precarios. Los empresarios mostraron su verdadera cara dejando en la calle a miles de familias, suspendiendo en medio de la crisis y rebajando salarios como a los jóvenes de los locales de comidas rápidas. Pero esos pibes y pibas no se callan.
Si bien el gobierno decretó la prohibición de despidos, dejó la puerta abierta para que se suspenda sin goce de sueldo o que se rebajen los salarios. Un claro acuerdo entre el gobierno, los empresarios y la burocracia sindical. Incluso se despide igual, como con la legitimación del gobierno nacional en Techint o con ayuda de la represión de la policía de Kicillof frente a los despidos en el frigorífico Penta. Y en los lugares donde se suspende, no es más que una pretensión de los empresarios de patear los despidos para adelante.
El plan de los empresarios es el de siempre: avanzar sobre las conquistas de los trabajadores para mantener e incrementar sus ganancias y así prepararse para la crisis económica que se viene. Y el gobierno abre paso militarizando los barrios con la excusa de cuidarnos, pero sabemos que se preparan para cuando la crisis golpee con más fuerza y no nos quedemos de brazos cruzados.
Mientras, vemos al gobierno de Alberto Fernández que camina por la cornisa del default y busca reestructurar una parte significativa de la deuda externa en la que los buitres acreedores siempre quieren más. Además de la millonaria ayuda financiera a los dueños del país. A ellos se les sostiene con subsidios millonarios y rebajas en impuestos. A nosotros nos dicen que tenemos que elegir entre un “10% más de pobres o 100 mil muertos”. Si bien los $10.000 de la IFE puede ser un respiro para muchos, sólo alcanzan para que una familia sobreviva apenas ocho días, como denuncia Nicolás del Caño, y más de 4 millones de personas vieron rechazada su solicitud.
Esa misma desidia la vemos cuando los trabajadores de la salud reclamar medidas básicas como los testeos masivos, distribución de barbijos, alcohol en gel, aumento de camas y respiradores. Argentina está en el podio mundial en proporción de personal de salud infectado con Covid-19 y encima el Ministro de Salud culpa a los trabajadores.
Para paliar la crisis en curso, Nicolás del Caño presentó un proyecto de ley para afectar las ganancias de los bancos, multinacionales y grandes terratenientes. El mismo propone que lo recaudado vaya para un aumento del presupuesto en salud, para un salario de cuarentena de 30 mil pesos para todos los trabajadores que no tienen licencias pagas y un plan de viviendas contra el hacinamiento. También propone que la plata recaudada sea controlada por trabajadores para asegurarse que vaya a donde tiene que ir. Esta es una de las medidas de emergencia, dentro de un plan para que la crisis la paguen los capitalistas.
Los trabajadores muestran otro camino
Los jóvenes de locales de comida rápida pusieron de relieve que empresas multinacionales, muchas de ellas subsidiadas por el Estado, les estaban pagando una miseria con la cual es imposible vivir. También destaparon la bronca de décadas de precarización que fueron avaladas por todos los gobierno y el sindicato. Esta juventud empieza un proceso de autoorganización, no solo en Argentina sino en otras partes del mundo. Si se desarrolla, puede ser una fuerza poderosa que muestra una perspectiva de salida de los trabajadores ante la crisis.
Otro ejemplo es el caso de las empresas recuperadas bajo control obrero como Madygraf, que siendo una gráfica, junto con el Centro de Estudiantes de Ciencia y Técnica de la UNSAM, están produciendo alcohol en gel y máscaras sanitarias para el sistema de salud de la Zona Norte de la Provincia.
Muchas empresas como automotrices o textiles podrían reconvertir su producción para ponerla al servicio de las necesidades de enfrentar esta crisis. Pero su sed de ganancia hace que ignoren estas necesidades.
Cómo futuros docentes no podemos dejar de mirar el ejemplo de organización de docentes del SUTEBA Matanza. Ellos se ponen a la cabeza de repartir los bolsones de comida, peleando así porque no lo haga el ejército que están metiendo en nuestros barrios. Pero también le reclaman a Kicillof, junto a las familias, que los bolsones son insuficientes ya que solo se dedican $50 por estudiante y trae alimentos de muy baja calidad. El sindicato, cómo los docentes exigen, debe organizar asambleas virtuales y ponerse a la cabeza de éstas demandas.
¿Y por los terciarios como andamos?
La deserción estudiantil en terciarios es brutal. Un informe del INFoD explica esta situación por “falta de incentivos”, pero nosotros sabemos que no es un problema “motivacional”, sino por la realidad que los gobiernos junto con las empresas imponen: estudiar o trabajar. Como siempre, somos las mujeres las que nos llevamos la peor parte ya que además el 20% de los estudiantes tienen hijos y los institutos no dan cuenta de esta realidad.
Estudiar y trabajar ya implicaba hacer malabares antes de la pandemia. Con la cuarentena empezaron las clases virtuales, a pesar de que, según un informe de la Cámara Argentina de Internet (CABASE), en la Provincia de Buenos Aires, hay un 30% de hogares que no cuentan con acceso a internet. En esos mismos hogares se encuentran los y las docentes que tienen que dar las clases virtuales, haciendo que muchos no cuenten con esta facilidad. El gobierno y las autoridades no dan respuestas y nosotros no nos podemos quedar de brazos cruzados, comenzando las clases como si nada.
La cuarentena no es igual para todos. A una deserción ya alta en los estudiantes terciarios se suma la situación actual, algo que hace a los institutos cada vez más expulsivos.
¿Qué rol pueden jugar los centros de estudiantes?
Tenemos que apoyar la organización y la pelea contra las empresas de comidas rápidas, donde incluso, son muchos los terciarios los que laburamos allí. Desde No Pasarán, agrupación de estudiantes terciarios de la Juventud del PTS e independientes, decidimos solidarizarnos y discutir qué rol podrían cumplir los centros de estudiantes en esta situación. El Centro de Estudiantes del ISFD N°88 sacó un comunicado, a propuesta de nuestra agrupación, que exige el 100% de los salarios, que no haya represalias a los trabajadores, que el Estado deje de subsidiar a esas empresas y que el sindicato se ponga a la cabeza de sus reclamos. A esto se suma la exigencia de elementos de seguridad e higiene para aquellos que volvieron o vuelven a trabajar.
En otros institutos terciarios tomamos este ejemplo para exigirle a los centros de estudiantes que hicieran lo mismo. La mayoría son conducidos por agrupaciones del kirchnerismo/peronismo, por lo que terminan invisibilizando a estos jóvenes, al igual que hace el gobierno. ¿Te imaginas qué pasaría si todos los centros de estudiantes acompañaran a los trabajadores precarizados y se pusieran a disposición de dar esta pelea? El reclamo sería mucho más fuerte y podríamos golpear de mejor manera a las empresas, los sindicatos y el gobierno para que la crisis no la paguemos los trabajadores.
Somos miles los estudiantes y docentes en los terciarios del oeste. Si toda esa fuerza que tenemos, los centros de estudiantes la pusieran a disposición de las necesidades de los trabajadores, de los problemas sociales y económicos que se agudizan frente a esta crisis, en unidad con los docentes y trabajadores no docentes de los terciarios, podemos enfrentar los ataques del gobierno y los empresarios que están descargando su crisis sobre nosotros.
Desde la Vicepresidencia del Centro de Estudiantes del ISFD 88, en mano de No Pasarán, estamos impulsando una encuesta sobre las condiciones de cursada, de laburo y de vivienda de los y las estudiantes terciarios. Queremos poner sobre la mesa estas condiciones y generar espacios de debate y organización para darles respuesta.
¡Te proponemos darle fuerza a la voz de la juventud precarizada en cada terciario y que te sumes a organizarte!
Estamos poniendo a disposición La Izquierda Diario para levantar la voz de los que no tienen voz. Si te despidieron, suspendieron o redujeron el salario, acercanos tu testimonio y podemos reflejarlo de manera anónima. Pero también estamos impulsando reuniones virtuales para organizarnos frente a esta situación. Esa es la única manera de pelear una salida de los trabajadores a esta crisis. Si querés participar, ¡Escribinos!