Nico era un niño de tan sólo 13 años nacido en el seno de una familia de comerciantes precarizados. Provenientes de Ciudad Cuauhtémoc, la colonia más violenta de Ecatepec. El pequeño vendía globos de manera informal para poder ayudar a los ingresos de su hogar. Por esto, es que él era identificado como “el niño de los globos” y se le reconocía como un niño bastante amable.
El pasado sábado 2 de mayo, el papá del pequeño le compró un par nuevo de tenis por el día del niño. Con lo que él, emocionado, salió a mostrárselos a su abuelita, la cual vivía a sólo dos cuadras de su casa. Fue durante ese trayecto que el pequeño desapareció.
Sus padres no tardaron en levantar una denuncia por su desaparición. Lamentablemente, dos días después, el cuerpo sin vida del pequeño Nico fue encontrado en unos baldíos de la colonia Lomas de Tecámac, ubicado a unos kilómetros de donde residía el pequeño. Su cuerpo fue hallado con signos de tortura.
Al día de hoy, se exige que su caso no sea olvidado y pase a ser una cifra más dentro de los índices de violencia. Ya que hoy día, a pesar de la cuarentena a causa de la pandemia de COVID-19, la violencia no para y tampoco la clase trabajadora.
No se puede culpar a la familia, ni al propio Nico por no acatar la cuarentena. Ya que son parte de esas miles de familias que no tienen la posibilidad de quedarse en casa, pues quedarían sin ningún sustento para su hogar. Teniendo así, que incluso enviar a trabajar a sus hijos.
Este caso sólo es un reflejo de la violencia más visceral que vive la población más precarizada. Ya que, a pesar de que es una temporada de resguardo, la violencia no desapareció y los trabajadores, la clase más precarizada, son quienes más lo recienten. | 
