La pieza se estrenó en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes en 2014.
El elenco está integrado por Fabián Vena, Walter Quiroz, Monina Bonelli, Maia Francia, Ricardo Díaz Mourelle, Jorge D Elía, Alfredo Zenobi, Cristina Fernández, Daniel Toppino, Gustavo Pardi, Horacio Roca y Martín Urbaneja.
Tiene vestuario de Mini Zuccheri, escengrafía de Nicolás Nanni, iluminación de Pedro Zambrelli y música original de Gabriel Senanes interpretadas por el autor.
Podrás verlo a través del nuevo canal de YouTube Cervantes Online. Y estará disponible hasta el martes 5 inclusive.
Las actas del juicio, los interrogatorios, los alegatos, las cartas de Vanzetti y las de Sacco, e innumerables escritos documentales, periodísticos y de ficción sobre el caso, fueron el punto de partida de Mauricio Kartun: “…Desde allí -explicaba el dramaturgo cuando la obra se estrenó, en octubre de 1992- fue mi propia mirada sobre esos materiales la que reconstruyó el proceso y le dio nueva forma. Con ese envión trabajé la partitura. Iluminado por la novela de Howard Fast, deslumbrado por la lucidez de los pensadores libertarios, y conmovido por la cantidad de notas y estudios que nos aportaron las bibliotecas anarquistas. De esta manera compuse -hice la dramaturgia- de este nuevo Sacco y Vanzetti. Compuse, insisto, ya que fuera del tratamiento argumental de algunas escenas, no hay en la obra ficción propiamente dicha, sino composición dramática de situaciones auténticas, y de textos documentales que descubro más conmovedores y expresivos que cualquier trama al respecto“.
Alentados por el sueño de la prosperidad en América, a principios del siglo XX, Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzzetti llegaron a Estados Unidos como tantos otros italianos. Zapatero uno, vendedor de pescado el otro, se conocieron en los alrededores de Boston y vivían humildemente soportando las condiciones laborales que imponía el sistema norteamericano en aquellos tiempos sobre todo a los inmigrantes. Pensando en reivindicaciones se unieron a un grupo anarquista. El 15 de abril de 1920 fueron encarcelados, acusados de asesinato y robo a mano armada.
Durante el juicio no se aportaron pruebas contundentes que los inculpara, sin embargo fueron condenados a morir en la silla eléctrica. La sentencia generó protestas de grandes sectores sociales y el aplazamiento de la ejecución varias veces, pero el 23 de agosto de 1927 se hizo efectiva en Massachusetts. Cincuenta años después, Mitchell S. Dukakis, entonces gobernador de ese Estado, rehabilitó la memoria de los dos italianos y reconoció formalmente que Sacco y Vanzetti eran inocentes.
Al final del juicio, les preguntan si tienen algo que decir antes de que se dictala sentencia. Nicola dijo que no era orador y que hablaría por él su compañero Vanzetti. El emocionante alegato ya fue leído en miles de discursos y actos, y concluye con unas palabras mucho más fuertes que la cobarde sentencia de aquel tribunal.
Tal vez yo hable mejor que él, pero créanme que muchas veces tuve que contener mi emoción frente a ese hombre al que ustedes llaman ladrón, al que llaman asesino y van a condenar. Lo harán, lo sé, van a condenarlo. Pero escúchenme bien lo que voy a decirles: Ustedes podrán hacer con él lo que su crueldad les permita. Ustedes pueden matarlo, pero si lo hacen, escúchenme bien... su nombre, Nicola Sacco, seguirá viviendo en el corazón de la gente cuando sus huesos señor Katzmann, y los suyos señor juez, ya estén hechos polvo por el tiempo, y sus nombres y sus leyes y sus tristes instituciones no sean más que un oscuro recuerdo. Un oscuro recuerdo de ese pasado, de este pasado, en el que el hombre era el lobo del hombre. Terminé. Gracias por haberme escuchado.
Y así es, Sacco y Vanzetti viven en nuestros corazones.
Fuentes: Teatro Nacional Cervantes y www.autores.org.ar |