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La Izquierda Diario
27 de abril de 2020 Twitter Faceboock

CORONAVIRUS Y CRISIS
Nuevas manifestaciones en el Líbano contra los bancos y el Gobierno

Este domingo las calles de Líbano se llenaron de manifestaciones contra los bancos y el Gobierno, que no dejan de ahogar a miles de familias en una crisis económica que se profundiza con la pandemia de coronavirus.

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Desde el martes 21 el Líbano volvió a ser escenario de protestas contra el Gobierno bajo el grito de ¡Zaura! (revolución en árabe). Decenas de manifestantes por todo el país rompieron las órdenes de bloqueo de coronavirus para protestar frente al Banco Central libanés en Beirut y varias ciudades, luego de que la moneda del país, la lira, entrara en caída libre.

Las manifestaciones previas a la cuarentena obligatoria en la excolonia francesa tenían como eje central las condiciones de precariedad en la que vive gran parte de la población. El 90 % de los 7 millones de habitantes de Líbano no alcanza la canasta familiar y sobrevive con las remesas que envían familiares desde el exterior en dólares; sin mencionar los miles de palestinos que viven en los campos de refugiados que dependen del trabajo diario para comer, o las mujeres migrantes, la mayoría etíopes, que dependen del sistema kafala (de hiper explotación). La pandemia le permitió al Gobierno congelar las manifestaciones en su contra, pero no solucionar el problema.

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Hasta hace una semana el dinero enviado desde el exterior hacia el Líbano en concepto de remesas podía retirarse en dólares, pero a partir del 21 de abril todas las transferencias deben retirarse en la moneda local a la "tasa de mercado" de acuerdo con la circular de Banco Central Libanés. Esto empujó al tipo de cambio “no oficial” a que se triplique, de 1.507 liras libanesas por dólar a más de 3.600 liras por dólar, alcanzando su máximo histórico, con una inflación del 27% y una depreciación del 50% de la moneda. Además, esta medida se trasladará al precio de los productos básicos como la comida o medicamentos ahogando a miles de familias .

Por esto, multitudes rompieron la cuarentena para alinearse frente a los bancos y las oficinas de transferencia de dinero como Western Union y Money Gram, tratando de retirar sus dólares en el último día antes del comunicado del Banco Central, volviendo la situación en una manifestación de hecho donde hubo enfrentamientos con la Policía.

Las calles de Beirut volvieron a estar inundadas de gente manifestandose contra el empeoramiento de las condiciones económicas y sociales en el país, alzando las banderas rojas con el cedro verde en el centro. También la Plaza de los Mártires, el lugar en el que comenzó en octubre al levantamiento contra la clase dominante que Gobierna desde el fin de la guerra civil en 1990, fue rodeada por una caravana de autos que partió para recorrer la ciudad con cánticos y banderas en protesta.

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Este domingo 26 hubo manifestaciones en Beirut, Trípoli, Chekka, Zalka, Saadiyat, donde levantaron barricadas para bloquear el puente de Palma situado entre Trípoli y Beirut y quemaron neumáticos allí. Durante la noche del domingo, dos bancos recibieron ataques con molotovs por el odio que generan entre la población que ve en esas instituciones a los responsables por la situación económica -la principal actividad económica del país es la financiación, la especulación y el lavado de dinero del mundo árabe-. En Sidón, los manifestantes se enfrentaron a la Policía frente a la sede del Banco Central.

Mientras tanto, Human Rights Watch advirtió que cientos de miles de libaneses podrían pasar hambre si el gobierno no proporciona un programa de ayuda sólido para paliar la situación. Un programa de asistencia en efectivo, que prometía una donación única de 400.000 liras para los más necesitados nunca se materializó, dejando a cientos de miles pasando hambre. Los funcionarios del Gobierno aún enfrentan dificultades para tratar de acordar un plan de rescate financiero que pueda respaldar los programas de ayuda social. En marzo fue la primera vez en la historia de Líbano que incumplieron un pago a acreedores de deuda lo que dejó al país en una posición difícil para negociar nuevo financiamiento.

Se trata de una situación similar en la que están la gran mayoría de los países, que enfrentan bloqueos económicos o crisis de deuda mientras enfrentan a la pandemia sin recursos. Pero los problemas estructurales del Líbano no cayeron del cielo, sino por años de estar gobernado por una casta de líderes de los distintos partidos religiosos enfrentados en la guerra civil finalizada en 1991 que se distribuyeron el poder y, por lo tanto, también los negocios. Hoy la iniciativa está en manos de los chiitas Hezbolá y Amal junto sus aliados el Movimiento Patriótico Libre, la primera fuerza cristiana, quienes organizaron la ayuda social durante la pandemia, mientras previamente habían reprimido las manifestaciones desde octubre. Habrá que ver si vuelven a responder de la misma manera.

Las manifestaciones de octubre, bajo el grito de “que se vayan todos”, habían comenzado por la situación económica crítica por el financiamiento del país que tiene la proporción de deuda más grande del mundo (90.000 millones de dólares, el 170% de su PIB) donde el Gobierno en aquel momento había tomado una medida para restringir la extracción de dólares. Además de ahogar a la población con impuestos insólitos como el de la llamadas de whatsapp. Antes de que se impusieran las medidas de bloqueo, el Banco Mundial estimó que el 40% de los residentes del Líbano viven en la pobreza y miles han perdido el trabajo (al menos 200,000 desde octubre), y estiman que la cifra aumentará debido a la crisis económica.

El regreso a las calles por parte de los manifestantes, desafiando las medidas restrictivas para prevenir la propagación del virus, sugiere que la lucha de clases será el centro de la escena rápidamente. Como lo ilustra una activista que participó en las protestas del domingo: "nos damos cuenta de que estamos viviendo en el momento de una pandemia de coronavirus, pero el hambre es mucho peor que el coronavirus".

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