Esta mañana, en una nueva escalada de represión, fueron detenidos frente a la municipalidad más de 20 trabajadoras y trabajadores del Polo Obrero, que se manifestaban en el marco de una jornada nacional para exigir alimentos para los comedores. Es que el hambre no da tregua, y el aislamiento social obligatorio por causa de la pandemia de Covid19 se fue convirtiendo cada vez más en un infierno tanto para desocupados como para trabajadores informales.
Aún antes de la pandemia, la zona de Villa Constitución y San Nicolás ya arrojaba cifras alarmantes, con un 13% de desocupación. La cifra se disparó con la cuarentena decretada por el gobierno nacional, que implica la imposibilidad de hacer changas, y que golpea más crudamente a los miles que trabajan de manera informal. Muchos precarizados se vieron también afectados por la decisión de muchas empresas que, tanto antes como después del DNU que prohíbe los despidos, aprovecharon para desvincular y dar por finalizados contratos precarios o eventuales.
Villa Constitución quedó lejos de ser la ciudad de otros años, cuando las empresas metalúrgicas y siderúrgicas de la zona empleaban una gran cantidad de trabajadores de manera directa e indirecta, con infinidad de talleres y empresas satélites que se movían al calor del acero. Luego del cierre de Paraná Metal y las continuas reestructuraciones en Acindar, la desocupación empezó una línea ascendente que nunca se detuvo.
Muchos trabajadores y sus familias se volcaron a la economía informal, las cooperativas y las changas para poder sobrevivir.
Villa Constitución es la ciudad de las suspensiones y rebajas salariales en la industria, de los talleres que no abonan las quincenas, de gastronómicos precarios que se quedan sin trabajo y ni siquiera cobran indemnización, de supermercados que aprovechan para explotar aún más a sus empleados sin cumplir con medidas básicas de sanidad, de trabajadoras de la salud que deben asistir en un hospital público venido abajo. Desde el Estado municipal, nunca hubo una política seria de creación de empleo genuino y de calidad. Al contrario, la misma municipalidad subcontrata cooperativas y terceriza trabajos que deberían ser puestos de empleados municipales con todos los derechos laborales. Y Villa Constitución es, también, la ciudad en la que si levantás la cabeza te mandan a la policía.
Además del amedrentamiento por parte de fuerzas policiales en los barrios, del toque de queda que incluye hasta un escalofriante toque de sirenas y de los abusos policiales contra las y los vecinos, no es la primera vez que Berti hace uso de la policía para agredir a quienes se manifiestan. El año pasado fue duramente reprimida la protesta de un gran número de vecinos y de la organización Villa Sin Venenos, que se manifestaban contra la instalación de la multinacional contaminante Nitron. Un mes atrás, otro referente del Polo Obrero fue detenido de forma irregular, acusado erróneamente de estar violando la cuarentena. Hoy se llevaron detenidos a un grupo de trabajadores que, en el marco de una jornada nacional, reclaman al gobierno la entrega de mercadería para los barrios más humildes y los pagos del IFE. Aunque ya fueron liberados, les abrirían causas por violar la cuarentena obligatoria. Nuevamente, la respuesta de Berti y Perotti a las necesidades de los trabajadores, desocupados y pobres es más mano dura. |