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La Izquierda Diario
12 de mayo de 2015 Twitter Faceboock

Brasil
Crecen los despidos en la industria y afectan el nivel de empleo en el país
Leo Andrade | Campinas
Rauni Dias

Los números del IBGE sobre el empleo en Brasil son rotundos: el desempleo aumentó un 23% en el último trimestre en comparación al anterior. En la industria la situación es en particular perversa para los trabajadores, y los niveles del empleo no dejan de retroceder desde abril de 2014, con un retroceso continuo en la producción. Es necesario preparar a los trabajadores para la defensa de las fuentes de trabajo.

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“2015 será un año difícil para la economía brasilera”. Esta afirmación se encuentra presente en los artículos y análisis económicos de todo el mundo. La única polémica en curso, aunque sutil entre los analistas, es si será un año malo, muy malo o extremadamente malo. Para los trabajadores brasileros, no quedan dudas, si el 2014 no fue un año bueno, el 2015 será aún peor y sin perspectivas de mejoras hacia el 2016.

Desde que el 2014 terminó con un crecimiento económico nulo (0,1%), para decirlo en términos categóricos, las previsiones para el 2015 anunciaban un impacto mayor de la crisis internacional en el país. Incluso los más optimistas, que no quieren dar el brazo a torcer, hablan de un “respiro”, que veían en un posible crecimiento del 2% del PIB, pero que a esta altura del campeonato, asumen como un crecimiento que con suerte llegará al 1%, con índices de inflación cercanos al 8,2% según datos oficiales del propio gobierno (proyecto de Ley de Directrices Presupuestarias de 2016). Es decir, un escenario como mínimo de estancamiento.

En este contexto la tasa de desempleo de Brasil que ya superó los valores medios de tasa de desempleo de América Latina, que rondan el 6,8% (OIT, 19/01/2015) llegando a 7,9%, es decir, 7.934 millones de personas (Pnad Contínua - IBGE, 7/5/2015), con tendencias al agravamiento para 2016. Estos datos corroboran la tendencia al congelamiento de la creación de puestos de trabajo, con un claro retroceso en el sector industrial y con crecimiento bajo en otros sectores. Con esta tendencia el desempleo tenderá a crecer a partir del ingreso de nuevas generaciones de trabajadores al mercado de trabajo sin creación de nuevos empleos.

La situación en la industria

En la industria la situación es una de las más graves, pudiendo llegar a un retroceso de 4,5% este año, que si se confirma, superaría a los ya débiles números de 2014. En el primer trimestre la caída del empleo fue de 3,9% en comparación al primer trimestre de 2014 y 0,4% en comparación al trimestre anterior, según los datos divulgados por la Confederación Nacional de la Industria (CNI) esta semana. En el sector automotriz, de las grandes montadoras, el número de empleados se viene reduciendo mes a mes, si se compara el mismo periodo del año anterior, desde abril de 2014. En 2014 el sector automotriz retrocedió un 16,8% y empujó al sector industrial en general hacia abajo, que tuvo una caída de 3,2% acumulado en aquel año (site do Estadão, 19/01/2015).

En realidad no es necesario ser un genio de la economía para verificar estas tendencias. En los últimos 2 años las principales del Estado de San Pablo chantajean a los obreros con vacaciones colectivas y Planes de Retiros Voluntarios (PDV), al mismo tiempo que amenazan con nuevos despidos. En 2015 esta realidad se profundizó. En San Bernardo do Campo, la Volkswagen anunció sorpresivamente vacaciones colectivas para 13 mil trabajadores en su mayor planta. Mes a mes las grandes plantas automotrices como Volkswagen, Ford y GM ocupan el centro de atención de los suplementos económicos anunciando vacaciones colectivas, planes de retiros voluntarios y despidos. Aunque las secciones económicas no lo reflejan, vale recordar que cada despido que se anuncia en las empresas automotrices, o el solo hecho de dar señales en ese sentido, se traducen en una reacción de proporciones equivalentes o incluso mayor en las fábricas pequeñas y medianas que producen para ellas.

Los datos sobre la caída del nivel de empleo

Otro número ilustrativo del nivel de desempleo se refiere a la región metropolitana de San Pablo. Una de las regiones más industrializadas del país y con mayor concentración poblacional posee una de las tasas más altas de desempleo, siendo la construcción civil el sector que más eliminó puestos. Según una investigación del Diesse, la región metropolitana de San Pablo llega al 10,5% casi 1.138 millones de desempleados, perdiendo apenas frente a Recife (12,1%), el Distrito Federal (12,3%) y Salvador (16,4%).

Como si fuera poco, el comercio que motorizaba el consumo interno aliado al crédito y el endeudamiento fácil disponible para la población está enfrentando un freno brusco debido al aumento inflacionario y del dólar. Este hecho afecta también a la industria que produce para el mercado interno. Otro factor que podrá acelerar el retroceso económico y agravar los índices de desempleo y despidos, aunque muchas investigaciones parecen voluntariamente olvidar de mencionarla, es la crisis hídrica y energética que permanece en pie, poniendo en riesgo las necesidades básicas de la población y la producción en general.

Frente a este escenario, el gobierno de Dilma junto a su base aliada y sectores de la derecha aprueban medidas que buscan flexibilizar las leyes laborales, incentivar la rotatividad de los puestos de trabajo y abaratar la mano de obra. El Proyecto de Ley 4330 (PL 4330)aprobado en la Cámara de diputados, y las Medidas provisorias (decretos) 664 y 665 (esta última aprobada en la Cámara de diputados gracias a la colaboración del PT), están al servicio de garantizar los buenos negocios de los capitalistas. Son medidas y señales hacia los inversores y empresas internacionales de que el gobierno brasilero está dispuesto a todo para mantener los beneficios de las multinacionales. Mientras tanto, estas medidas no se traducen en un estimulo que frene el desempleo y los despidos sino al contrario. En caso de que el PL 4330 sea sancionado significará una nueva oleada de despidos en la industria y la contratación de mano de obra más precarizada.

La conclusión de todos estos números, previsiones y estadísticas es que el 2015 ya es un año malo para la economía brasilera y si dependiera de los capitalistas y los gobiernos, implacable contra los trabajadores. Los despidos dejan a los movimientos y organizaciones obreras a la defensiva, acorralados entre los ajustes y el desempleo. Pero ningún escenario es inmutable, la clave sigue siendo la lucha de clases. Los trabajadores tendrán que salir a luchar por sus empleos y contra los ajustes, como ya vienen haciendo diferentes sectores obreros, entre ellos de las plantas automotrices y metalúrgicas, mostrando que existe otro camino para enfrentar la crisis: confiar en sus propias fuerzas. La clave es: si despidió, paró.

 
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