“Hoy debemos salir más temprano para alcanzar alguna micro, que pasa tarde mal y nunca. Y si en el camino nos fiscalizan, y llegamos un poco más tarde, perdemos los bonos de puntualidad, pero eso a los jefes no les importa”, denuncia una trabajadora.

Entre este martes y sábado un amplio sector de la población entró y entrará en condiciones de cuarentena obligatoria, todo esto luego de que los casos de contagios del Covid-19 tuvieran un enorme aumento en el país. Según las indicaciones del gobierno en periodos de cuarentena solo pueden operar trabajos esenciales, y es en aquellos trabajadores donde recae la sobreexplotación de sostener sobre sus hombros la actividad esencial y el abastecimiento de una sociedad completa al ritmo del capitalismo.

Un sector que continúa laborando y exponiéndose al contagio, debido a las falencias en medidas de higiene y seguridad, son las y los trabajadores del sector comercio, por ejemplo, de supermercado, como es el caso de Walmart y su cadena Líder.

Este lunes y martes las filas y atochamiento de multitudes llenaron todos los canales de televisión y noticieros. Por todos lados veíamos cómo en supermercados miles de personas hacían fila durante horas para comprar provisiones y cumplir así con el “confinamiento obligatorio”. Todos los supermercados de grandes cadenas sacaron buenos créditos de este anuncio, góndolas vacías y seguramente miles de millones en ganancias; todo esto mientras los trabajadores que son quienes permiten que esas ganancias se materialicen, no tienen ninguna seguridad en sus lugares de trabajo o incluso para su desplazamiento.

No solo el miedo al contagio ronda las vidas de estos miles de trabajadores, también el agobio laboral de responder a las necesidades de los empleadores que aseguran solo sus ganancias, el miedo al despido por decir que no, o por exigir lo justo.
Vemos a las mismas cajeras atendiendo en el supermercado de siempre; manos invisibles reponen las góndolas día tras día y, aun así, denuncian anónimamente trabajadores de la cadena Walmart: “ni siquiera nos ponen locomoción para transportarnos. Hoy debemos salir más temprano para alcanzar alguna micro, que pasa tarde mal y nunca. Y si en el camino nos fiscalizan y llegamos un poco más tarde, perdemos los bonos de puntualidad, pero eso a los jefes no les importa”.
Se hacen millonarios con el trabajo de miles y no son capaces de garantizar una llegada expedita al lugar de trabajo. Mientras esta crisis se descarga sobre nosotros, los capitalistas, como los de Walmart, continúan generando suculentas ganancias con la necesidad de millones.