En todo el mundo estamos atravesando una crisis sanitaria y social que terminó de agravar la crisis económica que se venía desarrollando. Como en todas las crisis, son las y los trabajadores quienes sufren las consecuencias más duras, no solo aquellos quienes trabajan en la salud sino también quienes, arriesgando sus vidas, siguen sosteniendo las actividades esenciales.
Este es el caso de las y los trabajadores del centro de compras mayorista y minorista más grande de la ciudad de Villa Constitución, Ciribé. Hace mucho tiempo que ese supermercado, donde trabajan alrededor de 30 personas, se encuentra en boca de muchos por el nivel de maltrato, amenazas por parte de la patronal y alta rotación de trabajadores en los puestos disponibles.
En medio de esta pandemia, quienes están expuestos por cubrir puestos esenciales, necesitan más y mejores condiciones de bioseguridad y de trabajo, acorde a las necesidades.
Desde que comenzó la crisis sanitaria, los aprietes comenzaron endurecerse: se trabaja normalmente pero con látigo en mano apurando a los empleados para que llenen todas las góndolas en tiempo récord, bajo amenaza de suspensiones. Todas las secciones se encuentran abiertas: verdulería, panadería, fiambrería, carnicería; lo que da lugar a la acumulación de muchas personas.
A todo esto se suma el hecho de que que ni siquiera se respeta la cantidad mínima de clientes para garantizar la distancia entre persona y persona. A quienes están con licencia por ser parte de la población de riesgo, ya les están diciendo que habrá reducción salarial. Con el afán de generar más ganancias, la salud de los repositores y cajeras que le ponen el hombro al trabajo, queda en segundo plano.
Mientras amenazaban a los trabajadores y vulneraban sus derechos, en las redes sociales los felicitaban por el 1° de mayo, una muestra más de su hipocresía y de que claramente sólo les interesa seguir garantizando sus ganancias. Estos atropellos siguen siendo naturalizados y cada vez son más, por eso es necesario que los mismos trabajadores y trabajadoras puedan elegir democráticamente a sus delegados sindicales, y organizarse para defenderse.
En La Izquierda Diario recibimos a diario denuncias de trabajadores y trabajadoras que usan este medio para hacer visibles sus reclamos y organizarse, como obreros de los talleres metalúrgicos, empleados de comercio, gastronómicos, cadetes e incluso en sectores aún más precarizados.
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