Son muchos los estudiantes y sus familias que dependen de la alimentación que entrega la JUNAEB en los comedores del sistema público escolar a lo largo del país. Con una crisis en curso que trae consigo despidos y suspensiones masivas y donde las clases presenciales están suspendidas por el Covid - 19, con qué alimentarse se vuelve un desafío para las familias del pueblo pobre y trabajador. El gobierno, a través de la JUNAEB como parte del Ministerio de Educación, ha salido a responder con migajas y desidia. Hasta ahora, han entregado 2 canastas a nivel nacional para los alumnos prioritarios, las cuales equivaldrían a 2 semanas de alimentación. Primer problema, ya que las canastas sólo consideran porciones para 10 días y no para los 14 que conforman dos semanas.
La composición de las canastas y su entrega han sido otro tema problemático y hasta escandaloso. Primero, el Mineduc no garantizó ninguna medida sanitaria ni de seguridad, como mascarillas o alcohol gel, para que manipuladoras de alimentos, funcionarios y docentes hicieran la entrega de los alimentos a sus estudiantes y familias. Luego, en cuanto a la calidad de las canastas, el listado de los alimentos que la componen (de conocimiento público) es precario. Una canasta debería cubrir desayuno y almuerzo del estudiante beneficiario entregándole la nutrición que necesita. Sin embargo, no cumple con un mínimo valor nutricional. Algunos ejemplos: carece de verduras pues sólo trae papas, zanahoria, cebolla y en algunos casos zapallo; carece de variedad de legumbres ya que sólo incluye lentejas; considera apenas 500 gr de fruta fresca, equivalentes a 2 o 3 manzanas aprox.; la carne que incluye es en conserva, ya sea jurel enlatado o carne tipo pouch, una conserva en envase flexible similar alimento húmedo para mascotas.
Para colmo, a muchos estudiantes ni si quiera les llegó la canasta completa o si quiera la canasta. A otros les venía con alimentos en mal estado, podridos o con gusanos. Muchas fueron las denuncias y el mismo director de la JUNAEB tuvo que salir a confrontar la situación, prometiendo un arreglo. Sin embargo, al llegar las vacaciones de invierno (que el mismo Ministerio adelantó) suspendieron la entrega de las canastas durante esas 2 semanas. De hecho, hay niñes que recibieron su canasta hasta con 4 semanas de retraso, puesto que la segunda entrega se dividió en dos: una parte antes de las vacaciones de invierno y la otra después, terminando la entrega recién esta semana. El gobierno se lavó las manos en la situación terminando el contrato con la empresa que estaba encargada de proveer el servicio de alimentación. Una eventual tercera entrega de la alimentación está en entredicho. Según el director regional de educación de la Región de O’Higgins, la continuidad de esta modalidad de alimentación dependerá de lo que se determine a nivel central en relación al retorno o no de las clases presenciales.
Otro tema controvertido fue la Beca de Alimentación para la Educación Superior (BAES). Hace unas semanas, la JUNAEB había decidido “re-destinar” el dinero de Marzo y Abril de esta beca “para atender la crisis sanitaria” y por lo que la BAES no sería retroactiva. Esta medida dejaría a más de 570 mil estudiantes beneficiarios sin recibir los $64.000 que corresponden a esos dos meses. Fue tanto el repudio y rechazo popular a la medida, sobre todo en redes sociales, que nuevamente la JUNAEB tuvo que salir a dar explicaciones y desmintió su propia información. Sin embargo, tampoco aclaró la situación, ya que los procesos de cierre de año 2019 y matrícula 2020 no se realizaron en las fechas usuales, los que son definitorios en la entrega del beneficio.
JUNAEB: la punta del iceberg de la crisis de la educación pública
La mala calidad de la alimentación entregada por el Estado en los establecimientos públicos es algo que viene sucediendo hace décadas de la mano con la precariedad laboral para las manipuladoras de alimentos, a través del subcontrato y sueldo mínimo. Y no es sólo eso, como miles profesores gritaron en las calles en el paro de 2019, muchos liceos se llueven, le faltan vidrios a las salas, tienen plagas, se inundan, etc., al mismo tiempo que faltan recursos y materiales mínimos para desarrollar las clases.
La lógica de mercado con la que se maneja la educación en Chile es una de los legados de la dictadura de Pinochet. Profundizado los siguientes 30 años por los gobiernos de la derecha, Concertación y ex Nueva Mayoría, el desmantelamiento de la educación pública fue el plan a seguir para las y los políticos empresariales que veían en esto un plan de enriquecimiento. Casos de colusión entre empresas proveedoras de la JUNAEB o bien utilización “trucha” de la Subvención Escolar Preferencial por parte de sostenedores son ejemplos de esto. También casos de distintos municipios que han “metido mano” a los dineros de educación y de bonos jubilatorios de profesores, ya sea por mal uso, corrupción o endeudamiento municipal. Para qué hablar del negocio de los textos escolares. La lista es larga.
La herida de la educación pública es profunda y la crisis provocada por el Covid – 19 y las políticas asesinas del gobierno sólo la han hecho más evidente. La alimentación que entrega hoy el gobierno considera sólo al estudiante, dejando fuera a su familia. Tampoco considera a personas que no pueden salir de sus casas como adultos mayores o embarazadas, por ser grupos de riesgo. Muchísimo menos considera que son más de un millón de trabajadores les que han sido suspendidos o despedidos.
El cuidado de la infancia tampoco es un elemento estrella de los gobiernos de los últimos 30 años. Los graves abusos cometidos en el SENAME (institución creada en dictadura, por cierto) contra los menores que se supone que debe proteger así como leyes represivas como Aula Segura son apenas ejemplos de esta situación.
Es necesario exigir un sistema de distribución de alimentos de calidad acorde a la canasta básica familiar desde las escuelas, bajo gestión de los docentes, funcionarios, apoderados, estudiantes y financiado íntegramente por el Estado, para enfrentar la crisis y asegurar una buena alimentación que prevenga enfermedades. Es urgente que la comunidad educativa pueda actuar como una red solidaria y de unión entre sectores para poder coordinar la entrega de alimentación a todes les estudiantes.
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