Ante la propuesta del PRO de que la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires se pronuncie por un “repudio ante la concesión de libertades condicionales y prisiones domiciliarias a detenidos en penitenciarias nacionales y provinciales, con motivo de la pandemia por covid-19”, Myriam Bregman (PTS/FIT-U) expuso la hipocresía y la demagogia del discurso punitivista, la cruda realidad de las cárceles argentinas y la responsabilidad de los diferentes gobiernos. Una profunda interpelación contra el sentido común que intentan imponer buena parte del personal político de los partidos del régimen y los medios de comunicación, sin dar cuenta que hay una crisis sanitaria real que repercutirá en toda la sociedad. Bregman tiene una larga trayectoria como defensora de presos y perseguidos políticos y participa como querellante en causas contra crímenes de lesa humanidad.
Sobre las cárceles queremos hacer una manifestación por fuera de las estridencias y de los pensamientos “binorma” a los que nos quieren poner estos días, donde hay supuestos bandos donde colocarse, donde uno debe elegir de qué lado está. Porque el tema es bastante más complejo. Me parece que se hacen amalgamas ideológicas, donde se mezclan genocidas como Capdevilla que costó muchísimo encarcelarlo, porque tienen poder, porque tienen secretos importantes; responsables de crímenes sociales como la masacre de Once, femicidas, con presos que cometieron delitos contra la propiedad. Es una gran amalgama que mete todo en una bolsa e impide pensar, solo permite colocarse en bandos: de los buenos y los malos, y uno tiene que elegir en qué bando está.
Entonces, veamos algunas cifras que desmienten estas cosas, porque incluso mirando los penales federales −donde fue la última gran crisis con el penal de Devoto− uno ve que aproximadamente un 40 % presos que ocupan las cárceles federales están detenidos por violación a la legislación que tiene que ver con las drogas; casos que incluyen muy pocos narcotraficantes y muchos por narcomenudeo. Pero sin entrar en esa diferenciación, incluso, un 40 % tiene que ver con esto. Casi un 40 % están allí por delitos relacionados con el derecho de la propiedad. Por homicidios culposos, estos asesinos de los que tanto se habla, no llegan al 6 %. Por delitos contra la integridad física, más o menos la misma proporción, 5,5 % aproximadamente, según las estadísticas que se tome; yo estoy tomando algunas de las últimas. Y más de la mitad de los detenidos “técnicamente”, diría la “filósofa” Laura Alonso, “técnicamente” son inocentes porque no están condenados. Entonces aquellos que nos invitan a aumentar los castigos, a aumentar las penas, que nos invitan a pensar “¿por qué te preocupan tanto los delincuentes?”, deberían decir sus verdaderos motivos y sus verdaderos pensamientos.
Si la mitad de los que están allí ni siquiera tienen condena, no se podría asegurar que van a ser condenados, que van a ser sentenciados con una condena firme y que van a ser considerados “delincuentes”. Entonces, ¡que digan los verdaderos motivos de su política! Porque están llenando a la sociedad de angustia, de temor y lo que promueven es un verdadero linchamiento. ¿Están por la pena de muerte? ¿Opinan que toda esta gente “ya está” y debe morir? ¿Que no tiene que tener comida? ¿Que no tiene que tener condiciones sanitarias? ¿Que deben ser parte de un descarte social que tiene que quedar ahí? ¿Que no tiene que tener ningún derecho? ¿Esto es lo que promueven? ¿Por qué no saltaron así cuando la doctora Carrió presentó un proyecto para liberar a los genocidas? ¡Ah, no! Ahí no… Ahí había que contemplar las edades. Y aclaro esto porque los genocidas no están en ninguna situación de equidad con el resto de los presos. Tienen pabellones especiales. De hecho, hasta cuando les queremos allanar la celda, como pasó con (Miguel) Etchecolatz, les avisan que van a ser requisadas sus celdas. Tienen atención médica, los trasladan al Hospital Militar, los trasladan al Hospital Naval. No tiene nada que ver la situación de ellos, pero la doctora Carrió presentó un proyecto en ese sentido y nadie dijo “¿de qué lado estás? ¿estás con los delincuentes, estás con los que desaparecieron 30 mil? ¿estás con los que violaron detenidas? ¿estás con lo que torturaron?” Ahí no aparece ninguna teoría de bandos. Supuestamente rige el humanitarismo.
Claro que esta situación de pandemia agrava algo que ya existía, que es el hacinamiento, es la falta de comida, porque cada preso aproximadamente implica para el Estado un gasto de unos 60 mil pesos, pero si los familiares no les llevan comida en muchos de los casos no comen. ¡Qué buen momento también para hablar del sistema de corrupción que rige en los servicios penitenciarios! Un gran momento también para ver que hasta derechistas amigos de muchos de los aquí presentes, como Piñera o Macron, han liberado detenidos. ¿Por qué lo hacen? ¿Porque les empezó a importar la gente que puebla las cárceles o porque de verdad hay una situación sanitaria que atender? Una situación que puede explotar en las cárceles como en los geriátricos, como en tantos otros lugares de aglomeración de personas, y trasladarse indefectiblemente también al resto de la sociedad. Entonces hay un problema sanitario que atender. No se puede seguir haciendo discursos tan, pero tan hipócritas. ¡Digan lo que piensan! Si piensan que las cárceles tienen que ser para el castigo, digan que está equivocada incluso la Constitución Nacional, no lo que piensa la izquierda, lo que dice la Constitución Nacional. Digan que las cárceles tienen que ser para castigo y reclusión permanente, que hay que castigar a personas y no hechos. Digan que tal persona cometió un delito, se le pone un sello de delincuente y queda adentro de por vida. ¡Díganlo! Eso creo que es una parte de la verdad.
También debo decir que veo una gran corresponsabilidad entre los que hoy forman parte del elenco gobernante a nivel nacional. ¿Y por qué digo esto con tanta seguridad? Porque hablo de corresponsabilidad, porque los jueces no son los únicos responsables. Nadie puede pensar que yo voy a defender a la casta judicial: sí, son responsables. Pero hay dos grandes motivos, obvio que hay muchos más, pero si tengo que resumir en dos los motivos que llevaron a la crisis de las cárceles actuales en la Argentina, hay dos grandes, enormes, y son: el primero las llamadas leyes Blumberg. Ese petitorio del ex ingeniero Blumberg que llevó, a partir de una terrible tragedia personal, a legislar en base al dolor de las víctimas y por fuera de cualquier racionalidad y comenzó una espiral de inflación penal que llevó a que delitos contra la propiedad igualaran delitos contra la vida. Yo tampoco voy a defender el Código Penal de Tejedor, pero imagínense que alguna racionalidad las penas tienen. Se rompió toda racionalidad. Por eso cuando vemos las cifras de quienes ocupan las cárceles la mayor cantidad está por delitos como los que mencioné. Por ejemplo, delitos contra el derecho a la propiedad, de todo tipo desde graves hasta menores. Este fue un gran hecho. En abril de 2004, la mayor parte de los integrantes de los partidos mayoritarios votaron esas leyes, bajo el clamor de una calle que movilizaba el ex ingeniero, asesorado por un personaje que no puedo nombrar y que formó parte de la dictadura militar, era uno de los famosos civiles de la dictadura, pero ya lo mencioné una vez y me hizo un juicio y adivinen: ¿quién llegó primero a dar explicaciones a Tribunales él por sus crímenes de la dictadura o yo? Sí adivinaron, la justicia avanzó más rápido en mi causa que en la de él.
La solución punitiva (que indica) que con más penas habrá mayor seguridad es una coartada. Nunca, nunca es una solución.
Se vuelve a repetir otro gran pico de crecimiento de la cantidad de personas detenidas en cárceles, cuando se repite ese espíritu demagógico y reaccionario al cambiarse la Ley de Ejecución Penal. Que se hizo con una enorme campaña, de nuevo con una amalgama de delitos, entre el año 2016 y el 2017. Fue uno de los grandes, grandes, caballitos de batalla del presidente Macri y de Patricia Bullrich, que el peronismo le votó. Y esos cambios que se hicieron a la legislación de ejecución penal directamente establecieron que las cárceles pasan a ser lugares de castigo. Es decir, que lo que era una situación de hecho, se convierte una situación de derecho y ya no hay modo de que se pueda albergar tanta cantidad de detenidos porque se impide por miles y miles de vías (que aquí no vienen a cuento) las salidas de cualquier tipo. Entonces cada vez mayor cantidad de delitos quedan comprendidos entre los que van presos, cada vez más se ponen más requisitos para poder obtener la libertad u otras medidas que no implican directamente que “se van a la casa” como dicen en la tele.
Todo eso lleva a una crisis enorme y no se preocupan si la persona que está ahí adentro está recibiendo, como después les gusta ver en las series de televisión, una escuela de delincuencia o no. Después ven series donde muestran como en la cárcel se perfeccionan ciertas técnicas, pero eso no importa a la hora de legislar. Por un lado miran la tele, por otro lado, se legisla con encuestas en la mano y con ninguna seriedad y con mucha demagogia.
Creo que toda esta inflación penal de los últimos años demostró que de ninguna manera permite combatir lo que llaman “la inseguridad”. Entonces, es hora de que hagamos un debate serio. Quería aprovechar esta oportunidad para decir que es un gran momento de dejar de hacer demagogia y para que digan realmente lo que piensan. Que no lo encubran en una supuesta defensa de las víctimas, porque la verdad es que cuando hay marchas por las víctimas los que marchamos siempre somos los mismos.
Video de la intervención de Myriam Bregman en la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires este jueves 30 de abril.