Damaris Álvarez
| Vocal del centro de estudiantes del ISFDyT 83 de Solano - La Izquierda en el 83 y Pan y Rosas
Vivo en Solano, en el oeste de Quilmes, lugar profundo del conurbano bonaerense. Somos 100.000 habitantes que sufrimos una crisis habitacional enorme desde hace decadas, con hogares hacinados y pobreza. Pero a pesar de la cruda realidad de la pandemia, se multiplica la solidaridad desde abajo, entre vecinos y trabajadores
Hace algunos días mi barrio salia con por la tele. Primero por la brutal represión que sufrieron los trabajadores del Penta. Y después por la muerte de un trabajador del frigorífico El Federal. La deshumanización de los empresarios de la zona sólo muestra que para ellos nuestras vidas valen menos que una faena.
Pero, qué pasa en los barrios populares, cómo vivimos este momento de pandemia. Bueno, desde que tengo memoria, la solidaridad y la organización desde abajo y de manera independiente son la contra cara de la desidia estatal, la represión y la barbarie empresarial.
Hoy pasé por uno de los clubes del barrio: Sociedad de fomento Barrio Parque Dos Avenidas, más conocido como el Dove. Jamás se caracterizó por el silencio ya que durante el año acuden 700 pibes no sólo es un espacio para el deporte, el arte y el ocio, allí también funciona la escuela de adultos y hay un proyecto para los jubilados de la comunidad.
Llegué al club justo 15:30, horario en el que comienzan a entregar la merienda. Me recibieron como se recibe a todos: entrás al club y automáticamente te sentís como en casa, no importa si hace mil no apareces o si lo pisás por primera vez. Aunque tuvieron que cerrar sus puertas por la cuarentena obligatoria, a la semana decidieron abrirlas, teniendo en cuenta la situación de crisis sanitaria y económica, "no podíamos quedarnos de brazos cruzados" expresa Ramona y los demás asienten con la cabeza.
Los pibes dejaron la pelota, colgaron los botines y tomaron en sus manos la olla y el cucharón. Moni ya no se ocupa de coordinar la murga, pero hace la chocolatada más rica del Dove, aunque "la de Rosita también la rompe" acota uno de los pibes. Sin embargo, los bombos no dejaron de sonar, escuché por ahí, que los del Penta los tomaron prestados para salir a protestar. Entre charlas y risas, también hablamos sobre las preocupaciones, comenta que estaba por cursar su último año de secundaria en fines, pero muestra convicción y firmeza cuando de solidaridad se trata.
Comienzan a llegar las familias, cada cual con su botella; Moni se acerca a recibir y pregunta: " ¿chocolatada o mate cocido?" mientras Ramona les rocía las manos con el alcohol a cada uno, prepara el pan y en la cocina sirve sin parar. De repente, Ramona da aviso: "llegó km13" todos apuran el paso, me asomo y veo que de un flete bajan varios niños (sí, los moralistas se irán a espantar, pero cuando una madre tiene varios hijos, debe elegir entre salir a buscar la merienda y dejarlos a todos solos o mandar a uno para quedarse a cuidar a los demás) un vecino pone a disposición su vehículo para que todos puedan acercarse y llevar para merendar, en menos de diez minutos ya están todos arriba y emprenden el viaje de regreso, por suerte km13 o el 13 como le decimos todos, sólo queda a 5km de distancia.
Ahora, rápido vamos limpiando, ya son casi las 18:00 hs y Ramona junto a otros vecinos tiene que ir hacia km13 porque allí hacen la cena. Pasa una vecina con dos kg de azúcar y Ramona comenta: " Dama, vos sabes cómo son las cosas acá, todo es a pulmón, los vecinos y toda la comunidad colabora, en la cocina somos un equipo como de diez personas, pero vamos rotando de a cuatro por día"
Sí, todos los días, menos los domingos aseguran la merienda para 80 personas, juntan ropa para las familias que más necesitan y además los pibes de fútbol hacen la cena varias veces por semana. Terminan de ultimar detalles, la señora que dejó azúcar se comprometió a amasar para el día siguiente, Moni le lleva los últimos panes a su vecino, los pibes avisan que al otro día hacen la cena y sin más, nos despedimos.
Ejemplos como este se replican a diario en cada barrio. Apenas comenzó la cuarentena, como hay muchos trabajadores que dependen de changas o trabajan en negro y que en muchos casos han quedado a la deriva junto a sus familias, la respuesta de la comunidad fue inmediata.
Por otra parte, un gran ejemplo que encontramos también en solano, es el de Ansabo, fábrica que viene peleando por la puesta en producción bajo gestión obrera. Hace 9 meses el patrón cerró sus puertas y desde ese momento su lucha por las fuentes laborales no cesó, hoy vuelve a abrir sus puertas con una olla popular para toda la comunidad.
El Dove y Ansabo, nos muestran que la solidaridad y la unidad de todos los trabajadores, ocupados y desocupados, cumple un rol fundamental.