Sube la tensión en la negociación para reestructurar los u$s 65.000 millones de deuda odiosa con los bonistas privados. Fueron los especuladores reunidos en tres grupos -representan alrededor del 50 % de los tenedores de bonos soberanos- quienes a través de un comunicado conjunto confirmaron su rechazo a la oferta oficial.
Se trata del El Grupo Ad Hoc de Tenedores de Bonos, el Comité de Acreedores de la Argentina y el Grupo Ad Hoc de Tenedores de Bonos de Cambio de Argentina, quienes sostuvieron en el comunicado que: “Cada grupo ya ha rechazado públicamente los términos comerciales propuestos por Argentina para la reestructuración de su deuda externa”.
De acuerdo al diario Financial Times: “BlackRock, Fidelity, T Rowe Price y Ashmore se encuentran entre los miembros del grupo más grande, mientras que Greylock Capital Management y GMO han unido fuerzas con otras empresas en un comité separado. Un tercer grupo, que representa a los tenedores de bonos reestructurados previamente emitidos en 2005 y 2010, o los llamados bonos de cambio, cuenta entre sus miembros los fondos de cobertura VR Capital Group, Monarch Alternative Capital y HBK Capital Management.”
Al mejor estilo de “golpear para negociar”, el comunicado de los bonistas finaliza dejando la puerta abierta hacia un posible acuerdo: “cada uno de los tres grupos de tenedores de bonos está preparado para discutir constructivamente con la Argentina cuando su gobierno esté listo para hacerlo, con el objetivo común de encontrar una solución viable a los desafíos financieros actuales de la República”.
La respuesta oficial no demoró en hacerse pública, en la misma se leía: “El Gobierno de Argentina ha revisado y está decepcionado con la declaración del día de hoy por parte de tres grupos de acreedores”. Además, remarcaron que “mucho puede cambiar en una semana”, el contexto excepcional y que “especialmente a raíz de la crisis del Covid-19, Argentina no puede pagar más”. Y por último remarcaron la intención de arribar a un entendimiento: “El Gobierno argentino permanece dispuesto a escuchar y tratar de encontrar un denominador común. Pero cualquier propuesta debe pasar primero la prueba del sentido común".
La generosa oferta diseñada por Guzmán (que incluye 3 años de gracia y una quita de intereses del 62% y 5,4% del capital, tiene como fecha límite el día 8 de mayo para acceder al canje. El ministro ya aclaró que se prorrogará la misma para continuar con las negociaciones que deben resolverse hasta el 22 de mayo, para evitar el default.
Para los especuladores perder no es opción
Mientras en el comunicado los especuladores señalan que: “desean reiterar y dejar en claro que no pueden respaldar la oferta de intercambio recientemente anunciada por la República, y no entregarán sus bonos porque, entre otras razones, los términos requieren que los tenedores de bonos argentinos sufran pérdidas desproporcionadas que no son justificadas ni necesarias”.
Y así lo entiende el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien en una nota publicada el domingo en uno de los diarios financieros más importantes del mundo sostuvo: "No estamos pidiendo a nuestros acreedores que pierdan, sino que ganen menos."
Esto se refleja en la oferta de canje que aún en el escenario "malo" para los acreedores sigue siendo un buen negocio. Como señala Martín Mikori “dependiendo de la “exit yield” la quita del valor presente oscila entre 50 % y 60 %. Cuando vemos el valor nominal, vamos a pasar de una deuda bruta de aproximadamente 64 mil millones de dólares a una de 62 mil millones de dólares, dado que el mayor impacto se da en el interés, más particularmente en los 2 años y medio de no pago y hasta que se estabilice la tasa de interés que está planteada escalonadamente.”
Desconocer soberanamente la deuda y terminar con el saqueo
Los especuladores profesionales suman presión al Gobierno para negociar mejores condiciones con el fin de no dejar de ganar. Aún ante un escenario de pandemia global que genera grandes padecimientos a los sectores populares y de trabajadores, los especuladores quieren seguir cobrando.
La respuesta del Gobierno ante el chantaje de los buitres fue reunirse con los empresarios y los sindicatos, no sólo para mostrar unidad sino para evaluar “que ceder”. Atrás quedaron las promesas de investigar la deuda contraída por el macrismo, que se destinó a la especulación y a financiar la fuga de capitales mayormente.
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Mientras los empresarios tienen intereses propios para evitar que el país caiga en default ya que según advierten “Es que si nuevamente caemos en default será muy difícil lograr que en el mundo nos crean”. De la mano de la CGT vienen de coronar un ataque directo a las condiciones laborales de los trabajadores con suspensiones masivas y rebajas salariales del 25%.
Este pacto social anti obrero celebrado el miércoles en Olivos intentará hacer lo posible por evitar el default. El Gobierno,con el aval del FMI, insiste con llegar a un acuerdo cuando en todo el mundo se está hablando de condonar o suspender la deuda en los países pobres o emergentes, en el marco de una crisis sin precedentes. Nada bueno puede salir de estas reuniones, en tiempos de pandemia es más apremiante para los trabajadores rechazar que se sigan destinando recursos a alimentar las ganancias de los buitres. Estos recursos deben ser destinados a las necesidades sociales, sanitarias y mantener los puestos laborales, el desconocimiento soberano de la deuda es el primer paso. Seguido de medidas complementarias como la nacionalización de la banca y el monopolio estatal del comercio exterior, para frenar la fuga de capitales.
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