Son más de 25 mil trabajadores los que diariamente se encargan de recoger y llevar a las 12 estaciones de transferencia de residuos, las más de 10 mil toneladas que se generan diariamente en la Ciudad de México. Sin su trabajo, la basura acumulada llenaría esta ciudad – la más grande de Latinoamérica – en menos de 4 días.
Este combate rutinario se recrudece con la fase 3 de la emergencia Sanitaria, pues este trabajo, históricamente invisibilizado, se mantiene en la precariedad. Los propios trabajadores denuncian que no se toman medidas, al no darles cubrebocas, guantes o equipo de tratamiento de residuos hospitalarios.
Los recolectores han sido un sector ya de por sí precarizado, sumándose además las condiciones de marginación social en la que viven la mayoría de estos trabajadores, siendo en su mayoría habitantes de las periferias, ex convictos, personas de la tercera edad y juventud precarizada, quienes además son víctimas de las corporaciones o caciques históricos que han controlado el “negocio” que implica reciclar miles de toneladas de basura para las embotelladoras o las fabricantes de composta y fertilizantes.
A esto se suman el aumento a las jornadas laborales y el temor de los recolectores a sufrir contagios por el manejo deficiente de la disposición de los residuos, tanto en los hospitales, como en muchos hogares, particularmente de los enfermos diagnosticados por Covid19 y sus familias, quienes pueden ser monitoreados en el seguimiento de síntomas, pero no en la forma en cómo disponen de sus residuos.
En otros estados de la república es muy común también que el servicio de recolección no sea enteramente responsabilidad del Estado, sino que existen concesiones a distintas agrupaciones y asociaciones civiles, que son los que manejan los residuos. Esto representa un serio problema en el servicio, por el alto costo que implica para un pequeño propietario, socio de una Asociación particular, la renovación de las unidades y la competencia entre éstas por el control de las rutas de recolección. Pero también abre las condiciones para que los trabajadores sean empleados de las Asociaciones civiles y no del Estado.
Podría parecer que la responsabilidad de la disposición de residuos sólidos es exclusivamente de los hogares y de las personas a nivel de las familias; sin embargo, las políticas de control de residuos -que han tenido modificaciones, como poner camiones recolectores con separación y el reciclaje de un mayor tonelaje de basura para ocuparlo como combustible termoeléctrico-, sigue siendo insuficiente y son los trabajadores de recolección quienes resienten este abandono.
¿Qué condiciones deberían tener las y los trabajadores de recolección?
El problema de la contaminación, la basura y los servicios de recolección responde a una situación estructural que proviene del propio sistema capitalista. Pues la producción anárquica y desmedida, así como el predominio del interés por la ganancia por sobre la preservación del ambiente, es la que genera grandes cantidades de basura, desde su elaboración hasta el hecho de no adoptar técnicas de degradación acelerada, en este caso para artículos de uso hospitalario.
Con el aumento de los contagios en la fase 3, es necesario que todas y todos los trabajadores de este sector tengan acceso a pruebas gratuitas y periódicas. Así como la estatización de los servicios de manejo de residuos y puestas bajo control de sus trabajadores, como medida elemental para que estos, en alianza con trabajadores de la salud puedan no sólo para imponer mejores condiciones de trabajo e higiene, sino también establecer un plan de manejo sustentable y eficiente de los residuos hospitalarios, domésticos e industriales y así contribuir a evitar más contagios.
Ponemos a disposición de las y los trabajadores de recolección y demás sectores esenciales y no esenciales La Izquierda Diario México, para que denuncien la intransigencia o actos de negligencia de sus patrones o el gobierno, pues consideramos que nuestras vidas valen más que sus ganancias. | 
